En Magnifique, el dúo instrumental neoyorquino Ratatat regresa a su esencia más guitarrera. Su quinto álbum de estudio es un tracklist de melodías oníricas dinámicas retrofuturistas que bien podría funcionar como banda sonora si cineastas de la talla de Sergio Leone dirigiesen westerns del futuro.
Por Walter Sosa
Evan y Matt están (en viaje) de vuelta. En su primer disco en cinco años, los productores de Brooklyn reaparecen con manija de sobra para darle cuerda a sus guitarras. Esta vez, los complementos espaciales devenidos de sintetizadores aggiornados se complementan con la esencia guitarrera de sus comienzos. El resultado es un recorrido quimérico que bien podría deberle aura a las melodías western de Ennio Morricone como también al Human After All de los robots franceses.
La banda de sonido de una película de Sergio Leone, un disco de Daft Punk. La asociación podría ser rebuscada pero si uno se entrega a los catorce temas que integran Magnifique las sensaciones producidas virarían hacia estos amplios horizontes: desde paisajes desérticos a bares tan lelush para hipsters que bailan sin desprenderse de las barras.
Los de New York City nuevamente experimentaron con el fuego sagrado de los seis hilos eléctricos. Este regreso a las bases es un resetear, un poner la palanca en punto muerto sin bajar las revoluciones, un volver a enchufar los cables. Con su quinto trabajo, los yanquis se supeditan a los orígenes pero mirando hacia adelante. Logran una obra que conglomera maravillas funkys y beats de discos que enarbolan melodías oníricas sin perder su resabio bailable.
La reverencia a Classic es más que celebrada sobre todo si uno toma como parámetros a sus últimas producciones. En este último lustro la dupla de Brooklyn había dejado sino dos discos extraños- LP3 de 2008 y LP4 de 2010 – sobresaturados de hip-hop. Si bien el flamante álbum no es una revolución se acerca al cenit que fue su disco debut de 2006. El nuevo trabajo es un recorrido de guitarras eclécticas que logran tener coherencia, sin abandonarse a las misceláneas tecno-sintéticas, en una belleza que no necesita de palabras.
En las catorce canciones de Magnifique Ratatat se mueve sin descanso a través de diversos estilos y géneros musicales. “Intro” comienza como una burbuja a punto de explotar para luego darle lugar a una pianola que se conjuga con el sonido de guitarras que van creciendo, sin desbordarse, para dar pie a los beats y acordes promiscuos de “Cream On Chrome”. En el tema homónimo pareciera emerger esa aura de Morricone, mencionado párrafos arriba. “Abrasive” es el track más divertido, denota y superaciones: suena a Avicci sin perder el clímax indie de producciones más sofisticadas.
El sonido del oeste John Ford style regresa con todo en “Drift”: la sensación es de pereza sobre paisajes solitarios y se replica en “Supreme”. “Pricks of Brightness” es un western retrofuturista, el más rockero del tracklist. “Countach”, “Nightclub Amnesia” “Primetime” y “Cold Fingers” podría ser sin problemas una producción de Guy-Manuel de Homen-Christo y Thomas Bangalter. “Roma” es tal vez la de las más melódicamente bonita del álbum junto con “I Will Return”. Estos dos track suenan a consagración. Aquí el lenguaje policromo de las seis cuerdas logra su consagración y se revierte en un paisaje propio de miradores. La pianola vuelve en “Outro” y el disco termina hasta quedarse sin cuerda.//∆z