Gremlins vs. Critters es el duelo en esta nueva entrega de nuestra sección retro. De los ochenta con pelos y dientes
Por Martín Escribano
“¡Esto es navidad, no Halloween!” se escucha cuando ya es demasiado tarde y las adorables criaturas se propagan por el apacible pueblo de Kingston Falls. Días antes, un padre inventor con serios problemas para lograr que sus creaciones sean redituables, se mete en el Chinatown para comprarle un regalo a su hijo adolescente. En un misterioso local a la Little Shop of Horrors se encuentra con el tierno Mogwai (que en cantonés significa demonio) y se lo lleva, treta mediante, y con tres advertencias: mantenerlo lejos de las luces, lejos del agua y lejos de la comida después de medianoche. Las cosas salen mal, por supuesto, y se desata el Apocalipsis.
¿China invade Norteamérica? Quizás. El término gremlin se utilizaba durante la Segunda Guerra Mundial para aludir a desperfectos mecánicos inesperados en la maquinaria bélica y en el gobierno de Reagan para referirse a repuestos de origen extranjero empleados en la industria automovilística. Que la historia ocurra en navidad, fecha consumista por excelencia donde los juguetes locales compiten con los de afuera, refuerza la idea de una problemática invasión asiática.
Presentada por Steven Spielberg (uno de los monstruitos tira un “phone home” a la E.T.), dirigida por Joe Dante (el de Piraña) y escrita por Chris Columbus (director de las dos primeras Harry Potter), Gremlins se filmó en el mismo set que Volver al futuro. Iba ser el debut cinematográfico de un tal Tim Burton pero como solo tenía dos cortos en su haber optaron por alguien con más currículum.
La que hoy es todo un clásico ochentoso había sido pensada en un principio como un baño de sangre pero las muertes humanas finalmente fueron reemplazadas por las muertes de las criaturas, algunas bien truculentas. Recordemos la escena donde mamá Peltzer se defiende apelando a un microondas y a una picadora de carne.
En 1986, dos años después del estreno de Gremlins llegaría Critters, promocionada explícitamente como la respuesta sangrienta de la productora New Line a la película de Joe Dante. La invasión viene, esta vez, del espacio exterior cuando los crites se escapan de un asteroide-prisión y aterrizan en la Tierra muy cerca de la granja de los Brown, familia tipo si las hay. Dos cazadores intergalácticos vendrán en auxilio de la familia y del pueblo, porque los crites si bien son menos que los gremlins (apenas ocho), son malos ya desde la cuna.
Stephen Herek, quien diez años después dirigiría… ¡101 dálmatas!, debe ser uno de los pocos directores cuyas opera prima devienen películas de culto. Aun así, la promesa de la versión hardcore de Gremlins funciona a medias porque, si bien hay más sangre, las muertes escasean, a no ser que contemos ese diálogo de alien a alien en el que una de las bolas peludas decapita a un muñequito de E.T.
A diferencia de Gremlins, que tuvo una segunda parte (se acaba de anunciar una tercera que ocurrirá treinta años después de lo acontecido en la original), Critters fue la primera de una saga de cuatro películas, la tercera conocida por ser el debut de Leonardo DiCaprio, quien luego compartiría un viaje en el Titanic con Billy Zane, que tiene un papel secundario en la primera.
Aunque Gremlins salga ganando a la hora de comparar, le falta un tema a la altura de Power of the Night, interpretado por Terrence Mann como Johnny Steele así que haríamos bien en no elegir y reservarnos una noche de lluvia para una double feature peluda, dientuda y ochentosa.//∆z