El flamante cuarto disco de Señorita Carolina, El latido en la boca, muestra un cambio en la carrera de la cantautora. Carolina Pacheco, alma matter del grupo, explica los prejuicios que venció para sacar una placa diferente.

Por Agustín Argento

Cuando uno entra al departamento de Carolina Pacheco se encuentra con discos de The Smiths, AC/DC y Deep Purple. La cajita de With Teeth, de Nine Inch Nails, está sobre el mueble de la computadora y la cara de Robert Smith aparece por entre los almohadones de la cama sofá del comedor. La discografía que comparte con Alejandro Pugliese, pareja y guitarrista de Señorita Carolina, muestra a las claras el vertiginoso cambio que El latido en la boca presenta; un cambio que refresca la carrera de esta pateadora del under. Carolina, además, forma parte del staff de Miss Bolivia y del dúo Nikola (junto a Leo Acevedo de Segba). Variedades sonoras, como quién dice.

“En este disco no filtré ni censuré ninguna canción. Dejé que fluyan. Realmente, mientras lo grababa sentí un gran ‘desprejuicio’”, dijo, mate mediante, en un reportaje con Arte Zeta. “Para este disco, nos animamos a hacer más, sobre todo Pugliese. La forma en la que trabajamos los temas hizo que cada músico pensara mucho en su instrumento, sin la idea tácita de complementar a los demás. A pesar de esto, creo que el disco es muy concreto”. Y vaya si lo es.

Grabado en Resientelo Estudio a finales del año pasado, para Carolina Pacheco el trabajo afrontado fue un desafío, no sólo sonoro, sino también estético. “Yo quería que El latido… sonara moderno, pero, al mismo tiempo que no pareciera radial. Eso me atemorizaba un poco”, confiesa.

A pesar de que la diferencia con sus anteriores discos es notoria, Carolina encuentra un hilo conductor con Florecida, el primero, editado en 2008. “En aquel entonces -explica- si bien entraba con temor al estudio, no me hacía tanto problema a la hora de cantar. En los otros dos álbumes (Corriente, de 2010 y Más Filoso, de 2011) estaba más preocupada por la técnica. Ahora, dejé que la voz fluya”.

“Por otra parte, en este disco me comprometí más en la producción. Estuve presente en todas las sesiones de grabación. Le cocinaba a los músicos mientras grababan y en los recesos me quedaba con ellos charlando en el patio o mirando al cielo”. Esta presencia constante de Pacheco en el Estudio, sin embargo, no fue para imponerse, sino para darle libertad a las canciones. Así, la guitarra acústica, presente en los trabajos anteriores y en las composiciones de éste, por momentos pasa desapercibida. “Me animé a que la guitarra no estuviera al final del tema. Fue tal el cambio, que Alejandro (Pugliese) le pedía a los músicos que tocaran libremente, que no tuvieran en cuenta la acústica que sonaba de referencia”.

“Creo -afirma- que todos cedimos en pro de la canción y eso se ve al final. Cada tema tiene su personalidad y por lo que me dicen los que escucharon el disco, no hay un tema predilecto para todos. Cada uno tiene el suyo. Y eso está bueno”. Los músicos que aparecen en la producción también son variados. A pesar de que en “Ven a mí” ella canta ‘Nunca tuve amigos de verdad’, la realidad parece demostrarle lo contrario. Así, el diálogo con los invitados no fue, según sus palabras, “con el lenguaje técnico que un productor debería tener”: “Yo les decía, por ejemplo, ‘imaginate que estás en un bosque, a oscuras, y que somos dos brujas elaborando una poción’. Y en vez de mirarme como si no entendieran, cantaban lo que el tema requería”, dice, en medio de risas.

Así como Morrissey se desprendió de su “Stephen Patrick” de nacimiento, Carolina Pacheco deja de lado su apellido para transformase artísticamente en Señorita Carolina. Pero, a diferencia del inglés que clama por su ser “mal ajustado”, ella, por el contrario, asegura estar “más ajustada” en lo que quiere. Siempre, de cara a lo que viene.

“El rock independiente no quiere ceder”

“El viejo rock nacional no le quiere dar lugar al nuevo, pero no le va a quedar otra, porque en el under se está llevando mucha gente”. Carolina Pacheco está segura de que la situación del rock independiente está con un claro envión y, sostiene, la industria clásica de la música local deberá, tarde o temprano, darle su espacio.

Esto, para la cantautora de largo recorrido en la escena, es “inevitable”. No quiere detenerse a alguna banda en particular, pero menciona a grupos independientes que llenan lugares como Niceto o La Trastienda, otrora exclusivos para conjuntos con productora. “Yo veo una esperanza en todo esto. Falta, en una de esas, que muchos músicos se den cuenta que hacer música es un trabajo que debemos defender”.

Sin embargo, también crítica, sin precisar, a muchos boliches que se comportan como ghettos. “Yo, dentro de todo, que vengo desde hace tiempo, consigo lugares para tocar. Pero hay muchas bandas nuevas que llaman dónde sé que hay fechas libres para shows y les contestan que está todo ocupado para presentaciones. Eso también debería cambiar”.

Señorita Carolina se presenta a dúo (con Alejando Pugliese en guitarra eléctrica) este sábado 3 de mayo a las 19:00 en Casa Presa, 2636, Villa Urquiza, CABA.