La banda de zona sur habla sobre su flamante disco, el crecimiento a partir de la amistad forjada con Litto Nebbia y su forma de concebir la música.

Por Martín Barraco y Pablo Díaz Marenghi
Fotos de Agostina Gianini

En el primer tomo de sus diarios, Ricardo Piglia recuerda a su abuelo haciendo ejercicios mentales al sol: “recita el número de los soldados de su pelotón o repite el apellido de los marinos que le dan nombre a las calles de Adrogué: Bouchard, Nother, Bynnon, Espora, Grandville”. Nos dirigimos el mediodía de un miércoles al vivero Genoveva, llevado adelante por Juanchy Manchy -guitarra y voz de Los Reyes del Falsete- y ubicado en la calle Bouchard. Nos recibió entre sonrisas y casi al mismo tiempo nos encontramos con Tifa y Nica Rex. Mientras el primero nos saludaba vestido con una remera de Batman y charlábamos sobre ex novias y notas recientes (se reían de una confusión acerca de quiénes eran los hermanos en la banda, un chiste que volverá una y otra vez durante la entrevista), el segundo sacaba fotos con una antigua cámara analógica. Entre suculentas y alegrías del hogar, charlamos respecto a Lo que nos junta (Melopea, 2016), el tercer disco de los Reyes que tiene, como principal característica, el padrinazgo musical y creativo de Litto Nebbia. La leyenda viviente del rock nacional los adoptó como parte del octeto que grabó con él cinco discos que repasan toda su trayectoria; colaboró en este disco y se volvió no sólo un referente para estos tres jóvenes músicos sino también un amigo.

Lo que nos junta se compone de canciones que dan muestra de la madurez que han alcanzado Los Reyes de Falsete luego de ocho años de trayectoria. Aquí aparece la experimentación, la seriedad (que no es lo mismo que solemnidad), la posibilidad lúdica de divertirse haciendo música y un tamiz de influencias que va desde la música beat, la electrónica, la cumbia y The Pet Sounds de los Beach Boys. En esta entrevista profundizan acerca del trabajo y la gestación de esta obra (su mejor disco hasta el momento), la influencia del trabajo codo a codo con Litto y sus proyectos futuros, que incluyen la presentación oficial este jueves en el Teatro Margarita Xirgú.

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AZ: Un poco jugando con el nombre del disco, ¿Qué los ha juntado a ustedes para hacer música?

Nica: Creo que es bastante mágico, como de la misma manera que es con las parejas. Uno no puede decir por qué eligió a su pareja, después de mucho tiempo podrás hacer algunas conclusiones posteriores de por qué te parece que eso funciona o no funciona. Nunca  pensamos “vamos a hacer una banda”. Fue más bien darnos cuenta un día que ya la teníamos.

Tifa: Todos tocamos desde hace mucho tiempo. Yo tenía una banda con él (Juanchy), él tenía una banda con él (Nica y Juanchy) y yo tenía una banda con él (Nica). Y en ningún momento se nos ocurrió que eso podía funcionar como una sola banda unida.

Juanchy: Lo que sí pasaba mucho era que nos juntábamos a zapar con lo poco que teníamos. Pero no lo tomábamos tampoco como el principio de Los Reyes del Falsete porque formaban parte de eso un montón de amigos. Nos juntábamos a fumar porro y, si había botellas, hacíamos música con botellas, lo que sea. Más que nada el dogma del asunto fue empezar a hacer algo juntos.

AZ: Este es el primer disco que lanzan bajo el padrinazgo de Litto Nebbia. ¿Cómo se sienten ustedes con eso?

J: Tener el respaldo de la figura de Litto es fantástico. Es algo que nos da mucha seguridad, más que nada por todo lo que aprendimos con él a partir de haber grabado “Los niños”.

N: Ese fue el principio de la relación. Ese día lo conocimos. Un amigo nos había dicho “che, llévenle algún tema” y estábamos charlando con él y le decimos “estaría bueno, si algún día te copás”. Después de eso grabamos seis discos con él, nos fuimos de gira a varios lugares, tocamos en el Colón, hicimos un montón de cosas. O sea que en este sentido es como vos decís, es el primer disco post Litto. En el otro (Días Nuestros, 2012) fue un invitado casi externo. En éste ya fue una influencia grossa porque estuvo desde el primer momento y ahí dimos por sentado que era parte del disco. Por eso mismo, en un momento lo charlamos y él mismo nos dijo “no sé si da para que yo esté como un invitado”…

J: Además de eso nos invitó a formar parte de su banda para presentar sus 50 años de rock, haciendo música. Ahí, con todos los discos que grabamos, que nos invitó a formar parte de ese octeto que armó y recorrer el país tocando con él, se afianzaron un montón de cosas, desde la relación con él a, justamente, relajar la relación con él. Fue dejar de tenerlo allá arriba…

T: Porque él te trata como un igual.

N: Va desde lo más material hasta lo mínimo. A mí por ejemplo, justo antes de entrar a grabar me afanaron todo: mi guitarra, mi amplificador, el teclado. Al toque Litto me dijo: “venite al estudio, agarrate la viola que quieras”. Eso como algo de lo más boludo. Al lado de todo lo que nos dio eso es nada. De alguna manera nosotros siempre habíamos sentido esa sensación y él fue el que nos dijo “sí, sí, obvio. Toda mi vida hice eso”. Nosotros decíamos que no se puede vivir de la música y además hacer lo que uno quiere. Y sí, se recontra puede. Nos regaló el libro de cómo Brian Wilson grabó The Pet Sounds, que nos voló la cabeza. Para nosotros siempre fue un disco muy emblemático, para él también. Nos volvió locos porque lo leyó también nuestro productor, Pablo Barros. Eso fue muy importante también en el proceso de creación.

J: Sin embargo, las cosas más grosas que nos dio Litto no son materiales. Son idealísticas (sic). Cómo afrontar la vida de ser músico, como entregarse a ser músico, estar al servicio de la canción y no pretender nada de la música. Obviamente siempre buscar tus derechos y pararte frente a quien quiera quitarte lo tuyo pero siempre haciéndolo por una cuestión de necesidad y tratar de canalizarlo. Por ese lado Litto creo que es la máxima expresión.

AZ: Todo este proceso tan intenso que cuentan, que vivieron a partir de esta relación con Litto, ¿lo pueden encontrar cristalizado en este último disco en comparación a sus trabajos anteriores?

T: Más que nada en la cuestión vocal. Fue algo que nos cambió, de hacernos todavía más cargo de que ya cantábamos pero siempre ibas desafinando, como para no hacerte cargo de que podías cantar bien. Tal vez fue decir “armonicemos, hagamos cosas más copadas”. Nos llevó a exigirnos.

N: Cuando pasamos a ser coristas de él, de golpe había que hacer tres voces diferentes, que las tres sumaran, cosa que quizás en la banda nosotros estábamos ocupados de tocar cada uno su instrumento y cantar; era como: “además de tocar la guitarra, yo canto porque no me queda otra”. La influencia concreta para mí está en el tema de las voces. Yo, entre otras cosas, en un momento tenía una mínima guita ahorrada, estaba dudando y salió el tema de comprarme un piano. Lo consulté con Litto y yo sentía que tener un piano era como dar un paso más en hacerme cargo de ser músico. Y salieron temas en piano, cosas muy así que fueron importantes. No sé si me hubiera animado antes a comprarme un piano.

J: Uniendo esto que decís del piano, también en la composición de muchos temas formó parte esa onda medio beat que tiene él, más cancionera de los sesenta, creo que en el último tema del disco se ve, lo compuso Nica en ese piano que habla, donde Litto hizo coros. Se ve muy reflejado también.

N: Yo tenía hecha la primera parte y le digo “Che Litto, me tenés que ayudar, tengo un piano que no sé para dónde va”. Era una situación de mucha más sinceridad. Una cosa más chiquita, más íntima.

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AZ: Se nota mucho el trabajo de lo vocal. Hay un tratamiento de las voces diferenciado, muy particular.

J: También hay mucho de tomárselo más en serio y de no achicarse. Para mí lo que antes era idear tres voces, ahora es “quiero hacer un coro en donde haya diez”. Realmente ponerse a hacer eso. Sentir la responsabilidad de tener que hacerlo y darte cuenta de que lo podés hacer.

N: Para mí fue muy importante un día que Litto nos dijo “ustedes que son músicos” no sé qué y como que nosotros, en algún sentido, sentíamos que era nuestro hobby. Bueno, nosotros hacemos otra cosa y además tenemos una banda de pibes que se junta a tocar. Cuando venía Litto a decirte que vos eras músico y que lo acompañes a él a tocar en el Colón, es una boludez pero adentro de tu cabeza algo dice: “capaz que en realidad yo podría”. ¿Cuánto más voy a necesitar para considerarme a mí mismo músico? Nos hicimos cargo.

T: Más allá de que el disco es más “serio”, “maduro”. Que suene bien. Que sea menos chistoso. Porque siempre nos resbalamos un poco con los chistes para no hacernos cargo de que era una banda. Era casi como un grupo de teatro under.

J: Algo más parecido a “Cha Cha Cha” (risas).

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AZ: Quedarán algunos condimentos, me imagino…

N: Sí si, claro. Más una cuestión para adentro. De creértela en el mejor sentido. Para poder hacer otras cosas. Decir “metamos violines, trompetas”. Compusimos nosotros los violines y las trompetas. Esas cosas que antes nos parecía como demasiado. Nosotros no lo haríamos.

AZ: En este acercamiento que cuentan, en esta amistad ya con Litto, y viendo lo que es la escena de la música ahora, ¿ven ustedes que hay una brecha generacional marcada entre los músicos de antes y los de ahora?

J: Eso creo que se ve muy reflejado cuando uno dice “Rock Nacional”. No creo que cuando uno diga “Rock Nacional” esté hablando de El Mató o de un montón de bandas que son súper trascendentales. Tampoco sé si yo lo acepto de esa manera. Creo que es algo más generalizado.

N: Litto es un buen ejemplo de que no. El siempre estuvo en el medio de un montón de cosas.

T: Yo la conocí a Rosario Bléfari (NdeR: con quien toca en Sué Mon Mont) y es una mina de la generación anterior y es súper jovial, súper actual, que siempre está buscando pibes nuevos para hacer bandas y siento que esa diferencia no existe más que en la cabeza de uno.

AZ: Analizando un poco más el disco, hay un componente en su música de esta cuestión, si se quiere de “la joda”, pero más relacionado con la frescura. Por ejemplo, meter un tema como “Supermercado chino”, que habla del estilo propio de ustedes. Que la seriedad no se transforme en solemnidad

N: Sí, nosotros somos muy así. Es nuestra personalidad. Para nosotros ni el violín es de la música clásica ni el super chino es del barrio. Porque además lo que hay que tratar de hacer es romper las estructuras, no reforzarlas. Hay bandas que se esfuerzan en decir “mi estilo es este y no me voy a mover un centímetro”. Que de hecho a mí me encantan un montón de bandas que son así, porque lo que hacen es hermoso. Pero nosotros somos muy de pensar “¿qué estilo, de qué me estás hablando?. ¿Tocar siempre las mismas notas? ¿Siempre los mismos instrumentos? ¡Divertite!”.

T: Cuanto más te encerrás, te encerrás no sólo a nivel músical, sino a nivel cabeza. Nosotros escuchamos música clásica, escuchamos bocha. Después música electrónica, cumbia, pop, rock. Para nosotros lo importante son las canciones. En cada género podés escuchar una buena canción. Por ejemplo, el primero y el segundo disco de Shakira están buenísimos. Si vos decís “eso no está bueno porque Shakira es una gila”, ¡te estás perdiendo de unos arreglos buenísimos y de una producción zarpada!

N: A mí me da como lástima a veces el que no puede salir de un género. Pienso en todas las cosas lindas que te estás perdiendo. Nosotros la otra vez nos pusimos a escuchar Buena Vista Social Club y ¡qué disco hermoso! No sé, yo no hago eso, es muy diferente pero es hermoso.

T: En este disco nos dimos el gusto de juntar todo. En el tema “Lo que nos separa” tenés un sampleo de Vivaldi, toda una parte completa de electrónica, guitarras eléctricas, batería, en una misma canción. Creo que todo eso somos nosotros.

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AZ: Nica, vos habías escrito para Remeras Rockeras sobre una de La Nueva Luna. ¿Cuál es la conexión de la banda, siguiendo la línea de la pregunta anterior, con la cumbia? ¿Qué les gusta? ¿Qué escuchan?

T: Damas Gratis, Pibes Chorros, cumbia santafesina, Los Mirlos. Los fuimos a ver cuando vinieron y fue increíble. Mala Fama… También pasa que estoy en mi casa y no tengo un disco de Damas Gratis. Si suena, suena. No es tan cuadrado el asunto.

N: Para mí lo de la remera rockera es un buen ejemplo porque es jugar con lo que significa para el otro. Yo me acuerdo que cuando era chico un amigo en el primario me prestó un cassette de La Nueva Luna y lo escuché escondido. Porque a mis diez años ya me daba cuenta que era raro. O sea, algo en mi cabeza me decía que yo escuchaba a The Smiths y Radiohead, y me daba un poco de culpa. Después de más grande pude decir: “¿por qué con culpa? ¿Por qué tengo que vivirlo como si estuviera haciendo algo malo?”. Parece mentira que hasta en el arte uno sienta culpa. Por suerte, porque somos los tres así y nosotros dos (señala a Juanchy) somos hermanos (risas) y con él nos conocemos de chiquitos. Eso también ayuda, jodernos desde chicos el uno al otro, tener un grupo súper abierto. Si tenés un grupo de amigos que te está jodiendo con lo que escuchás es mucho más difícil.

J: Nos hicimos amigos por tener bandas antes de la banda. Porque él (Nica) tenía una banda súper pop y yo una de Nü Metal. Ni siquiera de Heavy, era Nü Metal. Y medio que nos hicimos amigos y ya fue, nos sacamos el prejuicio de encima.

AZ: ¿Cómo fue el trabajo con Pablo Barros en este disco?

J: Pablo nos sabe interpretar muy bien, realmente sabe navegar muy bien entre lo que le pedimos.

T: Tenemos una libertad con él que no la sentimos con nadie. Somos muy, muy enfermos de que nadie haga nada excepto por Pablo, que mezcle el tema como le parece pero ya sabemos que él nos entiende.

J: Más allá de eso, yo creo que en el último disco se refinó mucho más la comunicación más que nada porque Tifa empezó a estudiar la carrera de Sonido y se armó ahí un team re interesante entre él y Pablito para que camine todo más fluido.

N: Nosotros lo que hacemos son tracks, canciones grabadas. Esa es nuestra obra de arte, si existe tal cosa como obra de arte, que lo podríamos discutir durante horas, pero lo que hacemos son grabaciones de canciones. Entonces cuando vos grabás canciones, el que le  pone reverb, el que hace el fade-out es una parte esencial. Es todo ese conjunto. Entonces para nosotros es esencial, no es sólo la canción y después se graba, más bien todo es una sola cosa. En ese sentido Pablito es la otra pata para que todo funcione.

AZ: Últimamente el disco como concepto se discute todo el tiempo y ahora hay como dos posturas: bandas que lo ven como el registro de un conjunto de temas y otras que toman el disco como una obra más conceptual. ¿Cómo lo ven ustedes con este nuevo disco?

N: Si hacemos un análisis profundo de eso, el disco como tal fue una necesidad de un formato con el que uno ve que ya no existe tal cosa. Que tenga esa duración y demás tuvo que ver con un formato. No era lo mismo antes, no es lo mismo ahora y no va a ser lo mismo después. Sin embargo, hay algo en eso del conjunto de canciones que nosotros llamamos disco por el formato, pero en realidad no es más que un conjunto de canciones, que de alguna manera sí tienen una relación porque son épocas. Ahora nos pasaron un montón de cosas que no nos pasaban hace diez años que en ese sentido está bueno unirlas, porque si no serían todas cosas separadas. A veces sí sacamos temas solos. Nos ha pasando con “Decile no”, o hicimos la canción del Mundial que era eso y punto.

J: También elegimos el camino más ecléctico, de hacer música diferente, desgenerada. El concepto y el sonido de la música es lo que ayuda a unir un poco todo lo que está pasando en un disco, que son un montón de estilos musicales, en una sola cosa.

T: Además te trae la idea de discos que escuchamos de principio a fin y de alguna manera uno quiere siempre poder lograr eso, A Night At The Opera, de Queen, OK Computer de Radiohead…

N: Mi Vida Loca, de Los Auténticos Decadentes…

J: ¡Qué buen disco boludo!

T: La verdad que nos gusta lo de obra conceptual, por eso está la tapa, que engloba todo y le da un color.

los reyes del falsete lo que nos junta

AZ: ¿Y cómo fue hacer el arte de tapa, Tifa? ¿Fue una idea tuya, sugerencia del grupo?

T: Hasta último momento no sabíamos cómo se iba a llamar el disco y ya lo habíamos terminado. Entonces armamos un chat gigante de Whatsapp con unos amigos para pedir ideas, un brainstorming, y salieron unas cosas increíbles pero había algo que no cerraba. El tema “Lo que nos separa” se llamaba en realidad “Lo que nos junta”. Entonces le cambiamos el nombre al tema y le pusimos ese nombre al disco. La tapa surgió cuando filmamos el video de “Van andando”, son fotogramas de ese video, escenas de nosotros y nuestros amigos alrededor del fuego.

N: Nos pegó un buen momento también. Nos conocemos hace tanto tiempo, porque somos todos hermanos (risas), que hemos vivido situaciones altas y bajas mil veces, y hubo hasta momentos en que nos estábamos matando, o gente que nos decía que era insoportable sentarse con nosotros porque siempre estábamos discutiendo y creían que íbamos a separarnos porque somos muy intensos. Desde hace un tiempo que venimos en una relación que extrañamente después de diez años de estar juntos nos llevamos cada vez mejor y también fue pensar lo que nos gusta esto. Nos juntamos en los ensayos, volvimos a disfrutar de cosas como juntarnos el martes, fumar un porro y ensayamos a la noche. Para mí es medio como un milagro que a mis treinta años siga juntándome con los mismos pibes a hacer lo que me gusta en una situación tan linda. Entonces “Lo que nos junta” cerraba por muchos lados. Desde el concepto y más metafísicamente es lo que nos junta a nosotros. Este disco fue lo que nos juntó durante tanto tiempo.

T: Nos dimos cuenta de cómo funcionan las cosas, de que los tres somos diferentes y que la unión de los tres es Los Reyes del Falsete.

N: Para nosotros fue importante, porque tener una banda es noventa por ciento relaciones humanas y el otro diez por ciento es hacer canciones. Todo lo otro es estar juntos, irnos de gira, viajar, estar acá, hacer muchas cosas juntos. Estuvo bueno darnos cuenta de eso a tiempo y poder disfrutarlo.

J: Ay, los quiero mucho.

[bctt tweet=”Elegimos el camino más ecléctico, de hacer música diferente, “desgenerada”” username=”artezeta”]

AZ: Ya hablamos bastante de la composición y de cómo trabajan como banda, pero respecto a las letras. ¿Cómo se toman ese trabajo?

J: Con las letras aprendimos a delegar por lo menos en su estructura a quién más lee, más escribe que es Nica. Más que nada porque sabe interpretar muy bien lo que queremos decir en palabras. Hay un rol asumido donde realmente Nica escribe a interpreta la esencia de lo que queremos decir en la canción y nosotros hacemos correcciones. Todas las canciones empiezan con un tarareo o una letra de mentira. Por ejemplo, “Fuera de foco” antes decía “Tifa está todo el día loco y no puede parar”…

N: Está bueno que cuando yo estoy haciendo una letra, soy la herramienta para que ellos escriban la letra, o cuando Juanchy está haciendo las composiciones de coro, él sea una herramienta y cuando Tifa está haciendo la tapa, él es el que está ahí pero para que nosotros también. En esos casos en el que uno está haciendo algo más que el otro es porque se está convirtiendo en la herramienta de los otros dos.

J: Ninguno es realmente un embajador de cada uno de sus roles. Los tres caemos con ideas de temas nuevos dispuestos a que sean destruidos y rearmados, y eso nos ayuda a tener un punto en común donde nos encontramos y estamos todos haciendo canciones y estamos en un mismo lugar.

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AZ: Está bueno eso que decís que ninguno es receloso de su lugar.

N: Y es re difícil. Ese nivel de intimidad en el que uno puede abrirse y mostrar algo sin miedo a quedar como un boludo, eso es re importante. A veces hay mucha gente en la sala, pero hay un nivel de intimidad máxima que es cuando estamos nosotros tres. La magia de la música está ahí, es lo que pasa en el centro de nosotros tres. Yo me acuerdo que cuando era chiquito quería dibujar y pintar, y yo pintaba y estaba solo y me decía qué raro es estar así solo. Había algo ahí que no cerraba. Y cuando empecé a tocar con ellos me di cuenta que era esto. O sea, que lo que estamos haciendo ninguno de nosotros tres puede hacerlo solo. Y la magia es eso, lo que pasa entre dos o tres personas o los que sean de la banda, y es re mágico.

AZ: Hay una reciprocidad entre ustedes muy fuerte, ¿puede ser ese el sello distintivo de la banda?

T: No sería lo mismo si tuviera una banda con otros dos. Claramente lo que nos da esa cuota distintiva es que somos tres personas únicas. Es diferente a cuando uno hace otra cosa. Yo tengo otra banda y no aporto lo mismo porque siento que mi rol es distinto. Ahí mi rol es tocar la batería y nada más. No aporto en composición, en producción ni en arte de tapa.

J: Él tiene otra banda, yo tengo otra banda, y más allá de que nos reunimos y hacemos canciones con otras personas, creo que hay algo medio intimista entre nosotros que es mucho más fuerte que en otros proyectos que tenemos.

N: A mí siempre me impresionó que cuando terminábamos de tocar en vivo, muchas más veces de la que yo hubiera pensado, lo que más te dicen es “cómo se te nota que se divierten”. Qué loco que el otro pueda ver eso y eso sea lo que le gusta como para venir a decírtelo. Y eso me parece que algo le hace bien al otro, algo que está copado. Es un gran elogio.

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AZ: Pasa en el arte en general, y en la música particularmente, que uno se alimenta de cosas, influencias, y muchos están mirando para afuera descuidando lo propio. No es el caso de ustedes, que escucharán cumbia o música clásica pero hacen lo suyo.

T: Es como que agarramos un montón de cosas que vemos y lo regurgitamos en nuestros pichoncitos que son los discos (risas). El problema es que esas ideas en algún lado están. Uno está haciendo un disco porque de alguna manera quiere sonar o llegar a sonar a esos discos de la infancia, como A Night At The Opera y “Bohemian Rhapsody”, pero no proponértelo porque ahí dejás de ser vos cuando querés ser el otro. Hay que mirarse a uno mismo.

N: No hay otra opción que hacer lo que a uno le gusta y lo que a uno le sale. Nosotros podríamos, no es que queremos hacer esta música, nos sale hacer esta música. Desde el primer día que nos juntamos hacemos esta música y es lo que va saliendo. También es medio utópico decir “Quiero sonar como…”. Hacemos esto, es lo que nos sale, es lo que podemos hacer y es lo que nos gusta, y es lo que nos junta.

AZ: Se vienen varias presentaciones del disco, sobre todo la oficial en el Margarita Xirgú, ¿Cómo se van preparando?

T: Por primera vez en la vida queremos que esa presentación esté sarpada, que estén los invitados del disco… Todo lo que grabamos no lo hicimos nunca pensando en cómo tocarlo en vivo. Es ponerte en una situación incómoda para ver cómo lo resolvés, así que ahora estamos súper incómodos viendo cómo mierda lo resolvemos (risas).

J: Somos muy de trabajar así, y dentro del camino nace una exigencia grupal y toda una dinámica que te lleva a estar recontra estresado pero a no abandonar ese camino.

N: Igual pensábamos justo en “Lo que nos separa”, que nunca pensábamos cómo lo íbamos a tocar en vivo, porque es un tema hecho en el estudio y eso ahora hay que llevarlo al vivo y es un laburo.

T: Estamos pensando en dejar el track y ponernos a bailar.

N: En ese sentido para nosotros esa fecha es importante porque nos gusta proponernos esas cosas, como presentación oficial. Ese día queremos tocar el disco entero y está bueno porque te pones esa vara. Es un juego, es el malo del primer nivel.//∆z