El impecable dúo folk formado por la bella Zooey Deschanel y el perfeccionista M. Ward ya tiene en su haber al último eslabón de una exacta trilogía, Volume 3. Un disco que respeta la continuidad de sus antecesores y conserva el afán de She & Him por rescatar el sonido de un pasado que siempre tienen presente.

Por Estefanía Lestanquet

Cuando Zooey Deschanel sale de los estudios de filmación de Fox y M. Ward deja yacer a su ego de solista, renace She & Him. Esta banda que comenzó a gestarse en el año 2006, momento en que sus protagonistas se cruzaron en el rodaje de la película “The Go-Getter”, protagonizada por Deschanel y musicalizada por Ward, y (contra todo pronóstico) decidieron darle vida a un proyecto en conjunto. De aquí en más la historia ya es conocida: Volume 1 y 2 (lanzados en 2008 y 2010 respectivamente) llevaron a la cantante y al guitarrista a giras esporádicas, videos retro y la convicción que esta unión sería mucho más que la suma de sus partes.

Si partimos de las leyes del cine, lugar que dio vida a este dúo, Volume 3 podría ser la materialización del oportunismo: más de lo mismo pero con gracia. De todos modos, lejos de quedarnse en esta apreciación, lo que importa es la música. Y en este terreno el nuevo disco de She & Him, a pesar de no traer novedades, merece un lugar destacado en la retina de cualquier melómano. La efectividad de las cuerdas vocales de Zooey ha aumentado de manera proporcional a sus seguidores. Mientras que los arreglos ejecutados por Ward terminan de darle la composición perfecta a este trabajo.

El inicio del disco no sorprende, “I’ve Got Your Number”, “Son” y “Never Wanted Your Love” fueron el trailer indicado antes de la salida de Volume 3. En estas dos canciones, las guitarras suaves de M. Ward y los falsetes de Deschanel se llevan todos los méritos. Rescatando las melodías más airosas del pop de mitad de siglo pasado, She & Him le canta al desamor de una manera soberbia pero a la vez magnífica.  Es que solo Zooey y sus vestigios de Summer, rompecorazones en el film “500 días con ella”, puede cantar “hombre no quiero perder contigo todas las noches” con una sonrisa que parece escapar entre sus comisuras. No es un dato menor que en el proceso de composición del disco  la actriz haya firmado el divorcio con el músico Ben Gibbard, poco tiempo después de subirse al altar.

En “Baby”, Ward comparte cartel vocal con Deschanel y esto la convierte en una de las melodías más encantadoras de todo el disco, dando por sentado la homogeneidad del dúo. En “I Could’ve Been Your Girl” los tiempos musicales rítmicos aumentan tanto como el despecho de la compositora, para luego mostrar su parte más dulce en “Turn To White”, una canción mucho más lenta que el comienzo y con un mensaje certero contra el pasado: “sólo quiero que las fotos se vuelvan blancas”. En la mitad del disco encontramos “Together”, seguramente lo más jugado de la banda. Con un comienzo más moderno que lo habitual, este tema nos da la seguridad que el talento de estos músicos los haría salir victoriosos de cualquier experimento.

Fieles a hacer de She & Him su mayor y más bonita catarsis, el dúo decidió incluir dos cover más a este álbum, el primero ya lo tuvimos de la mano de “Baby”, así llegan “Hold Me, Kiss Me, Thrill Me”, escrita por Harry Noble y con versiones de la mano de Gloria Estefan hasta U2; y “Sunday Girl” de los dorados ochenta de la banda Blondie. En “Hold me…” las fuertes raíces jazzeras de Ward son inminentes mientras que la canción se convierte en la prueba más fiel del progreso vocal de Zooey. En cuanto al homenaje a Debbie Harry y su banda pasaría desapercibido sino fuera por sus partes cantadas en francés, que sólo es un buen mérito dentro del disco.

La dicotomía de una Deschanel vaticinando una ruptura amorosa  sin perder el ritmo encantador de las cuerdas de su ukelele y la perfección musical de M. Ward convierten a este volumen en el más prolijo de esta trilogía que nunca pierde el encanto.  She & Him podría ser interpretado como la parte más sincera de Zooey o la más elegante del multiintrumentista que la acompaña, pero nunca será la prioridad de ninguno de los dos, y esto despierta sentimientos encontrados. Por un lado la incertidumbre hacía el futuro de este bello dúo. Pero por el otro, una tremenda satisfacción al saber que Volume 3 no nace de ninguna presión y las melodías que acabamos de escuchar son lo más real que podremos tener de sus protagonistas.//z

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