El viernes 24 el joven músico rionegrino presentó en vivo su disco Verde Árbol. En una mágica noche invernal, la Sala B del centro cultural se colmó de espectadores reunidos para deleitarse con el encanto de la buena música.
Por Nayla Madia
foto: Martin Bvz
Cerca de las 23.00hs las luces se apagaron, la llama creativa se encendió y Tomás salió a escena junto a su banda con “Marte”, una intensa melodía trascendental. Cada pequeño sonido inició un viaje nocturno llegando lentamente a un cosmos con sus propias leyes. Desde las butacas, los presentes se convirtieron en pasajeros en trance volando hacia nuevos imaginarios. Luego, llegaron vibraciones positivas con la suavidad de “Florecerá”.
A ello siguió una atmosfera delicada con “Te fuiste mucho y lejos”, un tema que nunca había sido tocado en vivo. Al oír las primeras estrofas, un torrente emocional se combinó con la llegada directa al oído del tema “Sobre mi lengua”, que mantuvo el sentimiento a la par de la voz con el estribillo “aves, aves salen de paseo, salen por que sí”.
Dentro del edén musical comenzó a sonar “Atardece”, donde los ángeles Rocío Aristimuño y Dana Fernández, desplegaron sus encantos en unos bellísimos coros que acompañaron toda la canción. Y si de sorpresas se trata, Tomás brindó un tema inédito llamado “El último día”, una sonoridad armónica que tornó su música única y personal, para demostrar todo su talento.
A mitad del show llegó Lisandro Aristimuño, quien junto a Tomás, desplegó las melodías de “Verde Árbol”. Con la esencia colorida de la naturaleza, ambos se fundieron en un juego sonoro. El tiempo se detuvo, quedando atravesado por ese sur que se sumerge en los acordes, llegando del modo más sublime. El lazo de fraternidad siguió con la sorprendente y colosal versión de “Paranoid Android”, de Radiohead, con la que todos quedaron hipnotizados y boquiabiertos escuchando el riff de Juan Gracia, que dió lugar a un excelente segmento rítmico. Siguiendo con “No me miras”, y la potencia avasalladora de “Punto Cardinal”, donde la voz de Tomás se combinó con la batería y la fuerza de Diego Ardenghi, logrando un sonido atrapante.
Otro de los invitados de la noche fue Tomás Aristide, quien había participado en la banda anterior, Mañana en la batalla piensa en mí. Con la emotividad a flor de piel, tocaron “Hermanos”: un canto a la vida, un himno a la unión.
Desde un increíble clímax instrumental se comenzaba a delinear el desenlace. Todas las voces al unísono pidieron uno más. El músico volvió al escenario con una expresión que dejaba ver a pleno el disfrute de cada segundo, dejando que sus canciones hablen por él. Dando lugar a un increíble festejo sonoro, regaló otra sonrisa con “Fin”.
Fue un recital en el cual se percibió una entrega total frente a un público que abrazó cada melodía retribuyendo un intenso aplauso final. Desde las cuerdas de su guitarra, Aristimuño ofreció, durante dos horas sin pausa, lo mejor de sus melodías, en las que combinó emoción y excelencia musical. Verde Árbol alimenta los canales auditivos con bellas canciones para los días de la vida.