Pop en Oro, una multitud de bandas en los escenarios de Niceto: en AZ nos quedamos con algunas impresiones del extenso festival.

Por Sebastián Rodríguez Mora

Fotos de Sofía Forciniti

Apenas una docena de personas había llegado cerca de las 9 de la noche cuando Ministerio de Energía abrió el escenario principal con su propuesta de guitarras y sintes. Reinaba la timidez para acercarse al escenario, para ver de cerca al quinteto –que se completa ajustadamente con batería y bajo- mientras repetía la consigna al estilo Kraftwerk de “Caminar”. Se hizo evidente que la altura del mes tampoco generaba desesperación entre los que frecuentan la escena. El fin de mes se hizo evidente en los huecos que quedaron desde el arranque del festival hasta la una y algo de la mañana en que Banda de Turistas lo cerró. La oferta superó con creces la demanda, aún cuando Valentín y Los Volcanes se bajara a último momento por un inconveniente familiar de alguno de sus integrantes. Entre Lados A y B de Niceto, un cúmulo de bandas que reúnen las diferentes maneras de encarar lo pop en la escena independiente.

Un rato después subió Nubes En Mi Casa, esa voz etérea y aniñada. Alrededor de ella el resto de la banda va cumpliendo todos sus deseos, atentos el bajista (con un modelo idéntico al del video ochentoso de “Handle With Care” que tocaba Tom Petty), la batería y la muchacha de los teclados. Mención aparte para su guitarra eléctrica, que suena como un pincel impresionista, iluminando acá y allá, sin grandes trazos. Esta banda tiene un hit escondido, por si no lo conocen: “Los Gigantes”. Una base tecno, si se quiere, matemática y simple cortándose con el rasguido de guitarra acústica, una perfecta fórmula. Nubes estuvo poco en el escenario, el apuro por el resto de las bandas los mandó a mudar fugazmente, pero se llevaron muchos aplausos.

Un rato después estuvo Lavial, pero justo quien les escribe no. Y no quedó registro fotográfico tampoco, pero nos dijeron que sonó y se vio genial, averiguando después de haber pasado a reponer energías enfrente, en la rotisería casi llegando a la esquina de Niceto Vega y Fitz Roy (esto probablemente no tenga nada que ver, se salga del relato de lo que sea que estemos registrando en esta crónica. Pero de eso están hechos los relatos: de lateralidades, de fueras de foco, de aburrimientos compensados y de hambre, mucho hambre). Dicha rotisería, que choca de frente con una buena parte del jet-set niceteano, es el sustento y hasta una de las motivaciones para acercarse a la zona Palermo supra-juanbejustina.

Recomendaciones alimenticias aparte, llegó el turno de Viva Elástico. Alejandro Schuster no tiene problema en mostrar –en mostrar en general, en pelar, en exponerse; por eso es reconocida su actitud de frontman- que “la mejor banda del mundo” (o algo por el estilo) es Virus. El gen Moura de su voz y algunas de las letras de la banda son expresión de ese fanatismo, de hecho abrieron el set con un cover que hace días vengo tratando de recordar y no puedo. Para este tipo de cosas existen las redes sociales y la hiperconectividad: el/la primerx que responda cuál era el cover de Virus se gana un beso de Ale Schuster en el próximo show. Desde la Redacción de AZ ya lo estamos tramitando.

Las chicas, ese leitmotiv de lo masculino. Un núcleo duro de fanáticas seguía con la misma plasticidad los movimientos un poco espásticos del líder. Y que no parezca eso una crítica negativa, o peor aún, una burla. Hay una estética en la imagen que da la banda, algo que tendrá que ver con las melodías de sus identificables hits, que corren por un empedrado de notas. No ahondemos en tierras de lo que no sabemos, remitámonos a los que vimos. Y sin dudas es una banda que la está rockeando, que suenan a hoy. Hasta la abuela de la cantante de Nubes En Mi Casa –sí, estoy casi seguro que era la abuela-, una señora discreta y elegante que atendía el kiosquito con los discos de las bandas que tocaban, estaba encantada con ellos.

Para el final, y después del bache de tiempo que significó el faltazo de Valentín, Banda de Turistas entró pateando cosas y haciendo brillar su indumentaria con retazos de tela reflejante como la que usan los operarios en la Panamericana. Fiebre, velocidad, facha: a pesar de haber estado girando por medio mundo, la banda hace todo lo posible para que el escenario principal de Niceto les quede chico. Una tras otra las canciones se sucedieron en intensas andanadas. Una banda que suena limpia y arrolladora, con una preocupación por la estética que roza lo obsesivo, pero aceptémoslo: funciona.

Terminado todo, nos fuimos rápido porque el recambio al modo boliche de Niceto implica evacuar enseguida. Cada uno a lo suyo, con lo poco que quede en el bolsillo. Las fotos a editar, este texto a preparar. A seguir con lo que eran nuestras vidas antes de la sobredosis de pop.