El bajista de 107 Faunos, Félix Sisti Ripoll, hace su debut en plan solista con un registro lo-fi sensible. Relatos concisos y atemporales de melancolía y ensueño.

Por Claudio Kobelt

Jóvenes acodados en los bares anotando sus proyectos con tinta dorada, marineros escuchando las olas imaginando las luces de la ciudad, y viajeros visitando Europa desde su pared son solo algunos de los habitantes de los micromundos de Félix. Soñadores empedernidos, jóvenes eternos, perdedores hermosos con ansias de un futuro plateado y los sueños como motor.

Félix Sisti Ripoll, bajista de 107 Faunos, entrega en su primer álbum solista -de nombre FELIX–  pequeños relatos intimistas desde la piel de un observador sensible y cercano, que con una poética emotiva, romántica inocencia y gran ternura refleja historias del lado más salvajemente melancólico de la tarde y la  ciudad.

El disco presenta canciones dulces envueltas en Lo-Fi caliente. Un sonido sucio y bello como minúsculos fragmentos de polvo flotando en la penumbra de la ultima luz. La conjunción entre letras, melodía y sonido da por resultado un viaje emocional a diferentes eras y lugares, tiempos y espacios donde todo es mejor, o al menos mucho más simple. Los temas apenas superan los dos minutos (salvo “Países” y “Colecciones” que rondan los tres) dando pruebas del espíritu efervescente y de la descarga vibrante que necesita ser dicha de inmediato y sin demasiados artificios, como un trovador punk rock con el corazón abierto y herido por la nostalgia.

El álbum contiene dos lados bien marcados. El comienzo del lado A con “La Juventud” y “Marquesinas” es del mejor pop alternativo y cancionero, protohits hirviendo de energía viva y contagiosa a máximo poder y simpatía. “Fiesta en el lago” es justamente eso: la banda de sonido para una celebración con banderines gastados y vasos rojos, jóvenes moviéndose en cámara lenta bailando y sonriendo por una noche que no debería terminar jamás. El cierre del primer lado llega con “Universales”, una bella canción de voz cruda y guitarra  que habla de la inspiración y de los “Veranos que perdimos en la habitación/para cruzar la periferia del amor”, otro de los temas más  sobresalientes y recomendables de la placa.

El lado B abre con “Algo nunca visto”, una explosión de calor rabioso y el relato sobre lo que nunca sucedió. “Países” es el himno máximo en esta serie de baladas sobre soñadores al hablar de viajeros desde su almohada, y “Expediciones Nocturnas” es una guitarra inflamable, un ritmo ardiente y un recorrido por las calles del barrio. El final del lado y del disco llega con “Colecciones”, espesa melancolía de lluvia y atardecer, de barrio anocheciendo, de garua cayendo suave en el rostro de los que miran al cielo esperando que mañana quizás sea mejor.

Pavement, Weezer, Los Planetas de los comienzos,  Javi Punga, Antolin, y hasta los primeros 107 Faunos son algunas de las referencias para este primer disco de Félix, cuya voz suena siempre emocionada, sincera, desbordante de recuerdos y sensaciones que transmite con calidez. Aunque en diversas ocasiones no se entienda lo cantado debido a la particular suciedad del espectro sonoro, las melodías, el timbre, las palabras terminan escurriéndose entre la cortina sónica y llegando hasta el oyente causando un impacto igual o mayor, como si la percepción vibrara movilizada por algo detrás de todo ese sonido, un alma resonando fuerte y en sintonía en la canción.

El sol  naranja colándose por la hendijas de una persiana cerrada, mientras la luz del tubo fluorescente choca con un envase vacío de cerveza creando un arco iris invisible con el humo del cigarrillo y los sueños imposibles. Afuera un perro ladra desde la parte de atrás de una camioneta en marcha a unos pibes jugando a la pelota en un potrero de tierra. Y desde una terraza baja Félix observa todo pero no como un voyeur, sino como un participante inquieto, un narrador en tiempo real de un mundo simple pero hermoso, con la fantasía del futuro y una nostalgia dolorosa pero vibrante de  mil proyectos, sueños y el más puro y radiante amor.//z