La última novela de Amélie Nothomb seduce al lector desde las primeras palabras y lo atrapa en un viaje que lo dejará sin aliento hasta el punto final. Letras, locura y amor atraviesan esta historia perfectamente anclada en la realidad francesa actual.
Por Nathalie Jarast
Una escritora deficiente mental, una mujer que abandona todo por cuidarla y un hombre de nombre extravagante, que se enamora perdidamente de la cuidadora, se entrelazan para crear la trama de la última novela de Amélie Nothomb, Viaje de invierno, recientemente editada en español por Anagrama. “Voy a hacer estallar el avión de las 13.30”, afirma contundentemente el narrador en la primera página. La autora relata en una prosa concisa y escueta, pero no por eso menos acertada y con guiños intelectuales, la historia de un triángulo, que constituirá el símbolo por excelencia de este libro.
El viaje alude a una travesía real en avión, destinado a terminar en tragedia, así como al recorrido por las mentes de los personajes, aquellos seres decadentes que rozan el delirio, siempre elegidos por Nothomb. Zoilo es un frustrado filólogo que se dedica a arreglar las calefacciones de las casas de los barrios bajos de París. Llega a la casa de Aliénor Malèze para hacer una reparación y encontrar a la excepcional escritora de Balas de fogueo. Cree hallarla en la hermosa mujer que le abre la puerta, pero luego se decepciona al descubrir que se llama Astrolabio y es meramente la cuidadora de Aliénor, una deficiente mental que apenas puede comer por sí sola y dicta sus novelas en arranques de inspiración y genialidad. De este modo, la vida de los tres personajes se entrelazará en una prosa intachable.
Los atentados en Nueva York del 11 de septiembre aportan un germen narrativo a Nothomb, que se burla de las condiciones de seguridad de los aeropuertos y posiciona a su narrador y protagonista como un highjacker amateur que pretende estrellarse contra el símbolo parisino por excelencia, la Torre Eiffel.
La simbología de los nombres y los objetos es un elemento central en esta novela. Zoilo remite al sofista griego que realizó una crítica “apasionada y mezquina” contra Homero, que marcará la vocación literaria del reparador de calefacciones. Astrolabio es un nombre masculino en un cuerpo femenino, que se enamora, pero cuya sexualidad se volverá una piedra a la hora del encuentro con el otro. Por último, Aliénor juega con alienígena y pone en evidencia, sin ningún tapujo, prejuicios y preconceptos sobre las personas con discapacidad mental.
La autora también hace escritura un “viaje” producido por hongos alucinógenos. La hipersensibilidad, la aparición repentina de ideas brillantes, la disolución de los cuerpos son perfectamente descriptos. Cada palabra está cuidadosamente elegida, lo que lleva a la elaboración de frases que perdurarán en la memoria de los lectores.
Esta nouvelle mezcla amor, deseo, escritura, decadencia, alucinaciones e instinto asesino en una narración que atrapa al lector página a página. Desde la voz de Zoilo, Nothomb reflexiona sobre las relaciones humanas, los símbolos, el destino y la conexión entre el arte y las drogas.//∆z