Para bailar, para emocionarse, para cantar a los gritos, éstas son las canciones nacionales e internacionales que más sonaron en la redacción de ArteZeta.
“Lo que nos separa” – Los Reyes del Falsete
Un rasguido de guitarra desnudo. Un coro, de fondo, agudo. Un riff distorsionado, garagero. Una base electrónica que se dispara de fondo mientras se entonan las primeras frases. “Lo que nos junta, no es nada y es lo mismo que nos separa”. Esta canción expone, en una vitrina recién lustrada, la vajilla completa y reluciente que Juanchy Manchy, Tifa y Nica Rex supieron construir. Toda la versatilidad mutante de Los Reyes esta puesta en esta oda que nombra al mejor disco que lanzaron hasta el momento. Pablo Díaz Marenghi
“Lazarus” – David Bowie
En el contexto de un disco aventurero atravesado por pulsos de electrónica moderna, baterías exuberantes y vientos de jazz experimental, David Bowie regaló el último maravilloso clásico de su carrera. “Lazarus” tiene unas guitarras góticas que remiten a The Cure como marco sonoro y sobre todo una letra a través de la cual el ex Duque Blanco parece estar despidiéndose en secreto: “Mirá hacia aquí, estoy en el cielo / Tengo cicatrices que no pueden ser vistas”, dice Bowie mientras estallan sutiles ráfagas de distorsión. Dos días después de la edición de Blackstar, con la muerte de Bowie ya consumada como sorpresa dolorosa, esa línea que abre la canción con el característico tono dramático del cantante cobró un sentido especial y estremecedor. Matías Roveta
“La fórmula” – El Estrellero
Sin dudas, fue una de las más grandes apariciones del 2016. El Estrellero, que sorprendió a varios en el Festival BUE, lanzó uno de los discos del año en donde resignifican la definición del pop, se nutren de sonoridades de los 80 (como el post-punk o el tecnopop) y las adaptan de una manera poética. Como en “La fórmula”, en donde la letra cruza romance con mitología nórdica y la intro de guitarras parece esculpir un paisaje mitológico. Mientras la batería de Gregorio Jáuregui repiquetea, las guitarras de Lautaro Barceló y Alejo Klimavicius se entrelazan y se fusionan con el bajo de Juan Irio en un estribillo con fuerza hippie: “Pasábamos la tormenta, recostados en la hierba, viejo páramo de gloria, la locura y la tristeza de los prisioneros del amor”. Pablo Díaz Marenghi
“Gardenia” – Iggy Pop
El 2016 será recordado, entre muchas otras cosas, como el año que marcó el regreso de Iggy Pop a su mejor forma después de mucho tiempo: un discazo –Post Pop Depression– que rankea alto en su vasta obra, una superbanda y una gira mundial con shows demoledores (como prueba su performance en el Festival Bue, lo mejor que hizo sobre un escenario un artista internacional este año). “Gardenia” se editó como simple cuando recién se abría el calendario de lanzamientos y anticipó todo lo bueno que estaba por venir: un clásico instantáneo que oscila entre las vibraciones del riff con trémolo de Josh Homme y los tentáculos rítmicos que despliega el bajo con un poderoso groove, mientras Iggy se divierte con una letra sobre una historia de sexo al costado de la ruta y se define como el “gran poeta norteamericano vivo”. Es una canción que suena mucho más a Bowie que a Iggy, y en esas reminiscencias a las colaboraciones experimentales entre ambos de los ’70 está lo mejor de Post Pop Depression. Matías Roveta
“Cara de mapa” – Atrás Hay Truenos
El track 4 de Bronce (2016) condensa la sonoridad que esta banda nativa de Neuquén viene construyendo hace más de cinco años: distorsión psicodélica, un bajo oscuro y punzante, alla Joy Division, letras que remiten a la Patagonia y al romance. Los truenos persiguen al sol, escalan una montaña, olfatean el perfume del tiempo y decodifican una ilusión de coordenadas. 2 minutos y 7 segundos alcanzan para darle forma a una canción pegadiza y romántica que no por esto deja de ser rockera. Pablo Díaz Marenghi
“I Need You” – Nick Cave and The Bad Seeds
Mientras trabajaba en Skeleton Tree y el disco estaba bastante avanzado, Nick Cave sufrió la muerte de uno de sus hijos. Tras un período de duelo volvió junto a los Bad Seeds al estudio y completó la obra. ¿Qué sobrevivió, qué se reformuló, qué se hizo como nuevo desde cero? Más allá de esto, es imposible no buscar partes en las letras que remitan a este trágico episodio, sobre todo cuando el registro bajo de Cave roza el llanto y la musicalidad lúgubre de teclados trémulos y coros fantasmales está atravesada por el dolor. En la hermosa balada oscura “I Need You” queda en el oyente la elección de seguir el hilo narrativo que construye Cave (una simple separación de dos amantes) o pensar que se trata en realidad de una pareja destrozada por la pérdida (“Nada realmente importa cuando el que vos amás se ha ido”) que busca refugio en el amor compartido. Matías Roveta
“Rock y Juventud” – Andrés Calamaro
El gran Andrés, el campeón mundial de la canción, se despachó con otro disco, el número 14 de su carrera solista. Quizás es desparejo. Entre rarezas, odas a la nocturnidad y lindas versiones, aparece esta canción que recuerda a lo mejor de su repertorio. Es en estas composiciones en donde el Salmón se luce: “Barricadas del tiempo, trincheras donde se guarda lo perdido. Tres dibujos en la arena, de rock y juventud” canta con su voz inconfundible, en clave de balada mid tempo, acompañado de arreglitos de guitarras y teclados sutiles. Calamaro le canta a esa sociedad secreta que se grabó en su carne para siempre. Pablo Díaz Marenghi
“24K Magic” – Bruno Mars
Desde la paródica “The lazy song” y sus caretas de monos hasta su último álbum, 24K Magic (2016), Bruno Mars ha experimentado una transformación. Ya no es un mero cantante pop hypeado por el mainstream sino que se convirtió en un reconocido productor, un songwriter empapado de soul, funk, ritmos afro y en el escultor de un sonido. También se volvió un infaltable en las pistas de baile. En el tema homónimo hay retro-funk, hay una melodía pegadiza, se rastrean los orígenes de la electrónica de los 80, algo de hip-hop y autotune. Fiesta, mucha fiesta. Y a bailar como si no hubiera mañana. Pablo Díaz Marenghi
“Decks Dark” – Radiohead
Para Radiohead hay mucho más por seguir descubriendo en esa relación tensa entre máquina y hombre, entre lo analógico y lo digital, que atraviesa toda la obra prolífica de la banda más decisiva de los últimos veinte años. En “Decks Dark” la voz delicada de Thom Yorke habla de la oscuridad latente en los seres humanos y junto a una penetrante línea de bajo de Colin Greenwood se abre paso en un paisaje sonoro glacial y de engañosa simpleza, decorado con un loop de pianos procesados, una batería programada y unos coros espectrales sampleados. Pero son las guitarras de Jonny Greenwood y Ed O’Brien con sus disparos de distorsión suave a cada lado del estéreo lo que le dan a la canción un pulso rockero que remite a los mejores momentos de In Rainbows (2007). Matías Roveta
“La Tormenta” – Los Fabulosos Cadillacs
El primer disco con nuevas canciones desde La marcha del golazo solitario (1999) encuentra a Vicentico y Sr. Flavio haciendo las veces de dúo compositivo más que en cualquier otra época. Entre los dos pergeñaron esta opera rock, La maldición de Solo y Juan (2016) que cuenta la historia de dos hermanos que son el agua y el aceite. En tiempos en donde se discute el concepto de disco, los Fabulosos rescatan la idea de la obra conceptual y hacen un álbum para escucharlo en orden. Allí aparece una bella canción intimista que estalla como “No era para vos” o la oscura y extraña “Averno el Fantasma”. Pero sin dudas, “La tormenta” sintetiza el espíritu de la banda y vuelve a las raíces: un bajo electrizante de Cianciarulo que impacta desde el segundo cero; una melodía bien arriba y a puro ska. En el medio un rapeo inconfundible del guardián de las cuatro cuerdas, como no podía ser de otro modo. Los Cadillacs tocando para vos. De nuevo. Como si nunca se hubiesen ido. Pablo Díaz Marenghi
“Little Rain” – The Rolling Stones
En el verano de 1962, Mick Jagger, Keith Richards y Brian Jones se mudaron a un mugroso departamento ubicado en la calle Edith Grove en la zona de Fulham, Londres. Casi sin comida, muebles o camas para dormir, en condiciones de vida verdaderamente precarias, se dedicaron a estudiar compulsivamente los discos del blues de Chicago y así forjaron el sonido de la banda. “Aquello fue nuestra escuela, ahí fue donde se formó el grupo”, cuenta Richards en Vida, quien se pasaba horas junto a Jones buscando trabajar el weaving, “el maravilloso arte de tejer el sonido a dos guitarras”. Jimmy Reed era una de sus principales obsesiones por aquellos días y “Little Rain” es hoy la prueba de cómo los aprendices controlaron finalmente el gran truco del maestro: mientras Jagger regala melódicos solos de armónica (“uno de los mejores que yo he oído con la armónica de blues”, analiza en Vida Keith), las guitarras cómplices de Richards y Wood recrean a la perfección el embrujo hipnótico de la música de Reed. Un homenaje a sus propias raíces y la manera perfecta de cerrar la magnífica carrera de la banda más importante de todos los tiempos. Matías Roveta
“Víctimas del Cielo” – Las Pelotas
“Habla / dime cómo estás y qué hay en tu alma / cuéntame que aquí hoy somos más / víctimas del cielo”, canta con el corazón lleno Germán Daffunchio después de una intro de teclados envolventes a cargo de Sebastián Schachtel y sobre la base de un riff luminoso de su guitarra. Ciertos pasajes sonoros, el librito interno del disco y su arte de tapa le dan a Brindando por Nada un clima nocturno, pero es una noche de cielo despejado alumbrado por estrellas brillantes. Daffunchio propone interpelar al oyente, sacarlo de la oscuridad que pesa sobre el mundo, y la música de Las Pelotas se erige como un espacio de contención para buscar en momentos difíciles. El mensaje no puede más que emocionar, sobre todo cuando parte de alguien que a lo largo de su carrera varias veces tuvo que luchar para superar los golpes de la vida. Matías Roveta
“The Ministry Of Social Affairs”- PJ Harvey
En épocas en donde las estructuras son cada vez más efímeras y las ideologías parecen estallar por los aires, PJ Harvey construye en once canciones una cartografía cruda y poética de los tiempos que corren. Profundizando el camino que comenzó en Let England shake (2011) la oriunda de Dorset le canta a la esclavitud, a las esquirlas de la guerra, a la desigualdad o a la desolación. Una de sus canciones más potentes es “The Ministry Of Social Affairs” en donde construye una melodía con vientos que remite al blues del sur de los EE.UU (abre con un sample de “That’s What They Want”, interpretada por Jerry McCain And His Upstarts en 1956) y le habla a la obscenidad del poder. Canta: “¿Qué ha pasado? va y pregunta, el Ministro de Asuntos Sociales, cerca de donde se sientan los cambistas, en sus gabinetes de vidrio cerrados”. Sin dudas, una obra imperecedera que marca el presente a fuego. Pablo Díaz Marenghi
“You Want It Darker” – Leonard Cohen
La voz profundísima de Leonard Cohen se instala en el centro de la escena y se hace cargo de toda la situación, apenas acompañada por un órgano eclesiástico, un bajo musculoso y una percusión minimalista. Con su elegancia habitual el músico canadiense dialoga con el “Señor”, dejando que su registro bajo se fusione a la perfección con los coros cargados de espiritualidad y ese “hineni, hineni” irresistible. Son rasgos distintivos que recorren su última gran trilogía de discos –Old Ideas, Popular Problems y You Want It Darker– con la que Cohen experimentó un nuevo estado de gracia compositiva al entrar en su octava década de vida. Poco después del lanzamiento del disco Cohen murió a los 82 años y una frase de esta canción (“Estoy listo, mi señor”) resume cómo el tipo se despidió con altura. Matías Roveta
“El conquistador” – Palo Pandolfo y la Hermandad
El ex líder de Los Visitantes y Don Cornelio y la Zona lanzó en 2016 uno de los mejores discos de su carrera. Transformación (2016) reune doce canciones potentes, crudas, cargadas de melodías cautivantes y potencia rockera. Palo entra y sale todo el tiempo del rock al pop, del folklore al punk, de la distorsión a la canción despojada. Son varios los puntos altos de este álbum (como la hipnótica “Morel”, junto a Hilda Lizarazu) pero la frutilla del postre es, sin dudas, “El conquistador”. Aquí, con la potente guitarra de Ricardo Mollo punteando una columna vertebral de acordes, Palo cuenta la historia de un dictador despiadado, ebrio y megalómano. Sin dudas sirve como instantánea de los tiempos que corren pero, a la vez, sirve para pensar si semejante tirano puede llegar a vivir en nuestras mentes: “El fantasma del conquistador, que se arrastra por nuestro interior, se alucina en cruel libertad y su huella llegó hasta acá”. Pablo Díaz Marenghi
“En la fragua” – Skay Beilinson
Hay alguna molécula de blues en esta canción con pulso mecánico que abre con el diálogo de las guitarras acústicas (la de Oscar Reyna con un slide) como rasgo sonoro distintivo de El Engranaje de Cristal, pero más que sobre campos de algodón acá se trabaja en el corazón de una herrería. Skay golpea con su guitarra-martillo y saca chispas sobre el yunque con punteos explosivos disparados a discreción y los teclados orientales –marca de ADN del guitarrista- de Javier Lecumberry suman textura, pero todo lo que canta el músico de ojos color del cielo es igual de importante. Es difícil no pensar en algunas líneas de la lírica [“Golpeé al orgullo y la vanidad (…) Golpe tras golpe, por doce años / Forjé mi alma en la austeridad”] como mensajes autoreferenciales de parte alguien que construyó su carrera solista desde el perfil bajo y la humildad, alejado de la dimensión masiva pero con discos notables con vuelo propio. Matías Roveta
“Somebody else” – The 1975
En una época donde las canciones pop tienen más productores detrás que músicos o cantantes, la mente creativa de Matt Healy y su banda The 1975 destacan por la profundidad de sus composiciones. No hacen falta bailarinas ni grandes efectos visuales –porque, ¿Quién mira videos hoy en día?- para llamar la atención, sino una voz profunda, sentida y el ritmo marcado por los sintetizadores –instrumento fetiche del siglo XXI- para hablar de amor y relaciones que se entrelazan como cuerpos que se reconocen sólo por la foto de perfil. “Alguien a quien amar?/Alguien a quien necesitar?/ A la mierda, conseguí dinero”, sentencia Healy. Pero el dinero no es todo. Y tampoco ayuda. Martín Barraco
“Auto Rojo” – Surfing Maradonas
El imaginario de los Surfing Maradonas incluye visiones apocalípticas, extraterrestres, género terror, mitología e Historia épica, pero sobre todo un sonido demoledor en donde se cruzan el garage rock más demencial, el punk y metal. Hay lugar también para las sutilezas (la excelente “Poseidón”), pero este power dúo recoge el guante de El Perrodiablo y su propuesta musical es lo más parecido a tirar una bomba adentro de la sala y quedarse para escuchar la explosión. En “Auto Rojo” Esteban Maradonas canta como una bestia enjaulada sobre una historia que podría llevar al cine John Carpenter, mientras Fochi aporrea los parches y el Tano Marciello como invitado es todo virtuosismo en su guitarra solista que riega de solos heróicos todo el ancho de la canción. Una saludable piña al mentón para sumar otros colores en el contexto actual de la rica escena emergente. Matías Roveta
“No Problem” – Chance the Rapper ft. 2 Chainz & Lil Wayne
El Hip-Hop no para, la música no para, el arte no para. Cada tanto surge un nuevo tipo que se convierte en el rey del Hip-Hop, el año pasado fue Kendrick Lamar. Este año es Chance the Rapper con su excelente Coloring Book.”No problem” es el hit del disco, Chance les advierte a todos los de la industria que no se metan con él: “You don’t want no problems, want no problems with me”. El feat. de Lil Wayne es lo mejor del track, las voces de él y Chance se empiezan a mezclar hasta convertirse en una sola voz, una nueva voz. La nueva sensación. Joel Vargas
“Solo un rato” – Varias Artistas
Lucas Martí es una especie de criptógrafo. Desde la vereda de enfrente, decodifica, interpreta, junta pieza del rompecabezas que compone el universo femenino. Lo hace muy bien: Presión Social (2015) ya es la tercera parte de una trilogía dedicada a interpretar las diferentes aristas de la femineidad. “Solo un rato” derriba mitos sobre los cuerpos y la sexualidad: “no fallé ni estoy dudando, gasto el cuerpo igual que vos” cantan Alelí Cheval y Natalia Cabrera, dándole voz a una mujer que elige, decide y no es usada o consumida. La melodía es bien popera y de guitarras que dirigen la batuta. Las chicas sólo quieren divertirse. Pablo Díaz Marenghi