Tras la interrupción de la venta de entradas para el recital de Karftwerk 3D en el Luna Park, fuentes oficiales de la AGC confirmaron que el show del grupo alemán se encuentra suspendido y que se espera la presentación de un amparo.
Por Alan Ojeda
Desde lo ocurrido en la fiesta Time Warp la escena electrónica no ha recibido más que malas noticias. Salvo las grandes discotecas, que siguen funcionando sin problema (menos las que se encuentran a cargo de Víctor Stinfale), el underground y la gestión independiente de pequeños sellos y productoras no han parado de sufrir clausuras y persecuciones. Música electrónica hoy es mala palabra. Desde el ámbito legislativo hasta los medios de comunicación se ha demonizado todo lo que se encuentra en la órbita de lo electrónico sin hacer diferencias. Y ahora le toca a Karftwerk, nada más y nada menos que los creadores de casi todo lo que hoy se encuentra señalado como la oveja negra de la música.
El show de los alemanes está programado para el 23 de noviembre en el Luna Park, pero hace unas semanas se había interrumpido la venta de entradas sin que se hubiera realizado ningún comunicado oficial sobre la cuestión. Mientras tanto, los que ya tienen su entrada velan por que la mala noticia no se haga presente. Sin embargo, ya es un hecho. Según fuentes de la AGC (Agencia Gubernamental de Control) el evento se encuentra suspendido y están a la espera de una apelación. Como es de esperar en un país donde aún hay eventos que consiguen su habilitación definitiva una hora antes del show, los fanáticos deberán esperar hasta último momento para saber si los padres de la electrónica tocarán o no en el Luna Park.
El 28 de abril de este año se presentó en el Juzgado n°2 un amparo que tenía como fin prohibir todos los eventos de música electrónica hasta tanto no se regularicen todas las condiciones para la organización de un show. La acción legal fue iniciada por José Sebastián Montreal, Presidente de la Asociación Civil Vientos de Libertad, Sergio Alejandro Sánchez, Presidente de la Federación Argentina de Cartoneros y Recicladores (FACYR) y Adrian Lutvak, co-presidente de la Federación Universitaria de Buenos Aires (FUBA). Además de lo llamativo de los actores en cuestión (una asociación para la recuperación de adictos, la federación de cartoneros y la federación universitaria), lo que se ha vuelto aún más extraño es la cantidad de efectos que ha tenido en lo discursivo: ¿Qué es música electrónica? ¿Qué es pasible de ser clausurado?
En Argentina todavía no se considera músico al productor electrónico y al DJ; se utilizan definiciones que parecen extraídas de Wikipedia para clausurar fiestas o espacios donde esté sonando música producida de manera digital o con sintetizadores analógicos; se persigue la actividad bailable y cultural como si fuera inherentemente peligrosa y responsable del consumo de alcohol y drogas, como si no formara parte de la cultura consumista que nos atraviesa a todos por igual más allá del lugar, clase o género musical afín.
Como consecuencia del panorama actual ha salido a la luz una incipiente organización que tiene como fin dar la cara para discutir estos temas: La Asociación Civil de Música electrónica (AME), que ya ha recibido la adhesión de la escena de países de la región como Brasil y Uruguay. Esta asociación tiene como fin no solo gestionar los proyectos de ley para el problema de las habilitaciones, la seguridad y la reducción de daño, sino también hacer un registro de los sellos y productoras independientes que hay en el país para poder llevar un registro de la producción nacional. En uno de los relevamientos realizados por la asociación se ha alcanzado una conclusión que bien podría tildarse de surreal: considerando la población activa mayor de 18 años en Capital Federal y los lugares habilitados para bailar (sin hacer distinción de géneros musicales), solo hay capacidad para el 7% de la población. ¿El resultado? Multiplicación de la oferta no registrada y proliferación de la ilegalidad.
Esta situación legal en la que se encuentra la ciudad de Buenos Aires parece estar lejos de resolverse, cuando no solo se clausuran pequeños espacios sino también un recital de una banda legendaria como Kraftwerk. Resta saber cómo actuará la justicia si se presenta el recurso de amparo por parte de los organizadores del show para que éste se lleve a cabo. Mientras tanto, los fans y amantes de la electrónica aguardan en vilo –y entrada en mano- una decisión.//∆z