Uno de los embajadores argentinos del rock pesado repasa el presente de su banda, Viticus, y habla sobre el legado de Riff y la amistad que supo forjar junto al inolvidable Norberto “Pappo” Napolitano.
Por Pablo Díaz Marenghi
Fotos por Guido Adler
Los dedos pulsando las cuerdas del bajo con densidad y pesadez, sumidos en el ritmo de un latido metálico. La campera de cuero impoluta, brillando sobre el escenario del estadio Obras, sumándole una hoja más a la mitología del rock argentino. Un joven que viaja al viejo continente a probar suerte en la música, que tanto lo apasiona, y termina zapando con los Who, una de las bandas clave en la historia del rock británico.
Estos son tan solo algunos instantes, flashes, de la intensa vida de Víctor Bereciartúa, mejor conocido como Vitico, quien hace más de medio siglo mantiene su pacto de fidelidad inquebrantable con el rock y su instrumento: “El bajo es lo que me mueve. Es el corazón, el latir de la música”, comenta del otro lado del teléfono, algo emocionado.
Se convirtió en emblema del heavy nacional al ser el bajista de Riff —banda que revivieron con JAF y los hijos de Pappo y (Oscar) Moro en 2018— y hoy, a los setenta años, se muestra enérgico: “Hace mucho que no tocamos. Tenemos unas ganas bárbaras. En estos días nos juntaremos a ensayar”.
Viticus, la banda que formó con su hijo y su sobrino y que ya lleva dieciséis años de trajín, se muestra sólida y atronadora, con un sonido que demostró su mayor pureza en Equilibrio (2017), notable último disco. En diálogo con ArteZeta, Vitico reflexiona sobre su vida, y emerge, como siempre, el recuerdo ineludible de su compañero de aventuras: Norberto “Pappo” Napolitano.
AZ: ¿Cómo se sintieron con el regreso de Riff y con la nueva formación de Riff VII en 2018?
Vitico: Impresionante. Es lo mismo que hizo Led Zeppelin con el hijo de John Bonham, pero con dos. Tanto Oscar Moro como Pappo tuvieron un solo hijo. Que se dedicaron a lo mismo. Por ejemplo, lo oís cantar a Luciano (Napolitano), cerrás los ojos y es Pappo. Está bien, no toca como Pappo, pero ha mejorado mucho. Además, como persona está muy bien. Sus tres hijos lo han acomodado. De JAF ni hablar, lo bien que canta, toca fenómeno. Juan Moro fue una sorpresa para mí. No estaba muy enterado de él. Y tiene una polenta bárbara. Después está Nicolás (NdR: Bericiartúa, su hijo) que, a partir de la mitad del show, brinda un poco más de sofisticación.
AZ: Hace tiempo que te rodeas de jóvenes: tu hijo, tu sobrino y los demás músicos que te acompañan en Viticus. Es algo significativo para vos.
V: Sí, totalmente. Cuando lo pienso, creo que es muy satisfactorio poder tocar con un hijo. Y hace ya años… Después él se fue a EE.UU, giró con uno de los Black Crowes, que eran sus ídolos, la pasó bárbaro durante un año, ahora está de vuelta, sacó su segundo disco, tiene su carrera solista también. Es un gusto tocar con un hijo.
AZ: En 2017 sacaron Equilibrio, un gran disco. Con la vuelta de Riff, ¿se hacen un tiempo para componer?
V: Hay temas nuevos, uno de Gastón Videla y otro que hicieron Gastón y Jero. Viticus no detiene su motor. Es bárbaro estar en dos bandas que te gusta cómo suenan y representan algo tan importante, como es Riff para mí. Estoy muy contento con ambas formaciones.
AZ: En Equilibrio se nota una pureza en el sonido y un trabajo notable en las guitarras. ¿Le prestan mucha atención al trabajo dentro del estudio?
V: En realidad creemos que cada disco tiene que ser mejor que el anterior. Lo mismo en los shows: siempre tratamos de mejorar un poco para darle algo más a la gente, de más calidad. Realmente es un placer estar con gente que toca bien y tiene oficio.
AZ: En una entrevista habías dicho que Riff había sido “una válvula de escape para toda la rabia acumulada que tenía la gente luego de la Dictadura”. ¿Lo ves así?
V: En ese momento los militares les habían dicho a los músicos que todos tenían que tocar como Sui Generis, Serú Girán, cosas suaves. Porque el boludo de Billy Bond se había mandado una cagada en el Luna Park, con eso del “rompan todo”. La música tenía que ser suave en el rock argentino. Cualquiera que aparecía con una guitarra eléctrica y pelo largo decían “este hacía rock”. Y el tipo por ahí estaba tocando una chacarera. Ojo, tampoco estoy criticando a Serú Girán. Eran muy buenas bandas. Pero de rock, mucho no tenían. Como dijo Pappo, “ablandaron mucho la milanesa”. Hay un antes y un después de Riff. Después de nosotros surgieron muchas bandas que empezaron a hacer música más pesada. Así creo que es el verdadero rock. Más fuerte, más enérgico.
AZ: ¿Cómo recordás tu paso por Europa y tu contacto con los Who?
V: Lo recuerdo como una época de mi vida que fui a buscar lo mejor, con muchas ilusiones, pero me encontré que incrustarse en otra sociedad, con otro idioma y otra forma de pensarm no es para mí. Sé que hay gente que lo puede hacer. Probé, pasé por muchas y no pude. Cuando fui creí que sabía hablar inglés, porque había aprendido en el colegio, iba a tocar en las auditions -se llamaban- que conseguía a través de (la revista) Melody Maker, donde publicaban que necesitaban bajista. Iba, tocábamos, salía bárbaro y después me hablaban y no les entendía nada. Me di cuenta de que quería hacer música pero en mi país. Luego vine acá, con todo lo que aprendí allá y todas las bandas que había visto, y afortunadamente me encontré con Pappo, con quien ya éramos bastante amigos, y dijimos: “vamos a hacer una banda de rock en serio”, sin disminuir a nadie. ¿Qué pasó después? Nos prohibieron en todos lados. La energía que desprendía, y que desprende Riff, es muy fuerte. Hicimos sacar las sillas de Obras porque era imposible que cuando vos estés tocando rock and roll así fuerte, con energía, la gente esté sentada en una silla. Lo hicimos una vez con los Dulces 16, con un teatro, y estuvimos pagando butacas rotas durante un buen tiempo. Es lógico. A la gente le pasás tu alegría, tiene ganas de saltar y de divertirse. Fue toda una odisea Riff. Con Pappo salimos a pegar carteles, los dos, con un balde de engrudo en una camioneta del taller Napolitano. Era realmente gracioso.
AZ: Con Pappo coincidieron en Riff, pero se conocían hace mucho.
V: Sí, desde que él estaba en Los Gatos y yo en una banda de covers, Alta Tensión. Desde que nos conocimos empezamos a reírnos a los cinco minutos.
AZ: En unos días se cumple el 14° aniversario de la muerte de Pappo. Imagino que tendrás su recuerdo muy presente, ahora más que nunca con la vuelta de Riff.
V: Lo tengo tan presente que el día de su cumpleaños se incendió mi casa. Después tenía que tocar [NdR; ese día Pappo hubiese cumplido 66 años y se hacía un concierto homenaje] y me preguntaron si quería tocar igual. “Por supuesto”, dije. Y agregué: “Hoy nací de nuevo. Me siento más que nunca hermano de Pappo”. Y la gente rugió. ¡Claro que fui a tocar! Es una fecha muy importante. Luciano tiene algo de él. ¡Es tan parecido! Nos reímos mucho juntos. Puede ser que hagamos un homenaje al Carpo con esta nueva formación de Riff en el Vorterix.
AZ: ¿Tuvieron buenos comentarios de esta vuelta?
V: Sí. Hicimos un Vorterix y agotamos. Destaco que esta vuelta yo no la quise hacer por dinero. Por eso elegí un lugar más bien chico pero que suena muy bien, donde te sentís muy cómodo tocando. Había gente que quería que lo hagamos en el Hipódromo, para veinte mil personas, una sola noche. Pero no lo hice por dinero. Tenía ganas de dárselo al público y, en parte, a esta altura del partido, no sabés si el año que viene lo vas a poder hacer, si vas a tener la energía y las ganas de hacerlo. Por supuesto que hablé con todos los miembros originales. El joven Boff (Serafine) me dijo que por una cuestión personal él prefería quedarse afuera. Y (Michel) Peyronel empezó pidiendo 300 mil dólares, dijo que sólo lo hacía por dinero y que no iba a hacer temas pedorros como “Acción”. Entonces listo. Y de repente, mágicamente, en un momento se da que Luciano me lo nombra a Juanito Moro, lo llamo a JAF y todo se armó de una forma muy natural.
AZ: ¿Con JAF tenías buena relación?
V: Después de treinta años de haber estado disgustado con él, cuando me di cuenta que no me acordaba por qué estaba disgustado con él tanto tiempo, después de una pavada que pasó, nos juntamos, le di un abrazo y todo bien. Es un fenómeno de tipo.
AZ: ¿Cómo ves el presente del rock argentino actual?
V: Lo veo muy bien. Fui jurado dos años del concurso Rock del País y te aseguro que hay bandas de rock de todos los estilos. Hay muy buenas bandas de pendejos, con temas propios y que tocan bien. Eso me deja con una esperanza bárbara.
AZ: Hace un tiempo celebraste tu lealtad al rock. Hoy en día surgieron otras músicas muy populares, como el hip hop o el trap. ¿Cómo ves esos sonidos?
V: Son épocas. Son modas. Hay que tomar las cosas como de quien vienen. Es lo que hay. Por ejemplo, antes se vendían discos, ahora no se venden discos. Al mismo tiempo, podés buscar todo lo que te guste y podés verlo por internet. Es un avance enorme. El avance de la tecnología y lo digital… todo cambió. La moda también. A mí realmente no me importa porque yo sigo haciendo lo que me gusta. Que los Rolling Stones sigan tocando me hace feliz. //∆z
* Viticus se presenta el sábado 16 de febrero en The Roxy (Niceto Vega 5542) con Las Diferencias como invitados. Riff formará parte del festival Baradero Rock el sábado 2 de marzo.