Solos de Remington, editado por La Comarca, compila los cuentos de Néstor Sánchez, uno de los escritores de vanguardia más grandes de la literatura argentina de los 60. Un pasadizo directo a la Néstor Sánchez Experience!
Por Alan Ojeda
¿Cuál es el trabajo de un cómico? ¿Qué es lo que hace cuando crea un chiste elaborado con material conocido de manera tal que logra ponernos en jaque? Deconstruye, des-naturaliza, arranca a la cotidianidad de su lógica llana. “¿Conocimiento de qué, de quién? […] Conocimiento, en fin, de una voz (si es que está en mi) una voz a descubrir y que una vez descubierta sólo sirva para llevarse algún día al ritmo de un párrafo donde ya no quede la más mínima posibilidad de deslinde o atajo, donde tenga que mirarme cara a cara, por un instante, y entonces empezar a vivir para el desarrollo de esa vos, o para olvidarla y recordarlo siempre”, dice Néstor Sánchez que en definitiva es el Cómico de la lengua.
Cada texto de Sánchez desarma la prosa como si se tratara de un tema de free jazz. Cada oración tiene un final imprevisible, porque lo que importa ya no es narrar, sino esa voz en movimiento, rítmica, del devenir escritura. Así nos desnuda de la costumbre y nos obliga a realizar un pacto de disciplina, tan riguroso como el suyo con las ideas de Gurdjieff.
Solos de Remington, editado por La Comarca, una nueva editorial conformada con Federico Barea y Claudio Sánchez (hijo de Néstor) recupera tanto los cuentos del primer libro de Sánchez –Escuchando a tu hijo (1963)– y otros publicados de forma individual, y concluye con “Avatar clandestino” el último, que no fue mecanografiado sino manuscrito en una hoja lisa, con una prolijidad de cirujano. Este paradigmático escritor, con su nadar contra la corriente de la lógica común y la literatura “legible”, ha logrado consagrarse como uno de los escritores de vanguardia más grandes de la literatura argentina de los 60.
Al comienzo del libro hay un apartado que es el que le da nombre a toda la compilación, ahí podemos encontrar fragmentos de sus novelas que permiten observar el proceso creativo y reflexivo de Sánchez al momento de pensar en la escritura. Así descubrimos los “espacios entre palabras que brotan de algo parecido al júbilo”. Digo, “algo parecido” porque, al igual que la música, sus textos son inefables. Toda su vida comulgó por una literatura que no fuera comunicable por teléfono, como un chisme, sino que fuera puro espacio de descubrimiento y encuentro. Lo logró. Sánchez es una experiencia intransferible.
Una imagen me viene a la mente: Sean Connery diciéndole a un joven afroamericano que aprete fuerte las teclas de su máquina de escribir, porque así se siente el ritmo de las palabras. Basta encontrar el ritmo de una frase para descubrir el destino de un párrafo, de un texto entero. Solos de Remington es la música de la lengua. Es lo que aparece ahí, en el contacto profundo de quien escribe y se abandona al ruido de las teclas, como si fuera una trompeta o un saxo.
Una nueva puerta se abre hacia la Néstor Sánchez Experience! Los interesados en conocer más del autor, próximamente podrán disfrutar de Se acabó la épica, el documental sobre su vida dirigido por Matilde Michanie, investigadora, guionista realizadora y productora. De esta manera se pueda conocer quizás algo más sobre este escritor cuyos textos no se ofrecen fáciles al lector, no se entregan, sino que, como una prueba espiritual, se merecen o se ganan.//∆z
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