El power trío cordobés presenta IV, su cuarto disco. En ArteZeta conversamos con la banda acerca de su sonido, atravesado por la improvisación y la movilidad estilística.

Por Carlos Noro
Fotos de Luciano Domene y Pablo Brunotto

Sur Oculto hace carne aquel axioma que dice que el todo es más que la suma de las partes. La banda, que tiene la particularidad de ser un power trío sin guitarras ni voces, acaba de estrenar IV, un disco inclasificable. Con más de veinte años de trayectoria, la formación estable desde 2015 cuenta con Sebastián Taves en bajo —único miembro original—, Andrés Arias en teclados y Emanuel Borgna en batería. La música de los cordobeses parece transitar un horizonte imaginario en el que el que jazz, la música progresiva, el post metal y cierta psicodelia dramática, atravesados por una impecable pericia técnica, construyen paisajes cinematográficos en los que la improvisación es la manera de entender el universo musical del trío.

ArteZeta: Luego de Trío, Estados y Sur Oculto decidieron nombrar a este disco IV. ¿Hay elementos, sonoridades y atmósferas que de alguna manera arrastraron hacia este cuarto capítulo?

Sebastián Taves: Hay dos respuestas posibles. Es verdad que es el cuarto disco pero también aparece la presencia del número cuatro que es muy representativo para nosotros. Para nosotros, Sur Oculto es como una especie de ente y esto lo convierte en un cuarto integrante. No es que somos nosotros tres y nada más. Creemos que hay algo superior que nos une más allá de los aportes de cada uno de nosotros como músicos. Tiene que ver con eso, con esta entidad que sentimos que está desde el comienzo de la banda que, por ejemplo, tuvo otros nombres como Fauda. Para nosotros hay un ente aparte que es esto que llamamos Sur Oculto y que es una especie de síntesis de lo que somos. Desde lo musical, te diría que este disco es una evolución de lo que venimos haciendo porque, con los años, este ente del que te hablo se expandió y fue para otros lados, con una continuidad de sonidos que crece.

AZ: Siempre remarcan que la banda tiene como objetivo “hacer música sin encasillarse” y romper con la idea de estilo. ¿Cómo se transita este desafío de abrir la propuesta hacia diversos espacios musicales?

ST: Se fue dando solo. Ser una música instrumental, tan diversa, y no buscar un único objetivo en cuanto a estilo, nos abrió puertas a distintos espacios. Siempre me acuerdo que en el año 2000, por ejemplo, en un mismo fin de semana tocamos en un festival de jazz, en uno de heavy metal, en una peña y con Guillermo Cides más ligado a King Crimson. Lo loco es que en cada caso los organizadores se contactaron para invitarnos. Nosotros siempre nos sentimos sapo de otro pozo, pero en realidad nunca lo fuimos. Al ser una banda under siempre hemos tocado con bandas de muchos estilos que nos recibieron con las puertas abiertas, lo que habla bastante de nuestra idea de lo musical.

AZ: La tapa del disco mezcla elementos barrocos, un engranaje junto a elementos de la naturaleza que incluyen el cielo y una mariposa. ¿Cómo se vincula con la música del disco?

Andrés Arias: Hay algo relacionado a la idea de renacimiento, ligada a la mariposa y a la nueva formación de la banda. También aparece otro elemento que es la clepsidra, o reloj de agua, que da cuenta de este aspecto mecánico y que ya fue parte de otras tapas nuestras. Esta cuestión relacionada a lo mecánico y a la relatividad del tiempo aparece con fuerza en las canciones, en ocasiones de manera explícita con sonidos que remiten a eso, y en otras implícita, con atmósferas sutiles que generan clima. En conjunto, la gráfica apunta a mostrar la variedad de sonidos y sensaciones que construimos.

ST: Como dice Andrés, hay elementos que se repiten, como el tiempo o la mariposa, y que son parte de este mundo que es Sur Oculto. Concuerdo en la idea de renacimiento. Muchos nos dijeron que es como un Fénix que se renueva, que cambia, evoluciona y suena a Sur Oculto. Tiene que ver con las etapas, los tiempos y con las distintas transformaciones que atravesó la banda. Es un reflejo de lo que somos.

AZ: En IV, en comparación con Sur Oculto,  se incorporaron silencios y momentos sutiles, especialmente propuestos por el piano. ¿Sienten que hoy la música de la banda funciona mejor sin cierta velocidad y frenesí incesante?

ST: Son etapas. La música de Sur Oculto siempre se dio en función del momento en que se creó. No hubo una búsqueda en particular sino que nos dejamos llevar. Lo que aparece es lo que se va dando. Creo que se relaciona con la evolución de la banda y con la idea de no repetirse.

AA: Sumaría que tiene que ver con la madurez de la banda, más allá de los integrantes. Creo que es una impronta que tuvimos muy presente a la hora de componer los temas, principalmente porque buscamos cierta dinámica entre los momentos de mucha información musical y otros con poca información musical y más simple. Fue un objetivo que nos planteamos, sin charlarlo explícitamente, desde el minuto cero de este disco. Y creo que se nota a lo largo de las canciones.

AZ: En las canciones se puede escuchar que la interacción entre ustedes tres propone una dimensión lúdica, a pesar de hacer una música con cierta complejidad técnica. ¿Cómo manejan el contraste entre estas dos dimensiones?

AA: La parte lúdica siempre está y es un juego buscado desde la improvisación y de las partes que vamos incorporando a las canciones. Tiene que vibrarnos bien lo que suena, como un todo lineal también, para que una parte quede o no. Por ahí no nos basamos tanto en si la composición está buena en distintos segmentos, sino más bien cómo narra y cómo se relaciona con las partes anteriores y las siguientes.

ST: Creo que nuestros temas nacen de la improvisación. Estamos zapando, sale algo que nos gusta y empezamos a laburar. Ahí aparece la técnica, lo que no quiere decir que pensemos la complejidad técnica desde el vamos. Por ahí a veces trabajamos para encontrarle la vuelta para que algo nos guste, pero siempre desde la improvisación. Puede ser que nos guste algo, lo grabemos con un celular y después empezamos a jugar con eso, darle forma, cambiarle algo. Incluso cuando armamos los temas nadie le dice al otro lo que hay que tocar, excepto que tenga algo muy en mente. A la vez siempre, estamos los tres al momento de decidir. Si a alguno de los tres no nos gusta algo, se descarta y se sigue laburando con otras cosas.

AZ: “Lowapretato” tiene un diálogo al final en el que uno de ustedes dice: “Me dijiste que no piense”. ¿Qué es para ustedes “no pensar”? ¿Qué aspecto positivo tiene?

AA: En este caso, tiene que ver con la escala en la que estábamos tocando, pero otras veces puede tener que ver con la métrica. En definitiva, cuando logramos no pensar en esas cuestiones podemos darnos esa libertad de no estar tan estructurados respecto a lo que tocamos. De todas formas, a veces, cuando estamos armando alguna parte en especial y no llegamos a entenderla rítmicamente, nos guiamos por el pensamiento para entenderla. Si podemos elegir, no pensar es mejor.

AZ: “Del viento” es una canción en la que los instrumentos emulan el sonido de la naturaleza. ¿Qué tan importante es para ustedes remitir a la idea de la naturaleza como parte de la música?

ST: Particularmente, esta canción la estrenamos en El Teatro del Viento en Neuquén. Tenía algunos sonidos que nos hacían recordar al viento, pero no fue algo pensado, se dio así. Pero hay referencias sonoras que nos remiten a eso: es dura y cruda como la Patagonia. En definitiva, es algo que se dio dentro de la música. No es algo tan pensado. La música nace primero y después, según lo que escuchamos o nos trasmite, les damos una forma o un nombre.

AZ: Otro concepto que parece atravesar el disco es la narración cinematográfica, con canciones que parecen tener un inicio, un punto de quiebre y un desenlace. “Surpenso”, incluso, tiene un piano digno de Hitchcock. ¿De alguna manera las canciones podrían ser consideradas como pequeñas películas?

Emanuel Borgna: En general, escucho las canciones y me surgen imágenes de cada parte o momento de la canción. Creo que al no tener letra, nuestra música lleva a imaginar lugares, situaciones y también personajes. Personalmente, me lleva siempre a imaginar escenas. Por eso no me parece extraño pensarlo de esta manera. Hay mucho de eso en nuestras canciones.

AA: Hay mucha relación con lo cinematográfico. Podríamos separar las partes de los temas como escenas y personajes que podríamos diferenciar bastante bien al ser un trío y al ser instrumentos tan diferentes. Se pueden notar los personajes, los roles que cumplen, y en base a eso generar una historia narrada, no necesariamente con palabras sino con atmósferas sonoras.

ST: Creo que al guiarnos por la improvisación aparece la idea cinematográfica de cierta incertidumbre y, en ese punto, creo que generamos ciertas tensiones o sensaciones que son parte de nuestra música. Es ahí donde hay pequeñas películas en nuestra música.

AZ: En este disco agregan los capítulos 4, 5 y 6 de “Zeitgeber”, que continúan la saga propuesta en Sur Oculto. ¿De qué se trata esta historia para ustedes”?

EB: Lo primero que hay que decir es que son improvisaciones puras desde cero, sin ningún planteo previo y sin nada pautado. Siento que es la expresión más pura del músico y depende de una especie de participación espontánea que siempre se va a renovar. En nuestro caso, entre el disco Sur Oculto y este último hay distintas formaciones, por lo que cada improvisación tiene la personalidad del músico y funciona espontáneamente.

ST: Creo que tiene que ver con lo que es para nosotros Sur Oculto, esa idea de un ente regulador, de este cuarto integrante que, más que cuarto integrante, es quien nos maneja a nosotros y que está desde siempre. En este lugar es donde más presente está porque no hay nada preestablecido. No decimos ni qué tonalidad es, ni qué estilo va a ser, ni qué camino va a tomar. Tiene que ver con eso. Ahí es donde está completamente libre y Sur Oculto está más presente que nunca. Es lo que pasa en el momento. Por ejemplo, para el disco grabamos en tres días. Los dos primeros grabamos las canciones y el tercero zapamos con algunas sobre grabaciones. Teníamos dos horas de zapadas y cada debía elegir qué iba en el disco. Lo loco es que elegimos las mismas. Eso da a entender que hay algo aparte. Es difícil que tres músicos se pongan de acuerdo en ese punto y en otros casos podría haber sido un caos. Acá no, y eso tiene que ver con este ente.//∆z