Sué Mont Mont presentó su disco debut el sábado en Niceto Club. Un Planeta y Mi Amigo Invencible formaron parte de la fiesta. Una noche de festejo para la patria alternativa e independiente.
Por Joel Vargas
Fotos de Nadia Guzmán
El sábado por la noche Niceto Club estuvo colmado de expectativas. Fue la presentación en sociedad de uno de los discos más esperados de los últimos años. El carisma de Bléfari es un imán, nadie puede dudar eso. Es una figura de la canción independiente. Pero no está sola, está muy bien acompañada. Cada uno de los integrantes de Sué Mon Mont se destaca. La unión de fuerzas entre Rosario Blefari, Gustavo Monsalvo, Tifa Rex y Marcos Díaz hace ya más de un año despertó una polvareda de ilusiones en la patria alternativa.
Los encargados de abrir la noche fueron Un Planeta, el año pasado Refugio, su último álbum, sorprendió a muchos. En vivo confirman las sospechas: son la nueva sensación. Canciones como “Quema” y “Girando” lo sostienen. Los muchachos oriundos de La Plata recogen la tradición del pop sofisticado de Virus, y le impregnan una impronta personal. Hay que seguirlos muy de cerca, se las traen.
Luego le tocó el turno a Mi Amigo Invencible, a fuerza de grandes canciones, y un vivo caliente es una de las mejores bandas de la nueva escena. Cada show de ellos es un pequeño ritual, un intenso sacrificio en un día santo, de festividad. Cuando ellos están arriba del escenario se desata una especie de fiebre en sus acólitos más fieles, generan combustión interna. Todos cantan como locos, viven, festejan. Pero el sábado el sonido de Niceto Club no les hizo justicia, les afectó bastante la performance. Otro detalle –no menos importante- Mariano Di Cesare no tocó con su habitual guitarra, una 335 Washburn roja y negra, si no con una Fender Jaguar eso repercutió en el sonido de la banda. La Jaguar no genera los mismos climas sonoros que la 335, a esta altura una marca registrada de la banda. Y el fan más desquiciado te diría que influye hasta a niveles estéticos. Di Cesare dando saltitos frenéticos con su Washburn, una postal cotidiana de la vida recital de la Ciudad de Buenos Aires. Igual los mendocinos se la bancaron, demostraron su fuego sagrado con set un poco más volado que de costumbre. No faltaron “Hacernos extraños”, “Los Pájaros”, “El Cóndor” y “Me cuidé tanto” entre tantas otras pequeñas delicias que brindan los MAI.
¿Cómo es la mejor forma de presentar un disco en vivo? ¿Tocarlo en orden de principio a fin? ¿O sorprender con una lista llena de matices? Sué Mon Mont optó por la segunda opción, no fue a lo obvio si no que arrancó con “Entrega”, una especie de lounge alterno que hipnotizó a todos los presentes.
Su disco debut disecciona una historia de amor, trece capítulos con idas y vueltas. Un catalogo de sentimientos. Encuentros, desencuentros, excursiones por mapas quebrados del conurbano. El tren, un actor secundario que conecta realidades. El furgón, un confesionario. “Besos” –el segundo tema del setlist-, es una parte importante de esa historia, conmueve, te hiere de distancia. El beso como una respiración artificial. El beso como un artificio necesario. Sué Mon Mont responde a la pregunta: ¿De qué hablamos cuando hablamos de amor?
No solo repasaron entero su álbum homónimo también presentaron tres canciones nuevas. “No es conveniente”, Bléfari comenzó a capella, toda la banda se le unió y construyeron un mapa del territorio noise. “El Puente”, Rosario agarró una SG negra e hizo las veces de guitarrista rítmico, mientras Gustavo Monsalvo se despachó con un solo, que rememoró por igual a Skay Beilinson y Graham Coxon. Y el último estreno fue “Muy temprano”, que desató el júbilo de un tipo que gritó a viva voz el hashtag: teamotifa.
El final del show llegó con “La misma miel”, la Bléfari se calzó el traje de acechadora que no para de volver y conmovió otra vez, y “Diferencias, el cantico de cancha que se desata en el estribillo: “nunca fuimos amigos y nunca lo vamos a hacer” fue uno de los highlights de la jornada.
“Saludamos los músicos como en el teatro”, dijo Rosario. Y ahí estaban los cuatro abrazados. Aplausos. Terminó la función donde el protagonista es, como dice Leónidas Lamborghini, “el corazón que le grita al corazón”.//∆z