Después del éxito de Daredevil, Netflix volvió a apostar por Marvel y nos trajo a Jessica Jones, otra heroína de que se muda de los cómics a la pantalla chica. Girlpower, film noir y superpoderes.

Por Ale Turdó

¿Hay algo que Netflix toque y no se convierta en un hitazo? Para la crítica y la audiencia –y también para el hype– parecería que no. A la vitrina de éxitos de la compañía de streaming podemos agregarle su segundo porotito en colaboración con Marvel: Jessica Jones venía causando revuelo en todos lados mucho antes de su estreno, y en particular dentro de ese microclima intenso llamado Twitter. Y en buena medida la nueva serie está a la altura de las expectativas.

Jessica Jones es uno de los personajes más jóvenes del universo Marvel, recién vió la luz en los inicios de este milenio, pero en poco tiempo se volvió una de las favoritas. Tal vez haya sido esto lo que encendió las alarmas de las mentes detrás de Netflix y su propio universo de producciones originales.

Desde fines de noviembre la compañía puso a disposición de sus usuarios los trece episodios que componen la primer temporada. Jessica Jones es una mujer con fuerza sobrehumana que busca escapar a un pasado traumático trabajando en su propia agencia de investigación privada, buscando que su don vuele bajo en el radar de los habitantes de Nueva York.

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Ella es el anti-héroe arquetípico: bebedora, malhumorada, solitaria y con más ironía que sentido del humor. Pero todo tiene un porqué: la serie inicia en un momento en que Jones intenta dejar atrás un pasado oscuro de tragedias familiares y relaciones tóxicas. De forma consciente o como sublectura poco disimulada la serie se apoya en dos problemáticas de relevancia en la actualidad: la violencia de género y el estrés post-traumático. En el pasado inmediato, Jones se encontraba bajo el poder de Kilgrave -el villano de la serie, interpretado por el genial David Tennant- un hombre con poderes mentales para lograr que todos hagan lo que desea con sólo decirlo, su poder es la palabra. Bajo ese trance Jessica fue forzada a utilizar sus poderes para llevar acabo acciones que la atormentan en el presente. La serie hace un buen trabajo dosificando la información que permite comprender el trasfondo de nuestra heroína.

Aunque también juegan a confundirnos un poco. Jessica Jones es una mujer traumada, pero su proceder responde en mayor medida al perfil masculino machista: golpea como hombre, bebe como hombre, objetiviza como hombre y coge como el más machista de los hombres. Sí, la redundancia es sumamente necesaria para expresar la idea planteada. Es una superheroína que casi no usa sus poderes y su forma de resolver todo es por demás masculina.

No es casual que un producto como Jessica Jones llegue al público en un marco temporal como el nuestro, nos enfrenta a una mujer traumatizada por un hombre que la esclavizó y ante el cual no tiene inicialmente defensa alguna. El antagonista es un hombre que utiliza a las mujeres y aprovecha su poder para explotarlas en contra de su voluntad, tanto física como mentalmente. Al día de hoy que la violencia de género esta más presente que nunca, es imposible no hacer automáticamente esa asociación.

Jessica Jones coexiste con Los Vengadores y comparte su universo con Daredevil, otro de los éxitos del 2015 de la dupla Marvel-Netflix, ¿alguien dijo la palabra crossover? Pero Jessica tiene una relación especial con otro personaje Marveliano: Luke Cage. El moreno con piel indestructible es el interés romántico de Jessica tanto en el cómic como en la serie, con ciertas modificaciones guionísticas de por medio para darle otro sabor. Una relación muy a tono con los tiempos que corren, Jessica caucásica y Luke afroamericano, relaciones interraciales de un nuevo milenio sin tantos prejuicios. Hemos recorrido un largo recorrido.

Desde el guión, la serie hace un buen trabajo en cuanto a la concepción de sus personajes, en especial en el Kilgrave de David Tennant. El ex Doctor Who -otra serie aclamada por los fanboys- muestra su lado más oscuro y perverso encarnando al hombre obsesionado con Jessica Jones. Desde lo narrativo, tal vez es un poco más despareja capítulo tras capítulo, con algunos episodios algo intrascendentes, empantanados en pequeñas subtramas que no suman al arco general de la serie. Pero todo es resarcido en un final de temporada a la altura de las exigencias. Es una tendencia demasiado común en la actualidad el tener una temporada que flaquea a mitad de camino, y luego vuelve a recuperar fuerzas con alguna acción llamada a patear el tablero y dejar a los fans boquiabiertos, como pasa por ejemplo con The Walking Dead (serie que a esta altura todos amamos odiar).

La serie se percibió como un éxito incluso antes de llegar al público. El hype que hoy día rodea a cualquier producción que involucre superhéroes, zombies o algún otro concepto fantástico de igual trascendencia para el mainstream, saca a relucir lo peor de los fanboys, esos que quedan enceguecidos por la manija de twitter, los teasers, los trailers y todo tipo de publicidad anticipada que los cráneos marketineros tengan disponible en su arsenal perverso. Horas después de lanzada la serie, el sitio de crítica especializada Rotten Tomatoes otorgaba 100/100 a los primeros capítulos de Jessica Jones, como si no fuese suficiente que la serie fuese buena o muy buena, tenía que ser excelente. Porque así nos la vendieron y así la promocionaron.

Con una oscuridad que iguala el tono logrado en Daredevil y se anima a expandir el abanico temático Jessica Jones es una muy buena serie. Un drama con matices contemporáneos muy identificables, que la mueve del dominio estricamente super-heroico y la eleva por sobre la arquetípica lucha entre buenos impolutos y malososo deleznables. De todo y para todos.//∆z