En la primera semana de 2018 Netflix lanzó una serie que la crítica ya perfila como una de las mejores del año. The end of the f***ing world deslumbra con su humor negro y una trama que se va soltando con el tiempo. Sangre, postadolescencia y un curioso homenaje a la nouvelle vague.
Por Iván Piroso Soler
El desembarco de la serie a nivel internacional estuvo plagado de curiosidades. Desde la supuesta fascinación de Reed Hastings -CEO de Netflix- hasta las mil referencias cinéfilas que encontraron en la historia los fanáticos, entre ellas Pulp Fiction, Bonnie & Clyde y hasta Badlands, una de las obras maestras de Terrence Malick.
La realidad es que, si hay algo que esta serie basada en el cómic de Charles Forsman logró, fue sacar a Netflix de su ingeniería biométrica a la hora de crear sus series. Originalmente transmitida a fines de 2017 en el Channel 4 del Reino Unido, The end of the f***ing world es atractiva por su desarrollo desparejo, que evoluciona a la vez que sus personajes se van despojando de su acartonamiento inicial.
James (Alex Lawther) es un joven de diecisiete años que siente que es un psicópata. Para comprobarlo, decide planear el asesinato de Alyssa (Jessica Barden), una compañera del colegio. Ella, a su vez, quiere enamorarse del chico. Juntos, y sin saber muy bien las intenciones del otro, se dan a la fuga de una sociedad que creen que no los comprende: ella odia a su familia, en especial a su padrastro, y él encuentra obsoleta la relación con su padre. En este viaje que afrontan por el interior de Gran Bretaña la pareja de outsiders irá encontrando en el camino a personajes que les revelan un mundo mucho más oscuro que la personalidad que ellos creen que tienen.
The end of… genera en un primer momento una sana resistencia en el espectador. Si bien Hastings, CEO de Netflix, la vendió desde su propia cuenta de Facebook como salvajemente adictiva, la realidad es que la serie se muestra en un principio algo reticente. Con una presentación de los personajes un tanto forzada, las apariencias se van cayendo al igual que la pose inicial de ellos.
Alyssa encara el viaje en búsqueda de su padre. Si bien la hipótesis más fácil sería presumir que su hostilidad hacia su entorno se debe a un daddy-issue, con el correr de los ocho episodios podemos entender que es un mecanismo de defensa que fue adoptado para enfrentar a un mundo que, sencillamente, odia a las mujeres. Sobre todo si son jóvenes y especialmente si no son sumisas. James, por otro lado, acompaña en su decisión a Alyssa para corroborar su psicosis autodiagnosticada.
Jean Luc Godard profesaba que para crear una película se necesita solamente una mujer y un revólver. Ambos elementos se encuentran bien presentes en la serie, como también otros reconocibles en la obra del maestro francés. El dúo conformado por James y Alyssa es fácilmente visible en películas como Pierrot le fou (Pierrot el loco) o À bout de souffle (Sin aliento), y esta última referencia se vuelve más aguda tras el cambio de look de los protagonistas. Podemos rastrear más huellas del legado de la nouvelle vague (sobre todo de François Truffaut) hacia el desenlace de la temporada, donde cada paso lleva a consecuencias que se van concatenando hasta llegar a un estruendoso final.
El desarrollo de The end of the f***ing world se escapa levemente de lo que nos tiene acostumbrados la maquinaria de Netflix, quizá porque la serie no fue pensada originalmente para el sitio de streaming. Esto se hace patente a medida que la narración se separa de su comienzo forzado, en el que la pareja protagonista es presentada de una forma acartonada, algo que funciona quizá para agradar a aquellos fans que busquen una identificación con personajes hastiados del mundo. Este enojo algo ingenuo se va desarmando a medida que James y Alyssa van entendiéndose entre sí y entendiéndose a sí mismos. Que ellos se sientan más reales no los hace, a la larga, más indefensos.
Con notables participaciones de actores usuales en el cine británico (se destaca el ligero paso de Geoff Bell y el de Gemma Whelan, que interpreta a la detective Eunice), la primera temporada viene cosechando críticas positivas. Pero, aunque figure con un 100% en Rotten Tomatoes, la serie no tiene todavía una segunda temporada confirmada.//∆z
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