Carca o el show como un álbum efímero

Con la excusa del show de Carca en La Usina del Arte, inauguramos un nuevo tipo de cobertura: multimedial. Imagen, video y texto al servicio de captar un momento, un instante de rock. 

Por Pablo Díaz Marenghi*
Fotos de Jorge Noro

Con casi dos metros de altura, Carca impone respeto. “Vivo en el escenario y no me quiero bajar nunca más de ahí” sentencia el también miembro estable de Babasónicos. Fue parte del Nuevo Rock y la movida de los años 90 con su banda Tía Newton, la cual solo grabó un split con Avant Press. Solista desde 1994, figura de culto para muchos, resalta por su histrionismo y su dedicación, casi de artesano, hacia la música como lenguaje expresivo. Blues, psicodelia y un cultor de la elegancia. Es uno de los personajes más extravagantes del rock local que supo hacerse de fanáticos y detractores a fuerza de una obra que se hizo de culto.

Recientemente lanzó el sencillo “Mi amigo del bosque” en donde profundiza su búsqueda en torno a la pesadez del blues más valvular mezclado con la psicodelia y la lisergia propia de la década del sesenta. Hace poco le dijo a ArteZeta en una entrevista que allí explora su vínculo con la naturaleza: “crecí entre bosques que conocí como la palma de mi mano, de día, de noche y en un sin fin de estados de conciencia. Tengo mi conexión directa con eso aunque hacía mucho tiempo que no enfocaba mis canciones para ese lado. Vivo en capital, donde mil camiones quieren pisarte. Es otro clima. Creo que por eso estuvo tan presente últimamente”.

“La idea es ir a un más allá en donde la fantasía tenga un rol predominante” cuenta Carca sentado, fumando un cigarrillo en el living de su departamento. Rodeado de instrumentos, vinilos y un televisor de plasma reflexiona sobre su obra y su forma de plasmar una propuesta escénica. “Hay una necesidad mía de restructurar cómo se presenta un concierto. Las estructuras, los lugares, las plantas de iluminación, los sonidos nos lleva a una ortodoxia de cómo se ejecutan las cosas y desde mi incursión en la música y su correspondiente espectáculo sentí que nunca me iba a subir a ese estereotipo de la banda en vivo. Las instrumentaciones y las orquestaciones van cambiando, enganchadas en un hilo conceptual. Vas abriendo puertas y cerrando otras. A esta edad necesito tener las cosas más bajo control. Estética y sonoramente no tiene nada que ver con lo que se vio hasta el momento” cuenta Carca y desgrana lo que viene realizando a lo largo los últimos tiempos en sus shows: potencia, crudeza y guitarra. Sobre todo, guitarra y cuerdas.

El primer disco en solitario de Carca, Miss Universo (1994), reúne elementos de psicodelia con blues y rock clásico. Desde su nombre y su portada -con Carca en una pose afeminada- se explotan las facetas paródicas e irreverentes que acompañan al artista a lo largo de su obra.Luego de editar Carca Registrada (2013) -recopilación de mi obra solista- pude contemplar a la distancia todo lo que había hecho y eso siempre te pone más claro todo lo que querés hacer”, explica.

En 1996 llegaría A un millón de años blues, con temas más pesados y riffs mucho más complejos que los de su antecesor. Incluso la portada es un homenaje a la primera tapa de Pappo´s Blues. El parecido es evidente e incluso, por momentos, la voz de Carca parece convocar al aura de Norberto Napolitano.

Siempre fue inquieto y formó parte de diversos proyectos. El más destacado: Babasónicos, banda de la que siempre se mantuvo cercano y que lo llevó a girar por toda Latinoamérica. Pese a mantenerse tocando toda la vida en grupos, Carca nunca fue un fanático del acto de ensayar: “Conozco muchos grupos que trabajan de otra cosa pero ensayan lunes, miércoles y viernes. Se pelean. Es como tener una esposa más. Es insoportable. Conozco mucho de eso y pasé por mucho también. Para mí los conciertos son una especie de álbum efímero. Siento que la proximidad en cuanto al armado del show tiene que ser absoluta”.

Acerca de lo efímero y lo momentáneo afirma: “El latigazo final tiene que ver con la inmediatez en la cual vos elucubraste el ardid”, comenta. Poco ensayo y dejarse llevar parecería ser la fórmula que compone a este artista que luego editarían cinco discos más, entre compilados y rarezas.

Carca se ríe al escuchar que se lo mencione como una figura de culto aunque, sin tapujos, se hace cargo del mote y lo reivindica: “Ese es el ABC del asunto. El 99,9% de la gente me desconoce. Nadie se prende por casualidad o con tibieza a mi proyecto. Se prenden con un fuego sagrado que es el mismo que pongo yo. Estoy convencido que soy el único que hace lo que estoy haciendo. No me sorprende que la gente venga a festejar y a potenciar mi delirio. Es como un fuego al que ellos le tiran nafta”.

*Algunos fragmentos de este texto se publicaron en el libro Códex, Música Contemporánea, (Maten al Mensajero ediciones).