The View continúa ofreciendo su pop-rock indie decididamente británico en su cuarto álbum de estudio Cheeky for a Reason.
Por Emmanuel Patrone
La primera década del siglo XXI trajo consigo un derrotero significante de bandas de rock independientes con base en las islas británicas. Luego de la aparición de The Libertines, que le dio empuje al rock alternativo inglés tras la caída de la primavera del brit pop noventoso, muchas fueron alcanzadas por el inflador mediático de revistas especializadas como la NME, en pos de generar un clima musical alentador. Algunas tuvieron suerte, no sólo por la publicidad aceitada, sino porque han sabido convivir con esa fama repentina y pudieron mantenerse relevantes. Arctic Monkeys, Kaiser Chiefs, Franz Ferdinand, The Horrrors son sólo algunos ejemplos. Por otro lado, tenemos a conjuntos que no han corrido la misma fortuna, y, entre tantos -¿alguien se acuerda de The Fratellis?-, se encuentran The View. A su primer álbum, Hats Off to the Buskers (2007) no le fue nada mal. Incluso llegó a ser disco de platino. Pero no podemos decir que llegaron a despegar definitivamente, salvo por algún que otro single aparecido en publicidades y programas de TV.
Ni tan ofensivamente inofensivos como los Kooks (y tampoco sin sus hits) ni tan hermosamente agitadores como los Libertines, The View puede ser considerada como una banda de 2º orden en el cosmos del indie británico. Se puede culpar, si se desea, a la falta de un equipo de marketing poderoso, pero los yerros podrían observarse asimismo en la escasez de impacto en la música de los muchachos. Pero tampoco hay necesidad de ser tan duros con estos escoceses. Cheeky for a Reason, su nuevo disco, no es ciertamente un álbum a quien alguien pueda escuchar con expresiones de desprecio. No hay demasiados riesgos en el disco, sí, pero eso no es lo que uno suele ir a buscar a la hora de oír un disco de un grupo como The View. Uno intenta encontrar otras cosas, más asociadas al pop-rock británico joven: voces con acentos pronunciados, guitarras frescas, melodías pegadizas y letras sobre cosas mundanas como, por ejemplo, chicas con tatuajes de mal gusto. Y Cheeky for a Reason cumple, a su modo, con esa previsible y humilde lista.
Capitaneados por una producción limpita, que no deja lugar a rispideces de ningún tipo, Cheeky for a Reason es un disco –a falta de una mejor palabra- complaciente. Prueben pasando el álbum entero en una fiesta o juntada o reunión social un sábado a la noche en sus casas, preferente en las primeras horas de la noche, en la cual los invitados van cayendo de a poco y sorbiendo los primeros tragos de alcohol. Alguno moverá la patita con temas como “Hold on Now” o “Hole in the Bed” o por ahí se le pegará el estribillo del single “How Long” o los coritos en “AB (We Need Treatment)”, otro se sentirá a gusto con la atmósfera cálida a la Fleetwood Mac de “The Clock”.o hasta puede haber alguno que pregunte qué está sonando en la sala cuando llegue “Tacky Tatoo”, con sus teclados que asoman una pretensión de generar un final de cariz épico que, más allá de las buenas intenciones, no se llega a concretar.
Lamentablemente, lo más probable es que el trabajo pase desapercibido. Salvo algunas melodías que logran el objetivo de provocar cosquillas en el oído medio, este cuarto disco de The View es lastimosamente poco memorable. En eso se hermana con el resto de los trabajos del grupo, aunque –y hay que ser buenos en este aspecto- Cheeky for a Reason es más consistente, y canciones como las mencionadas anteriormente pueden sobrevivir algunas semanas en tu reproductor de MP3 favorito.
¿Entonces, qué es Cheeky for a Reason? Un disco de rock británico independiente, con algunas canciones rescatables, que coquetea con la potencia por momentos pero sin llegar a explotar y más orientado a lo acústico en otros tramos. Casi en un dejo de indiferencia, se puede afirmar que pueden transitar su vida sin escuchar un segundo de Cheeky for a Reason, pero si deciden darle una oportunidad, tampoco esto se podría considerar una gran pérdida de tiempo. Será cuestión de darle al botón de play y ver qué pasa.
¿Qué esta conclusión es el epítome de la tibieza disfrazada de crítica? Puede ser. De todos modos, en definitiva, este cuarto disco de The View es eso: un álbum digerible de pop-rock británico, que no ofende ni fanatiza, que no pincha ni corta, que ni fu ni fa. Y sí, tibio.//∆z
AZ recomienda: “How Long”, “AB (We Need Treatment)”, “The Clock”.
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