Diez artistas se expresan sobre la ley que busca incluir a más mujeres en las grillas  de festivales y eventos musicales argentinos.

Por Lucas González y Juan Martín Nacinovich

Foto de portada por Lucía Blaugrana

Impulsado por el colectivo X Más Músicas Mujeres en Vivo, el pasado 16 de octubre se presentó oficialmente en el Congreso el Proyecto de Ley de Cupo Femenino y Acceso de Artistas Mujeres a Eventos Musicales. La iniciativa, que ya cuenta con la firma de quince senadores de cinco bloques, fue entregada a la senadora mendocina Anabel Fernández Sagasti, quien posteriormente la giró a la Banca de la Mujer, presidida por Norma Durango, senadora por La Pampa.

De acuerdo al segundo de los once artículos que componen el proyecto: “Los eventos de música en vivo así como cualquier actividad organizada de forma pública o privada que implique lucro comercial o no y que para su desarrollo convoquen a un mínimo de tres (3) artistas y/o agrupaciones musicales en una o más jornadas y/o ciclos, y/o programaciones anuales, deben contar en su grilla con la presencia de artistas femeninas”.

En lo que refiere al alcance, el tercer artículo especifica: “El cupo femenino se encuentra cumplido cuando se componga por artistas solistas y/o agrupación musical compuesta por integrantes femeninas y/o agrupaciones musicales nacionales mixtas entendiéndose por éstas a aquellas donde la presencia femenina implique un mínimo del treinta por ciento (30 %) sobre el total de sus integrantes”. De esta manera, si el line up está compuesto por tres bandas, para que el cupo se cumpla debe haber “una artista solista y/o agrupación musical compuesta por integrantes femeninas y/o agrupaciones musicales nacionales mixtas”. En el caso de que la grilla sea de cinco, el número a incorporar se incrementa a dos. Si son nueve, la cifra asciende a tres. Ahora bien, para determinar cuándo una agrupación es mixta hay que aplicar la misma regla que indica el artículo dos: si son tres integrantes, una tiene que ser mujer, y así sucesivamente.

Por otro lado, el artículo plantea que “las artistas comprendidas en el artículo 2° de la presente Ley deben estar registradas en el Registro Único de Músicos Nacionales y Agrupaciones Nacionales Musicales, de conformidad con la Ley N° 26.801”. Esto no es menor si se tiene en cuenta que, como lo sugiere el artículo 7, “la autoridad de aplicación de la presente Ley es el Instituto Nacional de la Música (INAMU)”. En caso de incumplimiento, estipula el artículo nueve, “deben pagar una multa por un valor equivalente hasta el seis por ciento (6 %) de la recaudación bruta de todos los conceptos que haya generado la actuación de los eventos de música en vivo”.

En este escenario, distintas voces de la escena musical argentina se expresaron a propósito del Proyecto de Ley de Cupo Femenino.

Mariana Päraway

Estoy a favor del Proyecto de Ley de Cupo Femenino en recitales por mil razones. Hay una parte de la cultura que no está representada ni valorada, donde las personas se están perdiendo de una visión y referentes diferentes. ¿Posta solo no hay mujeres en los escenarios porque no se lo merecen o no son buenas? ¿Ninguna?

Esta Ley de Cupo nos hace revisar las cosas que están normalizadas, para poder cambiarlas. Tengo tantas amigas, tan talentosas, que hacen canciones hermosas, que tocan genial y no están ahí. No las veo en los festivales. Me encantaría verlas, me encantaría verme. Lamento que sea a la fuerza, con una ley, pero hoy es la herramienta que tenemos. Espero que algún día no haga falta para llegar al 50 por ciento.

Esto es un movimiento mundial, “no es que solo en la Argentina no somos buenas músicas”, sino que hay una falta de representación femenina en la cultura global. Y si nos ponemos a revisar la historia, te das cuenta: ¿dónde están las compositoras del período clásico? ¿dónde están las pintoras renacentistas? Seguro que había un montón, que tenían unas ganas bárbaras de hacer cosas, pero se tenían que cambiar el nombre a uno de varón o disfrazarse, ¡hay infinidad de ejemplos donde los maridos se robaban las obras de las esposas!

Mora Riel – Riel

Estoy totalmente a favor del Proyecto de Ley de Cupo Femenino en festivales y eventos musicales. Está claro que predomina la presencia masculina en los escenarios dentro del rock, el indie y en general en la mayoría de los géneros musicales. Me parece muy importante empezar a cambiar esto y darle el espacio que se merecen a todos los proyectos, bandas y solistas mujeres, que somos muchas y cada vez más.

Por eso valoro infinitamente todo el esfuerzo que está haciendo el colectivo de mujeres músicas y lo que estamos logrando todas juntas haciéndonos escuchar. Desde que me acerqué, entre tantas otras colegas, a firmar a favor de la legalización del aborto, quedé admirada con la unión que hay y las ganas de luchar por un ambiente más inclusivo e igualitario.

Andrea Álvarez

Ahora que la sociedad está más receptiva en todos los ámbitos, se puede plantear esto que hace tiempo veo: la falta de visibilidad de las mujeres en lo que muchos llaman el ecosistema de la música.

En un país donde la música independiente está en crisis, donde no se cumplen las leyes, lo importante de este proyecto es que se nombre el tema, que se vea, que se registre como un problema. Si no, no existiría una propuesta como el Proyecto de Ley de Cupo Femenino.

Están los que dicen que la responsabilidad de que las mujeres no nos veamos tiene que ver con la calidad. Pero lo cierto es que la escena rock y pop se volvió aburrida y monótona por los artistas que encabezan esa chatura, que son varones. El otro motivo es el monopolio. Si bien no me interesan los festivales por cómo están planteados, muchos en su mayoría carecen de presencia femenina. Y cuando la tienen, son personas que están bancadas por sellos grandes. O sea, ¿cómo vas a elegir artistas si nunca los escuchaste?

Es fundamental para mostrar que el problema existe, que no podemos seguir negándolo. Que si bien la mujer no va a salvar la escena musical, sí va a dar un viento de cambio que nos puede sorprender. O que por lo menos será diferente y podremos elegir. No es una imposición, es una ley que se hace para tomar conciencia.

Todo este cambio es muy reciente y el agua está muy movida. Es una toma de conciencia muy importante, profunda, que trasciende la visibilización de la mujer, que muestra a los que tenemos menos oportunidad de ser vistos en general. Entre todos, empezamos a ser conscientes de otras problemáticas que existen, que siempre estuvieron. Es bueno que se nos tome en cuenta a los excluidos en general.

Ángeles Rojas – La venganza de Cheetara

Es lamentable que tenga que haber una ley para que se incluyan artistas sonoras mujeres en festivales, eventos y fechas. Y sin embargo lo considero híper necesario porque desgraciadamente sigue habiendo mucha desigualdad a la hora de curar una programación.

Por suerte, hay cada vez más plataformas de difusión sonora como el caso de Feminoise o la Red de Mujeres en el Sonido que abren de a poco las posibilidades de acción dentro de la escena. Creo que la ley es un buen camino para que la cantidad de música hechas por músicas pueda ser valorada, difundida y escuchada.

Paula Maffía – Las Taradas

Claro que estoy a favor del Proyecto de Ley de Cupo Femenino, de hecho soy parte de la mesa chica que la impulsó. Tenemos la esperanza de llegar a tener una totalidad de votos en el Senado y que la media sanción de diputades sea también feliz. Creemos que es una ley necesaria, que tiene que salir porque básicamente hay una naturalización en ver un escenario poblado en su totalidad por bandas de varones, con sus músicos, y eso implica que es un trabajo exclusivo para los varones, en relación también a la gente detrás del escenario: productores, managers, técnicos, sonidistas, stages, iluminadores, fotógrafos, etcétera. Ante la típica pregunta y/o consigna, que parece ser de crítica bondadosa, del “por qué tienen que pedir una ley si son buenas”, les puedo decir que cada vez que comparto algo que hace una colega mía que admiro, todo el mundo me dice “cómo puede ser que no la conociera”, y me pregunto lo mismo: cómo puede ser que no la conocieras.

Confiamos en que generar una ley donde se obligue un cupo mínimo de 30 % va a empezar a vencer esta reticencia que tienen quienes programan los festivales y donde se distribuye gran parte del dinero de la música. Van a verse obligados a tener que convocar mujeres, van a darse cuenta de que somos buenas, van a darse cuenta de que cortamos tickets, van a darse cuenta de que no son solamente dos o tres bandas de mujeres, sino que hay un montón de proyectos increíbles.

La gente no sale a consumir cosas nuevas. Por un lado está el público melómano que se acerca a los shows y es muy contemplativo de la escena femenina y disidente, pero también está el gran público que espera que le pongan el plato de comida enfrente, que escucha lo que suena en las radios. Invito a quienes lean esto a que empiecen a calcular cuánta música de mujeres les llega. Cuando vean un festival, pregúntense: ¿cuántas bandas de mujeres estoy viendo en este line up? ¿Cómo puede ser? Cualquier festival que es importado tiene un line up mínimo de 50 % de mujeres, porque el resto de productores de otros países ya lo vieron. Un público crítico, informado, melómano, que se precia de tal, no consume un festival exclusivo masculino, porque no es un correlato de la realidad artística ni social. El mundo no está conformado en una totalidad por varones. Esto tiene que ver no solo con la calidad musical y el compromiso musical, es una decisión política. Es un discurso que está invisibilizado: mujeres y disidencias.

Es fundamental que empecemos a hacer un porcentaje mínimo. La ley no pide un 50 %, pide un 30 %. Esto implica no solo músicas en los carteles, sino también músicas trabajadoras arriba de los escenarios. A su vez, personalmente insto a mis compañeras y colegas a que empiecen a incluir más mujeres en sus formaciones musicales y más técnicas mujeres. Estoy muy conforme con un plantel casi exclusivamente femenino y sé que estoy trabajando con la mejor gente. Ni varón ni mujer, la mejor gente en su oficio. Y lo constato día a día, en calidad de servicios y en calidad de trato.

Paula García – Sobrenadar

Necesitamos ver a más mujeres en los escenarios ahora mismo. Esta es la única forma en que las próximas generaciones que se incorporen a la música puedan verse en el futuro como parte de una industria abierta a todxs.

También me parece imprescindible poner en el foco de la cuestión la participación de mujeres que realmente producen, componen y se autogestionan. Estamxs educadxs en una cultura que piensa que quienes venden arriba del escenario tienen que tocar música hueca, vestidas de colegialas y pompones rosas, siendo títeres que responden, como si fuera poco, a un trabajo de producción/composición meramente realizado por hombres, porque suponemos que no tienen necesariamente el talento técnico para hacerlo ellas mismas.

El sexismo es sistemático y, a menudo, sutil. Por eso es indispensable que la ley se aplique y fomente la paridad de géneros sobre los escenarios de diferentes festivales. Hay muchas artistas con talento que esperan ser contratadas y tener un espacio real de reconocimiento escénico.

Julieta Heredia – Boedo

A mediados de 2002 en Río Grande, Tierra del Fuego, formé con tres amigas la primera banda femenina de rock en la ciudad y quizás en la provincia. Después de dos meses de ensayo salimos a tocar en recitales y eventos locales, pero no sentimos que estábamos haciendo algo disruptivo; teníamos los instrumentos en casa y no había mucho más que hacer al aire libre por las condiciones climáticas. Aún así éramos las únicas chicas en los escenarios porque ya contábamos con una gran ventaja: nuestras familias tenían alguna relación con la música y siempre nos apoyaron, pero me pregunto cuántas más podrían habernos acompañado en un ambiente equitativo. En esos años no era (y no es) nada habitual que los padres inviertan en una batería o un amplificador para sus hijas, no solo por el costo y el espacio, sino porque el rock sigue siendo una actividad típicamente masculina.

En el proyecto de ley que se encuentra en discusión, el objetivo tiene que ver con el ámbito laboral pero hay algo más importante. Mercedes Liska, investigadora del CONICET y doctora en Ciencias Sociales, contó en Página 12: “Es importante que los festivales, ciclos y programaciones anuales contribuyan a construir imaginarios de los géneros y las sexualidades más equitativos”, como un primer paso para ampliar las representaciones instaladas en el rock y la música en general.

Caso aparte: Joy Press, escritora y crítica norteamericana, señala en su libro Stealing The Show que, en su país , durante los últimos dos años, el 26 % de las series de cable y streaming fueron creadas por mujeres, en una industria que sigue siendo dominada por hombres. También indica que los shows donde hay al menos una creadora de sexo femenino tienden a contratar más mujeres como guionistas, productoras o actrices en roles protagónicos. Esta desigualdad estructural también se aplica a la industria musical, por supuesto.

El Proyecto de Ley de Cupo Femenino es el primer paso y el próximo es lograr que más mujeres puedan desarrollar su actividad como productoras, programadoras de ciclos, ingenieras y operadoras de sonido, periodistas y editoras de medios musicales, entre otras actividades.

Celsa Mel Gowland

Servirá como una herramienta hasta tanto no exista un cambio natural que haga que la gente se dé cuenta. Los primeros en hacerlo tienen que ser los productores y curadores de festivales, porque la escena musical argentina cambió muchísimo en los últimos años.

Hay que derribar esos prejuicios que ponen a la mujer en el lugar de no convocante, que no vende. En el mundo, todos los números dicen lo contrario. Es cada vez mayor la influencia de las mujeres en la música.

Entonces, esta ley lo que intenta es una herramienta de discriminación positiva para visibilizar el talento de la mujeres. Talento que existe y en enormes cantidades, pero no lo podemos ver. Es un reclamo de género, pero, por sobre todas las cosas, es un reclamo laboral.

No sorprenden las críticas porque son minoritarias al lado de la cantidad de apoyo. Son las críticas que se esperan siempre del patriarcado. Y de un mundo machista que también atraviesa a las mujeres, pero son minoritarias. El público ha cambiado, las mujeres quieren escuchar a mujeres.

Carolina Pacheco – Señorita Carolina

Me parece súper necesaria una ley, en principio de cupo y más adelante de paridad. Hay muchísimas mujeres en actividad que no son convocadas ni a los festivales ni a muchos conciertos grandes ni a telonear. Y no es tan difícil de llevar a cabo.

La mujer tuvo mucha menos influencia desde el principio en la historia del rock. Recién en Estados Unidos, en tiempos de guerra, ocupó ciertos roles porque había menos hombres activos. Incluso en la industria de la música. Situémonos en los años 60: de diecinueve músicos que salían en la tele, veinte eran varones. La estadística real debe ser incluso peor.

No tener influencias, no ver a alguien cuando sos chica, repercute. Tuve que ver a mujeres haciendo eso para pensar que era posible. Me acuerdo patente que, apenas empecé a tocar el bajo, vi a Suárez, y a Rosario (Bléfari) con la panza gigante. Recién ahí me hizo click la cabeza: embarazada también podías rockearla, porque ella bailó, cantó, saltó.

Durante mi embarazo, yo también toqué, me moví y bailé. Giré como corista de Miss Bolivia hasta el octavo mes, y eso fue posible porque vi a una mujer hacerlo cuando tenía diecisiete años. Por eso, si no hay mujeres visibilizadas en la música a nivel igualitario con los varones, hay mucha menos influencia para las generaciones que vendrán.

Paula Trama – Los Besos

Finalmente tenemos un Proyecto de Ley de Cupo Femenino, una medida que busca democratizar y reparar una realidad que arrastramos desde el Big Bang y “la aventura del hombre”. Esta ley es fruto también de un trabajo, de una insistencia y de una lucha que dan mucha alegría. Faltan mujeres en los escenarios, esto ni hace falta explicarlo, me parece, pero podemos indagar y ver cuánto faltan y compararnos con otras regiones. Bueno, tenemos uno de los porcentajes más bajos de mujeres en escenarios de la región: 13 %.

La Ley de Cupo busca un 30 %, con inclusión de bandas mixtas (o sea, no de totalidad mujeres, a no asustarse, muchachos). Me ha pasado que productores musicales que hace años trabajan en festivales con artistas, bandas, me dicen que “faltan bandas de mujeres”, o que “cuesta encontrar bandas con mujeres”. Bueno, bienvenida esta ley. Sea por expresa misoginia (“no hay buenas bandas de mujeres”), o por la bacteria zombie (“no hay bandas de mujeres”), el asunto es que la Ley de Cupo busca, respectivamente, reparar y despertar. Y que los eunucos bufen.