En esta entrega, cinco lanzamientos editoriales de los últimos meses: las crónicas del ‘escritor más leído por la juventud en Israel’; la reedición del debut literario de un autor representativo de los ’90; la última novela de Dal Masetto; el cruce  entre arte plástico y autoficción de una joven escritora argentina y una novela póstuma de un referente de la ciencia ficción latinoamericana.

Por Juan Alberto Crasci

Los siete años de abundancia, de Etgar Keret (Sexto Piso, 2017)

keret tapa

El primer libro de crónicas publicado por el escritor israelí Etgar Keret abarca el período de tiempo comprendido entre el nacimiento de su hijo —y por consiguiente, sus primeros siete años de vida— y la muerte de su padre. Por cada uno de los siete años el autor agrupa entre tres y seis crónicas breves, de no más de cinco páginas, en las que, de manera tan tragicómica como reflexiva, abre las puertas de su vida cotidiana siempre cruzada por la realidad nacional israelí. Se entremezclan los atentados —el libro comienza con la crónica del nacimiento de  su hijo mientras simultáneamente se desarrolla un atentado en las inmediaciones—, las guerras nacionales, la discriminación, los miedos y preconceptos —de y para con los judíos— con la paternidad, la relación de pareja, la familia, la tradición del país, las menciones a sus comidas y sus fiestas, su carrera de escritor y sus viajes. Por las páginas del libro circulan los discursos de taxistas, médicos, editores y parientes, entre otros, para dar cuenta de la compleja situación vivida en Israel, tanto en las calles como puertas adentro de la casa. En una de las crónicas, la madre de un amiguito de su hijo de cuatro años le pregunta a Keret si ya tiene decidido si el niño se enrolará en el ejército al ser mayor, y esto abre un debate familiar sin resolución en el que la situación de un Medio Oriente completamente militarizado pareciera coartar las decisiones familiares o individuales. Keret trata todos los temas con humor corrosivo y con opiniones profundamente humanas, tomando distancia de las convenciones sociales imperantes.

Historia argentina, de Rodrigo Fresán (Literatura Random House, 2017)

fresán

A la manera de los clásicos, Fresán mezcla todo y lo actualiza. Tanto es así que un libro publicado originalmente en 1991 y que va por su cuarta reedición —dos anteriores en Anagrama, hasta llegar a la actual, de Random House en 2017—, parece escrito hoy, por su frescura y su desfachatez para tratar grandes temas de la, muchas veces, inexplicable historia del país. En el libro conviven la gauchesca —de esta manera abre el volumen, atento a las tradición literaria nacional, pero trastocándola—, la dictadura militar, la guerra de Malvinas, los padres literarios, la iconografía pop, la música —clásica, rock—, el fútbol y el trabajo de escritura, sin sobresaltos, en dieciséis cuentos que parecieran formar una novela —una historia argentina—, deformada pero lúcida, tan desplazada e inexacta como lógica y personal. En los epígrafes de cada cuento aparecen, entre otros, Didion, Borges, Bioy Casares, Conrad, Cheever, Flaubert, Vonnegut, Mann, Scott Fitzgerald y también Dylan y Bowie, que muestran el apego del autor por la tradición al mismo tiempo que la renovación pop.  Cada cuento de Historia argentina es una pieza de un rompecabezas incompleto, con piezas que, en parte, pueden superponerse para generar nuevos significados. Porque si la historia no puede reescribirse, al menos puede contarse de otra manera.

La última pelea, de Antonio Dal Masetto (Sudamericana, 2017)

dal masetto

La última pelea es también la última novela de Antonio Dal Masetto, publicada póstumamente con edición al cuidado de Guillermo Saccomanno, que leía los capítulos a medida que el autor terminaba, como si se tratara de un folletín. La historia es tan simple como universal: un joven debe sobreponerse a los golpes de la vida mirándola de frente. El protagonista queda huérfano en un pueblo al que comienza a considerar “maldito”. A los once años pierde a su padre y años después a su madre. Las desigualdades de clase y el desprecio por los trabajadores hacen que el joven decida huir del pueblo, en el que había comenzado a practicar boxeo a pesar de su desdén por la violencia en cualquiera de sus formas. Luego de vivir en una pensión en Buenos Aires y trabajar en un frigorífico y en una fábrica, comienza a trabajar de boxeador y de hombre de las cavernas en un circo, en el que el viaje –la huída– será casi permanente. Pero la vida pone al protagonista frente a su destino cuando el circo acampa en su pueblo natal y tras un incidente desafortunado debe saldar cuentas con su pasado. Con estilo despojado y sobrio, Dal Masetto narra la forma que tienen los humildes y los trabajadores de pelearle a las injusticias de la vida.

El nervio óptico, de María Gainza (Anagrama, 2017)

gainza

Publicado originalmente en 2014 en Mansalva, en El nervio óptico convergen dos de las actividades de María Gainza, la de escritora y la de crítica de arte. Sin encasillarse dentro de ningún género ―¿es una novela, son cuentos, crónicas, pequeños ensayos sobre historia del arte o autobiografía?―, la autora se pasea por salas de museos y galerías de arte poniendo el ojo de manera caprichosa ―así funciona el gusto― en obras menores o un tanto desconocidas de prestigiosos artistas como El Greco, Rothko, Rousseau, Hubert Robert, Misia Sert, Toulouse-Lautrec, Foujita, Augusto Schiavoni, Alfred de Deux y Courbet. Y en los once episodios del libro se entretejen dos historias, como pensaba Piglia en su “Tesis sobre el cuento”. Por un lado, la historia del artista plástico, su obra y su vida, y por el otro, las autoficciones de Gainza: sus amistades, amores, relaciones familiares ―escribe sin disimulo acerca de su pertenencia a la clase alta―, las enfermedades y las pérdidas. Aunque la estructura se repite a lo largo de los once fragmentos, Gainza refresca cada uno de ellos gracias a su mirada atenta de las obras escogidas, a la sorpresa que imprime en la selección de citas y de acontecimientos que elige realzar y relacionar con diversos aspectos y momentos de su vida. Porque, como la propia Gainza dice: “¿Acaso una buena obra no transforma la pregunta ‘qué está pasando’ en ‘qué me está pasando’? ¿No es toda teoría también autobiografía?”.

Leyendas, de Carlos Gardini (Letra Sudaca, 2018)

gardini

El primer libro póstumo de Carlos Gardini, fallecido en 2017, es una antología que reúne siete cuentos y una nouvelle que muestran la versatilidad del autor para moverse dentro del terreno de la literatura fantástica y de la ciencia ficción. Magos, vampiros, cazarrecompensas del lejano oeste, un padre y un hijo que comparten un rito y un duelo, una mujer internada en un hospital psiquiátrico ―estos últimos, tiernos y poéticos, al estilo de Ray Bradbury―, y un confesor de un cristianismo tecnocrático que expía los pecados de quienes traicionan la fe ―relacionado por el argumento con su novela Belcebú en llamas, también publicada por Letra Sudaca― son algunas de las historias y de los de los personajes que desfilan por las páginas de esta antología. Gardini se luce por la destreza con la que se mueve en las aguas de la ciencia ficción y el fantástico, géneros no estancos ni tampoco menores aunque sí por momentos menospreciados dentro del mundo literario, tendencia que parece estar revirtiéndose en una literatura argentina contemporánea reventada de realismo en una de sus variantes más empobrecidas: la literatura del yo. Por lo expuesto anteriormente, Leyendas puede funcionar como una buena puerta de ingreso a la obra de Carlos Gardini. //∆z