La lista con los diez mejores trabajos del año a nivel internacional elegido por todo el staff de ArteZeta.

El 2012 ha sido un año intenso, con artistas ícono que siguen vigentes en su exploración musical, otros que empiezan a transitar el camino a convertirse en clásicos, y con otros que en su desafío constante a las reglas y a las tendencias del mercado siguen abriéndose su propio paso marcan un nuevo horizonte.
Desde nuestro lugar elegimos los diez mejores ejemplos de lo que el 2012 nos ha regalado en materia musical. Aquí la lista:

1 – Jack White – Blunderbuss

Un intento de recorrer el tráfico musical de Jack White inevitablemente nos hace perdurar en una máxima con cierto rigor metafórico: este individuo suda música. “Love Interrumption”, “Blunderbuss”, “Hypocritical Kiss”, “Hip (Eponymous) Poor Boy” despiertan un antagonismo que oscila entre la caricia sonora y el grito declamatorio. “Sixteen Saltines” tiene la intro que quedará adherida a la memoria reciente de cualquiera que lo escuche; “Freedom at 21” hace lo propio sin menguar potencia y precisión. Tanto el tema que da incio como el que culmina el álbum (los melómanos seguimos utilizando este término por puro románticos nomás) son resabios de la patología musical de White en sus anteriores trabajos en equipo. “Missing Pieces” y “Take Me With You When You Go” se propulsan como las estelas ruidosas que alguna vez supimos escuchar en la guitarra filosa y monocorde de Mr. Jack.

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2 – Dinosaur Jr. – I bet on Sky

Asentados ya en el siglo XXI con su formación original, Dinosaur Jr. sale al ruedo con I Bet On Sky, cuya gira de presentación los trajo por primera vez a la Argentina. “Watch the corners”, primer single adelanto del disco, es 100% marca registrada de J Mascis, con su falsete y una tormenta de riffs entrecortados y machacantes, y “Pierce the Morning Rain”, es una feroz y brutal demostración de cómo la banda no ha perdido su vehemencia. Por su parte, Lou Barlow se despacha con dos canciones (“Rude” y “Recognition”) que le dan una bocanada de aire fresco al disco entre tanto fuzz, sobrecargados wah-wah e interminables solos de guitarra cortesía de J. De todas las reuniones de bandas del movimiento Noise surgido a mitad de los 80’s, la de Dinosaur Jr. se conforma como la más honesta y arriesgada.

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3 – Soundgarden – King Animal

En los ’90, Soundgarden fue la banda que mayor variedad de matices le aportó al sonido grunge: métricas poco convencionales, oscuridad, climas orientales y la autosuficiencia rockera de Led Zeppelin encarnada en la mejor voz (Chris Cornell) y la mejor viola (Kim Thayil) de esa generación. Musicalmente, quedaron anclados allí. Y no está nada mal; King Animal es una muestra feroz de eso que los hizo grandes hace 20 años: riffs pesados, solos abrasivos de wah-wah, gritos sobrenaturales, grandes melodías y un toque de psicodelia. Pasó mucho tiempo desde Down on The Upside (1996), tanto que el mismo Cornell parece reconocerlo en “Been Away Too Long”; aún repitiendo viejas fórmulas –no por eso menos efectivas- Soundgarden volvió en forma con un buen disco que ofrece un viaje nostálgico en el tiempo. Pedirles más, a esta altura no tendría sentido.

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4 – Patty Smith – Banga

Doce canciones componen Banga. Doce muestras de la sutil permanencia en el tiempo. Horses fue su álbum más emblemático, Easter el éxito comercial, Banga la exhumación de su dolor latente. Escuchar a Patti después de una golpiza, con Jack Daniels en la boca mitigando el ardor, no es un plan tan malo. Una metáfora irreverente sería la siguiente: Adele tragando clavos y leyendo a Ginsberg. Una heredera: PJ Harvey. Hay gente que dice ser fanática de Patti solo por haber escuchado el último disco. Claramente es porque frecuentan la zona palermitana por donde hoy pululan los indie que no saben quién es Sam Shepard ni qué tuvo que ver la Smith. No hay método para medir la ternura o lo salvaje, simplemente hay que dejar derruir los oídos en las catapultas de su rabia, o simplemente adormilar en la gravedad de su garganta. Eso es Banga, eso es Patti. Esta reseña (¿reseña?) intentó fulgurar en el enigma: si nunca escucharon a Patti compren, bajen o roben este último disco, si lo hicieron han desperdiciado varios minutos de su vida leyendo algo que ya sabían.

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5 –Tame Impala – Lonerism

“Hay una fiesta en mi cabeza y nadie está invitado”, repetía Kevin Parker, cantante, multi-instrumentista y único compositor (la banda en sí) que realizó por su cuenta esta segunda placa de Tame Impala siguiendo a rajatabla la máxima que enarbolaba en “Solitude is Bliss”. Las doce pistas se convierten en experiencias sonoras de alto vuelo, olas envolventes que nos sumergen en la cabeza de este ermitaño oceánico. Y para colmo esa voz que tanto recuerda a la de John Lennon. Revolver (¡1966!) vuelve a convertirse en un referencia ineludible, pero la maquinaria de sintetizadores, reverberencia, samplers y demás efectos, es exacerbada al extremo, haciendo que el ritmo, en la mayoría de los casos, sea esclavo de las texturas oníricas. Un verdadero trip hacia los extremos de la mente, una joya anacrónica que nos recuerda porque había que tener cuidado con los ácidos marrones.

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6 – Bob Dylan – Tempest

A los 71 años, Bob Dylan vive un estado de gracia artístico. Desde el genial Time Out of Mind (1997) hasta la fecha, el longevo trovador norteamericano se ha mostrado incapaz de editar un mal disco. Más bien, todo lo contrario: sus álbumes son cada vez mejores. El flamante Tempest no es la excepción: consolidado definitivamente junto a la backing band deluxe que lo acompaña en vivo, Dylan logra pasearse con soltura -partir de tanto entrenamiento junto a sus compañeros de ruta- por el blues, el folk, el R&B, el contry y las baladas tradicionales. Pero en donde el viejo Bob se pone filoso es en las letras: historias de amor, de traición y de muerte pueblan el imaginario de sus canciones, y sin duda una de ellas quedará en la memoria: la emotiva “Roll On John”, un conmovedor homenaje a su amigo John Lennon. El Titanic –citado en la letra de “Tempest”- se hundió súbitamente contra todo pronóstico; Bob Dylan, en cambio, sigue subiendo cada vez más.

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7 – Smashing Pumpkins – Oceania

Oceania ocupa sin dudas un espacio entre esas creaciones que vale rescatar del 2012. La vuelta de Corgan trajo consigo un disco que transita de manera más que satisfactoria sensibilidad, psicodelia y agresividad mediante trece temas que nos remiten a sus creaciones emblemáticas manteniendo la identidad calabaza pero aggiornanda, dando como resultado una realización eficaz que despeja cualquier suspicacia de que sea una burda copia de lo anterior. Es un intento que inmediatamente se transforma en acierto desde la primera vuelta de audio que se le pega, y que a medida que se lo va escuchando más se afirma esa dulce sensación de estar oyendo a un viejo amigo nuevamente. “Violet rays”, “Oceania” y “Quasar” son los temas estandarte que sintetizan ese combo mencionado anteriormente. No se puede brindar y despedir el año sin haber escuchado este disco previamente y si ya lo hiciste, ¡Salud!

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8 – Muse – The 2nd Law

Luego de tres años sin presentar nuevo material, el grupo liderado por Matt Bellamy lanza The 2nd Law, su sexto disco de estudio. Un álbum marcadamente experimental que sintetiza el rock, la electrónica y la música sinfónica. A nivel conceptual el disco está relacionado con la Segunda Ley de la Termodinámica -una de las leyes más importantes de la física- la cual dictamina que, si bien la materia y la energía no se pueden crear ni destruir, sí se pueden transformar. Esta idea de conexiones simultáneas y transformación queda expresada a lo largo de las quince canciones que conforman el álbum. Con este nuevo LP, resulta sumamente perceptible el giro musical de la banda respecto del estilo que supo mantener durante casi una década: The 2nd Law está estructurado a partir de una gran heterogeneidad sonora que invita al oyente a atravesar un torbellino de sensaciones durante los cincuenta y tres minutos que dura el disco. Es precisamente esa capacidad innovadora, esta posibilidad de asumir riesgos, lo que permite que la banda de Teignmouth continúe en busca de nuevos sonidos, demostrando que siempre tiene algo nuevo para ofrecer.

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9 – John Cale Shifty Adventures in Nooky Wood

¿Cómo hace un músico a los setenta años para mantenerse vigente, navegando entre la ruta del mainstream musical y el avant garde? La respuesta la tiene John Cale. El ex Velvet Underground ha mantenido sus principios vanguardistas y al mismo tiempo liberó discos increíbles durante más de cuarenta años. En Shifty Adventures In Nooky Wood hay disonancias fundamentales a lo largo de todo el disco, creadas para generar incomodidad y comunicar una gracia sobrenatural en cada tema. Cale contiene más energía y vida en sus dos primeras canciones (“I Wanna Talk 2 U” y “Scotland Yard”) que en varios discos enteros de cualquier otra banda indie de esta década, y el tema “Nookie Wood” está dirigido con una voz ronca y abrumadora, aterradoramente similar a la de Tom Waits.

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10 – Japandroids – Celebration Rock

“¿Acaso no tenemos nada por lo que vivir?” cantan/gritan Brian King y David Prowse en “The House Of Wine And Roses”, tema que abre Celebration Rock. Armados solo con guitarra y batería el grupo confirma el camino ascendente iniciado en Post-Nothing (2009) con un tracklist creado con un solo propósito: saltar, bailar y celebrar. De ahí el nombre del disco de una banda que no gusta de pasar mucho tiempo ensayando y grabando, ¿Por qué estar encerrados en una sala cuando se puede estar de gira rompiéndola en el escenario noche tras noche? La respuesta es fácil diría el querido Walas: con canciones para cantar hasta la afonía (“Continuous Thunder”), para recordar mejores tiempos (“Younger Us”), y con las guitarras urgentes de “The House That Heaven Built”, es imposible permanecer quieto.//z

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