Batman vs Superman, la nueva película de Zack Snyder, plantea un desarrollo interesante que se va desdibujando a medida que corre el filme y termina en una confusión de imágenes y explosiones.

Por Agustín Argento

El anuncio de hace un par de años por parte de Warner Bros. sobre Batman vs Superman, el origen de Justicia arrancó con una polémica: Ben Affleck sería el encargado de reemplazar a Christian Bale en su exitoso papel como el hombre murciélago. Aunque corpulento y fachero, a priori parecía un error;  a diferencia de lo que sucedió con el resto del filme, se puede decir que la elección del director Zack Snyder dio en el clavo. El Bruce Wayne de Affleck es un ser huraño, violento, antisocial y avejentado; un personaje mucho más cercano al Batman de Bale y del glorioso Michael Keaton de Tim Burton, que a las payasadas intermedias de George Clooney y Val Kilmer.

Henry Cavill repitió su Superman y acá radica el primer desacierto de la producción. No porque Cavill no diera con el papel; lejos de ello, intentan asemejarlo a la oscuridad del salvador de Ciudad Gótica. Como si fuera poco, desde primer segundo el Hombre de Hierro queda completamente opacado por Batman, lo cual hace caer al espectador en una parcialidad previsible. ¿De qué sirve presentar a dos queridos superhéroes si desde el guión ya se opta por uno de ellos?

Hasta aquí, la presentación de los dos personajes que llaman a la taquilla se reparten con un acierto y un error, el cual recae más en Snyder que en Cavill. Lo que sucede con la película, toda esa confusión de marchas y contramarchas, desenlaces simples y previsibles o burdas escenas de violencia sin sentido son producto de la desorientación y la falta de norte.

Como si fuera una historieta (pero no lo es), durante la primera mitad del filme transcurre toda la discusión filosófica y la presentación del conflicto. En la segunda parte, los protagonistas dejan de pensar y discutir para pasar a romper todo lo que se encuentran en su camino: autos, personas, edificios (muchos), helicópteros, etc. Durante la primera mitad, se narra la conocida hasta el hartazgo historia de Bruce Wayne, el salvataje a una insignificante Lois Lane (Amy Adams) que acarrea un error de concepto: los tuaregs combaten al ISIS y no son parte de los extremistas, como lo muestra Snyder. Además, se intercalan acciones justicieras de los superhéroes en cuestión, que tampoco se entienden demasiado.

En el medio de la creciente rivalidad entre ambos, más impuesta por los celos que por una razón lógica, aparecen extraños negociados de la CIA con Lex Luthor (Jesse Eisenberg) y los terroristas tuaregs que tampoco se dirigen a nada. En contraposición a la oscuridad de Affleck y Cavill, el personaje de Eisenberg está más para Spiderman o The Avengers que para una película que eligió el recurso estético de Christopher Nolan para la exitosa trilogía con Bale.

Jeremy Irons (Alfred) también queda fuera de contexto. Mucho más joven que todos los anteriores, más que aconsejar y cuidar a Batman se encarga de colaborar con sus incursiones justicieras desde el búnker subterráneo. Gal Gadot (La Mujer Maravilla), anunciada con bombos y platillos en el reparto, aparece a cuentagotas y representa un correcto papel que da pie a la película que la tendrá como protagonista, anunciada para comienzo del año que viene: La Liga de la Justicia.

El filme cumple con su función de entretener pero queda a mitad de camino entre lo encontrado con Nolan (de hecho, el guionista David Goyer es el mismo que el de aquella tríada) y las anteriores películas de acción de Snyder, como 300, Spiderman, Watchmen o The Man of Steel. Batman vs Superman se convierte en una película predecible, desastrosa, que no se decide a tomar un rumbo fijo y que no muestra nada nuevo bajo el sol.//∆z