Ricardo Iorio: la muerte del padre
Por Carlos Noro /// Fotos: Jorge Noro

Un paro cardiaco en su casa de Coronel Suárez donde vivía desde hace más de diez años le arrebató la vida a una de las figuras más importantes de la música argentina. Tenía 61 años.


No es exagerado decir que Ricardo Iorio fue el padre del heavy metal argentino o del “metal pesado”, el nombre que le dio de manera autóctona para terminar de confirmar que en la Argentina era posible hacer una música pesada, rápida y llena de distorsión. Algo distinto a lo hecho por sus iniciadores europeos y norteamericanos. Sus temáticas y sus diálogos con otros géneros (folclore, tango) le dieron una impronta nacional que nadie supo expresar como él. A principio de los ochentas cuando la sangrienta Dictadura Militar todavía sembraba terror y sangre en la argentina, fue uno de los fundadores de V8, una banda que en consonancia a lo que luego se caracterizaría como thrash , música caracterizada por la velocidad vertiginosa y la agresividad, sirvió de banda sonora y resistencia frente a la represión reinante.

Allí se encargaría del bajo, algo que también sucedería en Hermética, indudablemente la banda más importante del heavy metal argentino en la que ocasionalmente aportaría su voz en algunas canciones y con la que recorrería el país como ningún otro grupo argentino. Su tercer proyecto más importante luego de la separación de Hermética a mediados de los noventas sería Almafuerte donde tomaría el lugar de vocalista principal y de a poco dejaría de tocar el bajo para convertirse definitivamente en un “decidor de verdades”, como le gustaba definirse, continuando con la costumbre de recorrer el país sin descanso utilizando las historias en el camino como insumo para sus canciones.

Coincidiendo con momentos claves de la historia argentina reciente (dictadura con V8, el Menemismo con Hermética y post menemismo sumado al 2001 con Almafuerte) con su poética Iorio entendió perfectamente el clima de cada época y supo poner en palabras todo aquello que no podía decirse o hacerse encontrando su propia voz a través de los años. De esta manera pasó de una lírica contestaría y de protesta anti represiva en la época de V8 a crear en Hermética varias de las mejores canciones de la historia de la música argentina. Las mismas incluyeron referencias filosóficas, sociales, históricas y culturales que permitieron entender con descarnado realismo urbano el efecto de las políticas neoliberales en la clase trabajadora de los noventas. Almafuerte funcionó como una especie de continuidad de esas ideas, con un lento viraje hacia temáticas más nacionalistas, donde el campo y la ruta fue reemplazando a la descripción del paisaje urbano que caracterizó la mayor parte de su obra lírica con Hermética.

Los últimos años de su carrera (que coinciden con la separación de Almafuerte en 2016) son los más contrastantes con esta primera época en donde su posicionamiento político estuvo casi por completo expresado en sus canciones. Más allá de algunos intentos solistas (un disco de tangos, otros con versiones de canciones propias y de artistas de todo tipo) sus apariciones televisivas le dieron una repentina fama extramusical que mostraron un lado inesperado de su persona, desvariando en la mayoría de los casos, con declaraciones fascistas y homofóbicas que alejaron a algunos seguidores y sumaron a algunos otros que poco tenían que ver con su historia musical.

Más allá de eso, queda una obra poética perdurable e inmortal para quienes sepan separar la obra de la persona o para quienes quieran entender a un artista sólo por sus canciones. Coincidiendo con la celebración de los 40 años del heavy metal argentino (se toma como inicio la salida del primer disco de V8, Luchando por el metal en 1983), un ataque al corazón terminó con la vida de quien fuera el padre del heavy metal argentino. Una referencia ineludible de cómo narrar la música pesada en argentina y al que, como todo padre, hay que terminar de dejar atrás para volverse un adulto. Veremos en qué deriva este antes y después de la música pesada argentina.

Algunas canciones imprescindibles de Ricardo Iorio

V8 “Destrucción”  de Luchando por el metal (1983)

El ruido de un motor rugiendo y la agresividad de la guitarra de Osvaldo Civile es el inició formal del heavy metal argentino para un clásico que aún se pide en los shows de heavy metal medio en serio y medio en broma. “Ya no creo en nadie/Ya no creo en ti/ Ya no creo en nadie/ Porque nadie cree en mí” grita Alberto Zamarbide para proponer un única solución a ese nihilismo: la destrucción como modo de despertar del letargo y la represión de la dictadura militar.

Hermética “Tu eres su seguridad”, Hermética (1989)

Con seis años de vida el regreso a la democracia empezaba a dejar una serie de deudas que todavía hoy no han sido saldadas. Esta  increíble letra que habla de los resabios de la dictadura (“Por eso te vi escapando / En las horas sin sol /De las miradas oscuras / Que aprobaron las torturas del fugado represor”) pasando por la hipocresía del sistema (“Que no te demore el mundo, no /Poniéndote el antifaz /Y buscando acomodarte /En medio del derrumbe de su decadencia”.) problematiza la búsqueda de libertad como una manera de llegar a la verdad, una búsqueda por sobre todo subjetiva y humana.

Hermética “Gil Trabajador”, Acido Argentino, (1991)

La idea de la explotación de la clase trabajadora atraviesa toda la lírica de Hermética pero tiene su punto cúlmine en esta canción incluida en el imprescindible segundo disco de la banda. “Prisionero estoy en mi ciudad natal/Donando sangre al antojo de un patrón/Por un misero sueldo/Con el cual no logro esquivar/El trago amargo de este mal momento/ Mientras el mundo, policía y ladrón/ Me bautizan sonriendo, gil trabajador” grita con fiereza la voz de Claudio O Connor en una canción que se sitúa en el conurbano para dar cuenta de las desigualdades que atraviesa quien debe trabajar todos los días para asegurar su existencia.

Hermética “Memoria de Siglos”, Acido Argentino (1991)

Inspirado en el I Ching,  la canción es una descarnada denuncia de la hipocresía del ser humano y sus actos más crueles. “Cubre el cuerpo cualquier capa / El placer también demacra /Todo ser busca una tapa / Cada cual cubre su lacra /Cada cual su lacra oculta” relata en medio de un clima denso pesado y ominoso.

Almafuerte “Los Delirios del Defacto”, Del Entorno, (1996)

El que para muchos es el mejor disco de Almafuerte producido por Flavio Cianciarulo, bajista de Los Cadillacs tiene una de las canciones más explicita en contra del proceso militar llamando a la memoria Me ha dictado la razón/ Cantar en repudio al genocidio ejecutado / Porque no olviden /Porque recuerden /Aún, los que hoy mismo / engendrados fueren tal vez” algo que se repitió en varios momentos de la primera época de la banda aunque en sus últimos años Iorio haya vertido opiniones contrapuestas.

Almafuerte “Se vos”, Almafuerte (1998)

En este disco producido por Ricardo Mollo, Iorio logra involuntariamente una especie de hit radial con una “balada campera” que propone por sobre todas las cosas “ser uno mismo y no mentirse”. Con un espectacular trabajo melódico del Tano Marciello en guitarra, fue uno de los temas infaltables en cada concierto de la banda.

“Allá en Tilcara”  Iorio y Flavio, Peso Argento,  (1997)

En un verdadero discazo lleno de referencias a viajes por el interior del país con momentos folclóricos y metaleros;  la canción es una hermosa postal folclórica del norte de argentina, del encuentro con amigos, de las rutas y de la generosidad de las culturas originarias. //∆z