En el impresionante marco del teatro Margarita Xirgu, Bestia Bebé presentó Jungla de metal 2, con Proyecto Gómez Casa como grupo invitado. Una celebración de las canciones y la luz.

Por Claudio Kobelt
Fotos de Florencia Alborcen

El tan bello teatro Margarita Xirgu resultó el lugar elegido para la presentación oficial de Jungla de Metal 2, el nuevo álbum de Bestia Bebé. La velada comenzó con el show de Proyecto Gómez Casa, un grupo intensamente performatico y con una musicalidad oscura. Arrancaron con un pop industrial para continuar con un drum and bass sanguíneo y luego un funk deforme. Mientras esto sucedía, un grupo de personas manipulaba una serie de reflectores y luces iluminando a los músicos. Estos hombres también tomaron el escenario para representar y actuar en el espacio, interviniendo directamente en la percepción visual del espectáculo. A esto, también hay que sumarle una serie de proyecciones en escena y en el techo del teatro. Por momentos, su show pareció ser la mezcla entre una rave clandestina y una obra de teatro off, con cada momento ensayado hasta el último detalle.

BestiaBebe-ProyectocasaGomezUn grupo de fans bailaba, cantaba y celebraba cada uno de los temas, intervenciones -e incluso silencios- de Gómez, el singular líder que desde la batería y con su voz dirigía ese particular ensamble. El grupo giraba en torno a él, su dirección, su fraseo repetitivo y su histriónica presencia. En cierto momento, el grupo ejecutó una especie de reggae trashcore, a la vez que dos de los actores participantes vestían a un tercero con una suerte de armadura de aluminio y un gigantesco globo ocular por cabeza. Este personaje se bajó del escenario y caminó enfrentando y observando al público con su enorme pupila, rompiendo la barrera entre escenario y espectador. En otro pasaje del show, cuatro bailarinas se posaron en diferentes puntos del espacio destinado a los asistentes y comenzaron a bailar espásticamente, con movimientos cortados y nerviosos, como si la electricidad de ese ritmo infernal corriera por las coyunturas de su cuerpo. Desde un new metal electro a un big beat enfermizo, pasando por baladas climáticas, declamaciones poéticas y un ritmo mecánico, Proyecto Gómez Casa es una big band de no-wave calculado y esquizoide, con tanto de electrónica como de tracción humana y búsqueda experimental.

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Luego del extenso –quizás demasiado- show de apertura de Proyecto Gómez Casa, llegó el turno de Bestia Bebé, que iniciaron su momento con “Fiesta en el barrio”. La banda desplegó un set enérgico y rabioso en el que alternaron canciones de su primer disco y de su última producción. Para entender y poder leer en toda su magnitud a Bestia Bebé es necesario verlos en vivo. Ahí, en el calor del show, en la energía desplegada, en lo que se genera en el público, en las voces enfervorizadas tanto arriba como abajo del escenario, es que sus melodías toman otro color, el verdadero, el del fuego vivo.

BestiaBebe-ProyectocasaGomezCanciones como “Jóvenes y viejos”, “Los Idiotas” y “Tigre de Metal” encuentran su mejor expresión durante el show por la fuerza con que son disparadas: el volumen al pecho, la distorsión aguda, y los brazos en alto del público funcionando como antenas receptoras y emisoras de energía de ese crudo rocanrol. El trabajo de guitarras, cortes y quebradas que posee “Antártida Argentina”, o “Rondador Nocturno”, donde esas violas venenosas corren veloces, peleando, midiendo y agitándose salvajes para atacar, son momentos para destacar y sentir mejor en estado recital.

BestiaBebe-ProyectocasaGomezEn “Patrullas del terror”, las voces de los asistentes se fundieron y superaron en volumen a la amplificada por los parlantes, ratificando eso del poderío del vivo y la devolución energética de los presentes. Si en Proyecto Gómez Casa todo estaba seteado y preparado desde el primer al último movimiento, en el show Bestia Bebé se percibió una energía primal y natural, instantánea, irrepetible, como si la próxima vez que los veamos todo fuera distinto, de un nuevo calor.

BestiaBebe-ProyectocasaGomezInteresante la puesta de luces chocando contra la audiencia y cortando el aire con sus rayos, las proyecciones de películas de acción así como el mapping de una pelota de futbol y sus gajos sobre el escenario. Con “Wagen del pueblo” y “Pancho y Tony”, con momento noise atronador incluido, el grupo se despidió del escenario, más el grito fanático pidiendo “Otra” no se detuvo hasta lograr el regreso. Primero con Tom Quintans cantando una bella canción en solitario, y luego con el grupo a pleno para una vigorosa versión de “Lo quiero mucho a ese muchacho”, la mencionada “Antártida Argentina”, y un vibrante clímax con “Luchador de Boedo”.

BestiaBebe-ProyectocasaGomezCanciones breves, simples e intensas sobre la amistad y el amor, épicas barriales de gargantas encendidas donde se cruzan el punk, la canción alternativa y el más concreto rock. El pogo parecía imparable, aumentando cada vez más de tamaño e intensidad. Finalmente el grupo terminó su show y el telón cayó disipando toda esperanza de vuelta. Pero quienes asistimos esa noche al teatro Margarita Xirgu sabemos que algo de toda esa energía seguirá latiendo en las paredes, en el piso, en el aire de esa sala, en los pibes y pibas que gritaban poseídos y sonreían mirando a sus compinches, que se fueron esa noche pensando que ellos, las canciones, y sus amigos, son “lo más grande de todo”.//∆z

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