Un último repaso del año que se fue con las mejores notas y entrevistas de ArteZeta.

Time Warp: ¿Qué pasó? Por Alan Ojeda

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“Frente a la incapacidad o falta de interés del Estado en el asunto, los encargados de generar consciencia y salvaguardar la salud pública han creado sus espacios desde la ilegalidad. Páginas como Argenpills, Cannabis Café y Energy Control han sido claves en la política de reducción de daños tanto acá como en el resto del mundo, ya que su trabajo implica el testeo químico de drogas para determinar su pureza y su carga. También han sido los responsables de establecer una “ética del consumidor” algo insoslayable en una sociedad de consumo como la de hoy en día. Como siempre la solución de determinado problema no nace de una imposición de autoridad sino desde la comprensión integral de todos sus factores, algo que nuestro país parece desconocer”. Seguir leyendo.

Joe Meno: “Como escritor me interesa lo ambiguo”. Por Joel Vargas

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“Cuando estaba en primer año del secundario, me pidieron que para la clase de Español que escriba sobre un autor de habla hispana. Fui a la biblioteca, empecé a buscar y me encontré con Ficciones. Ese primer cuento sobre el planeta imaginario Tlön [Uqbar, Orbis Tertius] tenía todo lo que quiero de una historia. Me dejó bien en claro que si podías imaginar algo, podías hacerlo real. Cada tanto vuelvo a leer ese libro para recordarme mis comienzos como escritor. Pasé las siguientes semanas leyendo el libro e investigando. Dediqué más tiempo a ese ensayo que a ninguna otra tarea que me hayan dado en la escuela, y cuando lo entregué, el profesor me acusó de plagio y para probar que lo había escrito yo tuve que hacer otro ensayo sobre otro autor. Así fue como llegué a Gabriel García Márquez.

Para mí, tanto Borges como García Márquez escribían sobre mundos de posibilidades. Estaban particularmente interesados en la ambigüedad, en tomar prestado del mito, la ciencia y la historia para crear libros que se parecían más a lugares que a objetos. Soy un gran fan de Roberto Bolaño. Amo sus libros enormes, pero sus novelas más cortas como Una novelita lumpen es igual de bueno. También las novelas cortas de Alejandro Zambra son increíblemente ingeniosas e íntimas y Valeria Luiselli es maravillosamente creativa y su prosa feroz y juguetona”. Seguir leyendo.

Andrés Gelós: sci fi latinoamericana para millones. Por Matías Buonfrate

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“El verdadero truco de Andrés transcurre detrás de la pantalla, porque busca sacar de la galera un mercado unificado. Parte de presentar las dificultades más cercanas: ‘Argentina siempre fue un país de literatos. Cada vez hay más talleres literarios y talleres de guión. Tenemos buena pluma y buen ojo para ver cine. Lo que no tenemos es una industria para filmarlo’.  Si bien a nivel local el desafío es grande, Andrés entiende que hay una forma: ‘La única manera es armar esa industria. No existe, hasta que entendamos que Argentina es una provincia, Colombia es otra, México es una provincia, Chile es una provincia, Paraguay una más. Somos un país gigante, somos una potencia del entretenimiento del carajo. Sumá habitantes. Tenemos 350 millones, somos una potencia, somos un mercado. De acá, de América’”. Seguir leyendo.

Leo Oyola: “Kryptonita me ha dado muchas alegrías”. Por Lucas Villamil

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“La primera charla que di como escritor no la di en la Argentina, la di en Ibiza porque me habían publicado una novela en España. Fue en 2008, yo tenía 35. En ese momento tuve que hacer el pasaporte y en el lugar de profesión puse: escritor. Era un congreso internacional y los únicos dos argentinos éramos Juan Gelman y yo. Y estando él allá le notificaron que lo premiaban con el Cervantes. Yo era la primera vez que volaba e iba con todos los nervios de conocerlo al tipo, y fue muy fuerte. Cuando llegué al hotel lo primero que hice fue ir al baño del hall de entrada porque me estaba meando. Y cuando estaba meando había un tipo lavándose las manos que me dijo: “¿Así que vos sos el otro argentino?” Era Gelman. “Justo acá, la concha de la lora”, pensé. Un tipazo. Un día me dijo de ir a caminar a la playa, charlamos y me dio un montón de consejos que los sigo guardando. Me dijo: “Leí tu libro, me gustó muchísimo. Siempre que puedas leé los libros de los colegas con los que vas a viajar, porque es la manera de conocerlos y romper el hielo”. Un grande ese chabón, yo no sé si voy a poder devolver esa moneda con otro escritor más joven. Los más grosos no se la creen, tiran una mano, no ven competencia en el colega joven”. Seguir leyendo.

Pablo Montoya: “Los escritores colombianos escriben sobre violencia porque necestian curarse”. Por Alejo Vivacqua

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“La violencia que tiene que ver con las revoluciones, con los guerrilleros, los paramilitares. He abordado esos temas, pero no son los únicos que me interesan. Y como he sido siempre un artista, que ha estudiado música y al que le gusta la pintura y la fotografía, pienso que hay que traer estos temas a la literatura, pero nunca me alejo de esos temas de violencia. Es por eso que Tríptico…, o al menos así ha sido leída por algunas personas en Colombia, es como una reflexión sobre la violencia mucho más universal, pero que tiene que ver con nuestro país. Es un ejercicio de memoria, sobre qué hacer con las grandes violencias. En Colombia me han agradecido que haya abordado tangencialmente el tema. Es como si yo me retirara un poco e hiciera esta historia sobre la religión y la conquista y en esa novela se reflejara un poco lo que está pasando en Colombia”. Seguir leyendo.

Sué Mon Mont: “La cultura no puede depender exclusivamente de la inversión que hacemos cada uno”. Por Ayelén Cisneros

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“Al final es como una trampa, imagino a un funcionario diciendo: ‘dejalos, si quieren ser independientes y autogestionados, no gastemos un centavo en ellos’. La cultura no puede depender exclusivamente de la inversión que hacemos cada uno de nosotros, incluso vos que estás haciéndome esta nota, que como nos gusta lo que hacemos, somos de alguna manera engañados con nuestro propio discurso. Primero y principal porque existe una parte del presupuesto del Estado que está destinado a ser invertido en cultura. Y por otra parte, igual o más que importante, es el hecho de que hay artistas incipientes, incluso ya de larga trayectoria, que no disponen de los medios para vivir solo de su arte, que tienen que trabajar de otra cosa y hacer en el tiempo que les queda su tarea artística y además todas las tareas de autogestión y cuando el tiempo pasa y se suceden diversas frustraciones porque es remar en aguas difíciles, se cansan, se desalientan, abandonan, y algunos ni siquiera lo intentan de solamente ver a otros naufragar”. Seguir Leyendo.

Samanta Schweblin: “Me gusta mucho el terror de lo no dicho”. Por Joel Vargas y Pablo Díaz Marenghi

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“Me fascina la tensión, como escritora y como lectora. Toda mi búsqueda tiene que ver con esto. Pero la tensión no está solo en los thrillers y las películas de terror. Rebecca Solnit dice que un libro es un corazón que palpita en el pecho de otro. Es decir, el objeto al que llamamos libro no es el libro real, sino su potencial. Por eso hay tensión, porque hay dos energías atadas. Tensión es saber algo de lo que va a pasar pero no saberlo del todo. Es poder anticipar una historia que se confirma, pero dando siempre un paso al costado. Así que sí, me gusta mucho el terror, pero el terror de lo no dicho, o de lo construido junto al lector. No me interesa la violencia caprichosa, ni la sangre, ni los gritos. Hay algo curioso en el cine de terror: ahora es mucho más fácil mostrar lo monstruoso. Fascina la técnica, pero también hay algo que se pierde. Si tengo que hablar de mis películas de terror preferidas, casi siempre tengo que volver a los ’70, o los ’80, donde todavía las posibilidades de mostrar lo monstruoso era algo mucho más complejo”. Seguir leyendo.

Richard Ashcroft: “Soy un outsider en la música británica”. Por Agustín Argento

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“Mirá, yo salí de un lugar que no era mucho mejor del que salió Diego Maradona y eso es algo que la ‘parte intelectual’ de la cultura rechaza. Les gusta cuando les va bien a The Stone Roses, The Verve o a Oasis, pero sólo por un tiempo.  Después dicen: ‘Ok, ya está, no te creas que sos más inteligente que nosotros’. Ellos deciden qué es lo bueno y lo malo de la cultura, y cuando ellos dicen que vos sos lo malo, te quieren muerto. Por eso, en mi vida no hubo algo que me hiciera traspasar la puerta hacia el éxito, sino que yo sólo me hice el camino. Por un tiempo te chupan las medias y es como vivir en un hotel, donde te abren la puerta y te dicen: ‘¿Qué tal señor, todo bien? ¿Desea algo? Después de usted, señor, entre al negocio de la música, por favor’ (risas). Todo pasa por tener el control de tu propia historia, de escribir tu propio guión y no ser un cliché para morir en el cuarto de un hotel”. Seguir leyendo.

Tomás Abraham: “Siempre estoy preparando un nuevo libro”. Por Alejo Vivacqua

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“La sensibilidad cambia. Los soportes materiales cambian nuestra sensibilidad y nuestra mente. El cine cambió a la gente. Las redes sociales también, como nos modificó el alfabeto y la imprenta. No somos receptores de las cosas del mismo modo. Ir al teatro hace cincuenta años no era lo mismo que ir al teatro ahora, porque era el único lugar donde había visibilidad. Entonces la gente iba al teatro y ya ir era un acontecimiento, no importaba si la obra era buena o mala. Eso es aparte. Porque era el lugar de la representación. Hoy el lugar de la representación no es el teatro, es parte.  Hoy en día la representación tiene forma de pantalla, y cada vez más chica, y manipulable de varios modos”. Seguir leyendo.

20 canciones definitivas de Andrés Calamaro (Parte I)(Parte II)

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Calamaro escribió “Cuando te conocí” en un avión mientras leía la letra de “Tangled Up In Blue” de Bob Dylan y después, según sus palabras, se estrelló.  Es claro que se tratan de dos canciones hermanas, la temática es similar: un recuerdo de un amor, de esos esquivos, jodidos y un tipo envuelto en la tristeza: “y en el fondo es/ tan hondo mi dolor/ porque me voy, y no se puede cambiar/ de corazón como de camisa/ sin perder la sonrisa”. Ya es sabido que la génesis de la canción calamaresca radica en el desencuentro y se sostiene en lo catártico. Existen varias maneras de interpretar la metáfora “después me estrellé”, la más exacta quizás es que se inmoló cual kamikaze. Algo que siempre hizo el Salmón, inmolarse por una causa, por la expresión. Dejar todo en una canción. Joel Vargas

Paz Lenchantin: “Algo cambió en mí desde que estoy en Pixies”. Por Agustín Argento

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“Quizá mi formación no fue muy convencional porque empecé en la clásica antes de llegar al rock; creo que soy muy afortunada por haber tocado en bandas tan importantes. Mis padres tocan el piano clásico, mi hermana toca el cello, así que estoy en contacto con la música desde que nací. Cuando era chica miraba las manos de mi madre cuando tocaba, así que la música es un amor y una religión para mí. Encontré mi pasión desde la base de mi vida y eso me hace disfrutar mucho de ella. La música no es un camino fácil, sino que hay que transitarlo con mucho amor y pasión. Es como en una relación. Hay que ser muy pasional en esta profesión”. Seguir leyendo.

Noah Cicero: “Algo salió mal y no sabemos cómo arreglarlo”

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“Todo el planeta siente el temblor. El líder del país más poderoso (con la fuerza militar más grande que se haya visto) es un analfabeto estrella de la televisión reality. Es cierto: Trump será presidente de los Estados Unidos por al menos cuatro años. Si vivís en un país pequeño y las cosas salen mal -ya sea por un régimen dictatorial, una inundación o terremoto- al menos podías pedir ayuda a Estados Unidos, Europa o China y tal vez te ayuden. Pero si es Estados Unidos el que necesita ayuda, no hay nadie a quien llamar, nadie puede ayudarnos. Estamos solos.

Pensé que Hillary Clinton iba a ganar. Estaba convencido. Pensaba: ‘Nadie puede votar por una persona con tantas denuncias por acoso sexual en su contra, por alguien tan abiertamente racista y misógino, tan poco capacitado para dirigir el gobierno más poderoso del planeta. Nadie puede votar a semejante mentiroso’. Pero lo votaron. La gente votó a Trump”. Seguir leyendo.

Los Reyes del Falsete: “Hay que tratar de romper las estructuras, no reforzarlas”. Por Martín Barraco y Pablo Díaz Marenghi

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“Nos conocemos hace tanto tiempo, porque somos todos hermanos (risas), que hemos vivido situaciones altas y bajas mil veces, y hubo hasta momentos en que nos estábamos matando, o gente que nos decía que era insoportable sentarse con nosotros porque siempre estábamos discutiendo y creían que íbamos a separarnos porque somos muy intensos. Desde hace un tiempo que venimos en una relación que extrañamente después de diez años de estar juntos nos llevamos cada vez mejor y también fue pensar lo que nos gusta esto. Nos juntamos en los ensayos, volvimos a disfrutar de cosas como juntarnos el martes, fumar un porro y ensayamos a la noche. Para mí es medio como un milagro que a mis treinta años siga juntándome con los mismos pibes a hacer lo que me gusta en una situación tan linda. Entonces “Lo que nos junta” cerraba por muchos lados. Desde el concepto y más metafísicamente es lo que nos junta a nosotros. Este disco fue lo que nos juntó durante tanto tiempo”. Seguir leyendo.

Bob Dylan: Un Nobel en 10 canciones. Por Matías Roveta y Sebastián Rodríguez Mora

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¿El clásico ataque despiadado a una chica bien caída en desgracia que ahora tiene que salir a “garronear su próxima comida”? Esa es una de las lecturas más corrientes de la letra de “Like a Rolling Stone”, pero también es la versión más simplista, según el crítico Greil Marcus en su libro Like a Rolling Stone: Bob Dylan en la encrucijada. Allí Marcus cita al compositor Michael Pisaro, quien ofrece la mejor interpretación posible: “¿Qué tipo de decisión está insinuando Dylan? Hasta qué punto estás dispuesto a renunciar a tu pasado en nombre de un futuro desconocido donde no hay nada asegurado, donde todo está por hacerse, sin comida, sin hogar, apenas una camioneta lanzada por la carretera (…) Tengo que entender esto como una llamada a algún tipo de revolución espontánea; una no necesariamente violenta, pero sin dudas muy extraña”. Para Pisaro la letra de Dylan resume el espíritu de 1965, “el último momento en la historia americana en que el país podría haber cambiado, de manera fundamental, para mejor”. Tal vez el mundo no cambió tanto, pero sí la historia del rock: la revista Rolling Stone la señaló con absoluta justicia como la mejor composición de todos los tiempos, por “su diseño y ejecución revolucionarios” y porque Dylan creó acá “la canción popular con contenido y ambición artística”, según la reseña. O como resumió su propio autor en una entrevista de 1966 para CCBC que cita Marcus en su libro: “‘Like a Rolling Stone’ es definitivamente lo que yo hago. Después de componerla ya no tenía interés en escribir una novela o una obra de teatro. Ya tenía suficiente, quería escribir canciones. Porque se trataba de una nueva categoría. Es decir, que nadie antes había escrito canciones de verdad”. Seguir leyendo.

En busca de la novela K. Por Alejo Vivacqua y Joel Vargas

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Martín Kohan: “Me es difícil discernir cuál sería la novela kirchnerista, en términos de un ‘reflejo de espíritu de época’ o a partir de ‘temas’, porque no pienso la literatura como reflejo (es decir, como si fuera siempre realista) ni tampoco a partir de sus temas (como si se definiera en el contenido). Entiendo que la literatura, al igual que otras representaciones sociales, a veces necesita cierta distancia para poder figurar y dar sentido; pero también entiendo que la literatura, mejor que otras representaciones sociales, a veces logra producir esa distancia, y así habilitar una figuración y un dar sentido que no estaban todavía establecidos. Yo mencionaría, entre tantas otras posibles, El director (2005) de Gustavo Ferreyra, por caso; o el Diario de una princesa montonera (2012) de Mariana Eva Pérez”. Seguir leyendo.