Hablamos con la banda liderada por Rosario Bléfari sobre su modo de crear canciones, la etiqueta “indie” y el estado actual de la música independiente.

Por Ayelén Cisneros
Fotos de José Luis Torres Leiva y Nadia Guzmán

Se deslizan a través de la melodía. Casi naturalmente, como si hubieran nacido en un líquido que en realidad es canción y que los acompaña desde ese momento. Moldean el sonido hasta convertirlo en algo parecido a la alegría, a la melancolía y también a la oscuridad. Sué Mon Mont, recorre los caminos de la independencia a través de la música y se consolida como una de las bandas referentes de la escena actual.

En 2014 sacaron un disco homónimo y el año pasado un EP llamado Contratiempo. Este grupo, compuesto por Rosario Bléfari en la voz, Gustavo Monsalvo en la guitarra, Marcos Díaz en el bajo y Tifa Rex en la batería, se presentará el próximo sábado 9 de julio en el festival de festivales Independencia Viva. ArteZeta dialogó con Bléfari a pocos días del recital que darán en el Club Cultural Matienzo.

AZ: ¿Cómo logran congeniar cuatro músicos que tienen a su vez otras bandas y principalmente, otros recorridos?

RB: Creo que la música finalmente es un territorio de encuentro a pesar de las diferencias,  que en este caso no son tan abismales y por otra parte las diferencias nos permiten buscar ese punto, cada uno pone la parte de su memoria musical y sus influencias que le permite entrar en diálogo con los demás, no se trata de un “tironeo” sino de una conversación.

AZ: ¿Cuáles fueron las motivaciones para crear Sué Mon Mont?

RB: Las ganas de tener una banda nueva, más que nada y también las ganas de pertenecer a un proyecto y trabajar en él, que no fuera el de una solista sino que nos perteneciera a todos por igual. Con ese compromiso.

AZ: ¿Cómo componen sus canciones?

RB: Hasta ahora las compuse yo y con los demás lo llevamos a nuestro lenguaje en común, el de la banda, traduciendo las canciones de su estado original de guitarra y voz a una banda con esta formación. Pero estamos en un proceso de composición en base a improvisaciones que será más colectivo.

AZ: ¿Cuáles son sus influencias a la hora de hacer música?

RB: No sé, porque confluyen muchas cosas, creo que una de las vías de influencia, me arriesgo a decir que somos nosotros mismos, la influencia de nuestras otras bandas y la de las bandas amigas.

AZ: ¿Qué opinas sobre la etiqueta “indie” que les suelen poner?

RB: A mí no me gustan las etiquetas, lo lamento mucho pero es así, jamás me gustaron, creo que generan prejuicios, divisiones, boludeces de todo tipo, incluso gente que aparece poniéndose la etiqueta de antemano como si fuera un carné de pertenencia.  En este caso, entiendo su origen relacionado a lo independiente, y eso no está mal, pero de ahí a que sea un estilo musical, un subgénero, me parece como cuando querés taxidermizar algo, la etiqueta del tipo de música es una cosa limitadora, que encierra. Encima que sea como en inglés más me molesta porque le da un tinte de algo que parece que la gente que se inscribe en eso quiere hacerse la canchera, no sé, despierta odios en algunos y los re entiendo, me pasaría lo mismo si de pronto naciera hoy y me dijeran “mirá esos  son los indie”, “¿los quéeee?” preguntaría.

AZ: ¿Estás leyendo un libro actualmente? ¿Cuál?

RB: Estoy con Ningún lugar adonde ir, diarios de Jonas Mekas, y terminé de leer Soluciones quirúrgicas de Gabriela Larralde, cuentos muy buenos.

AZ: ¿Sentís que la literatura te inspira? ¿Qué autores?

RB: Claro, pero me inspira de una manera indirecta, por ejemplo este diario de Jonas me acompaña, siento que voy con él y él anda conmigo y los cuentos de Larralde que mencioné me dieron muchas ganas de escribir. Justo tengo que entregar unos cuentos para editarse en Eloísa Cartonera de Perú y me inspiró, me dio ánimos de escribir.

AZ: ¿Te interesa la narrativa a la hora de escribir? Te pensaba más ligada a la poesía y el teatro.

RB: Me interesa también la narrativa y cada vez le voy a ir dando más lugar, aunque a decir verdad me interesa conseguir caminar en la frontera de los géneros, entre unos y otros, que pueda ser leído como narrativa, como ensayo, como poesía, que no se distinga exactamente su pertenencia, me gustaría lograr eso ero bueno, estoy trabajando. Tal vez no lo logre pero es mi intención.

AZ: ¿Qué le depara el futuro para Sué Mon Mont?

RB: Queremos tocar en un ciclo organizado por nosotros entresemana con distintas bandas invitadas, eso es lo que se viene para agosto-septiembre y un nuevo EP con temas nuevos que estamos tratando de hacer entre todos.

AZ: ¿Cómo se preparan para el festival Independencia Viva?

RB: ¡Tenemos que ensayar!

AZ: ¿Qué es para ustedes la independencia?

RB: No depender de la decisión de otros para hacer música, editarla y tocar. Es un tema delicado, me voy a detener en esto, porque tiene su origen en respuesta a los sellos discográficos o las agencias y radios que manejaban la música como un negocio, donde la edición y la difusión dependía exclusivamente de ellos y el panorama cultural quedaba supeditado a sus decisiones motivadas por las ganancias y pérdidas. Pero eso ya no es tan así, la música pudo encontrar maneras de zafar de esa limitación y encontró caminos al margen.  Sin embargo, ellos también buscaron maneras de volver a dominar la escena y su presencia se ha transformado y encontrado también otras maneras de meterse en el camino. Es largo de desarrollar. Agregaría que las políticas culturales del Estado son fundamentales para regular sus acciones, poniendo restricciones, habilitando espacios, proporcionando conocimiento, subsidiando proyectos. Porque en el ejercicio de esa independencia que queremos lograr, se produce también una injusticia si los artistas quedan a la intemperie, solos, autogestionándose en un ámbito de desigualdades imposibles de acortar. Grabar, por ejemplo, si, es posible en una computadora y bla bla, pero el trabajo de estudio, los técnicos, hay gente estudiando, operadores, ingenieros, el equipamiento en el que invierten, incluso hasta el más pequeño estudio gasta, necesita pagar sus cuentas, si está 100 horas mezclando, una persona ¿de qué vive?, no podemos ser todos constructores de productos culturales para la comunidad por pura vocación o gusto, o dependiendo solamente del espectador que viene al show y compra un disco con suerte, que teniendo en cuenta que la difusión solo depende de las redes sociales e Internet -ya intervenidas por los que quieren volver a tomar las riendas del negocio musical- y por lo tanto se pulveriza, o atomiza en el universo del todo, es difícil conseguir que esas entradas o ventas de discos lleguen a “gestionar” como queremos, o creemos que podrían. ¿Cuántas bandas o solistas o cantautores lo consiguen? Estamos subsidiando nosotros mismos la cultura.

AZ: Con la ausencia total del Estado…

RB: Al final es como una trampa, imagino a un funcionario diciendo: “dejalos, si quieren ser independientes y autogestionados, no gastemos un centavo en ellos”. La cultura no puede depender exclusivamente de la inversión que hacemos cada uno de nosotros, incluso vos que estás haciéndome esta nota, que como nos gusta lo que hacemos, somos de alguna manera engañados con nuestro propio discurso. Primero y principal porque existe una parte del presupuesto del Estado que está destinado a ser invertido en cultura. Y por otra parte, igual o más que importante, es el hecho de que hay artistas incipientes, incluso ya de larga trayectoria, que no disponen de los medios para vivir solo de su arte, que tienen que trabajar de otra cosa y hacer en el tiempo que les queda su tarea artística y además todas las tareas de autogestión y cuando el tiempo pasa y se suceden diversas frustraciones porque es remar en aguas difíciles, se cansan, se desalientan, abandonan, y algunos ni siquiera lo intentan de solamente ver a otros naufragar. Y viéndolo del otro lado, también el público, que somos todos, también se cansa, y se la banca también, esperando mil horas, en lugares donde muchas veces no se los trata bien, se les cobra demás por una cerveza caliente, no hay buen sonido, cierran el lugar y se suspende. Entonces es pobre eso culturalmente porque termina siendo relegado a un lugar marginal que se sostiene durante un tiempo de la vida solamente, mientras te lo aguantás, eso es algo muy perverso y contradictorio. Como si todo ese maltrato fuera parte de una mística, no es así, tenemos que cambiar en nuestra mente esa idea. Bueno mil cosas que seguiría enumerando, como la formación de músicos y público que también debería cultivarse, por las cuales seguiría revistando el concepto de independientes y  preguntándonos cómo podemos ser independientes sin estar solos en eso, desamparados, haciéndolo todo y poniendo lo mejor hasta no dar más. No es desesperanza ojo, es una mirada autocrítica, porque creo que eso es indispensable para vivir.//z