En el año de su regreso, la banda apadrinada por Melero y Cerati dio su último concierto en La Trastienda Club. Melodías pop rock, guitarras distorsionadas y tecno pop bajo el comando de un cada vez más sólido Leo García.
Por Leonardo Ojeda
Fotos de Nadia Guzmán
Nuevos episodios de la retromanía local por el rock alternativo de los noventas se sucedieron en el último año, amigos. A modo de breve repaso: Los Brujos editaron Pong!, Peligrosos Gorriones graba disco nuevo, Paoletti celebró Paciencia, Suárez se reunió en el Festival de Cine de Mar del Plata al mismo tiempo que protagonizan un documental dirigido por Fernando M. Blanco. Con la excusa de la apertura del Festival Ciudad Emergente, se reunió la banda maldita más bendita del pop rock argentino. Elegantes y potentes, con invitados como Fabián Von Quintiero y Ale Sergi, Avant Press volvió por sus laureles. Luego vendría un concierto sorpresa en el aniversario del Salón Pueyrredon y una presentación más border junto a Rosario Blefari en el Centro Cultural Kirchner, en donde anunciaron de forma sorpresiva un último concierto en La Trastienda Club. ¿Será?
Lo cierto es que el pasado viernes, la banda comandada por el crooner pop Leo García brindó un concierto para un puñado de fans que llegaron al local de San Telmo para volver a escuchar las canciones que quedaron huérfanas desde su separación a fines de la década maldita del noventa.
Acompañado por el indispensable Juan Carlos Marioni en guitarra y coros (y con The Smiths en el pecho), la batería del ex Martes Menta Pablo Varela y el preciso bajo de Marcelo Araujo, Leo García se vistió de comandante pop rock. A no confundirse: no es el caso de un “solista-con-banda”, sino que se vio con especial detalle cómo Leo potenció con su puesta y desarrollo artístico del aquí y ahora (dos mil quince) a Avant Press. A fuerza de prepotencia pop (con guitarra o sin ella), presencia escénica, vocal y performática, el otro García nos confirma y reconfirma por qué es uno de los emergentes de esa escena alternativa que más creció, a fuerza de ensayo, error y desprejuicio, en la última década.
Con una puesta de luces que jugaba a mostrar a los músicos a contraluz, recorrieron su repertorio clásico con el núcleo de aquel disco editado en 1996, con paradas obligadas en su EP debut Amor entre rosas, producido por Daniel Melero, y en el inédito Boutique, producido por Gustavo Adrián Cerati. Pavadas de padrinazgo.
Malditos y benditos, el imaginario Avant Press supo pasar del pulso tecno de sus inicios a una suerte de traducción local del britpop, con Definitely maybe de Oasis como referencia confesada, antes de tocar la optimista “Verde mañana”.
Canciones nuevas se fueron sucediendo, como la apertura del show con “Siempre para siempre”, “Deslumbrante” y “El momento”, escrita y cantada a dúo con Juan Carlos Marioni, con frases que aluden al aquí y ahora de AP: “Nos encontramos en distinto tiempo (…) aprendí a vivir el momento”. “Hace quince años que no cantaba en vivo”, confesó el violero de remera brit. ¿Creeremos en la versión de la nueva separación, acaso?
El pulso tecno de las programaciones de “Amor entre Rosas” y el baile escénico de García, desprovisto de su guitarra se sucedieron entre melodías de pop rock irresistibles. Las distorsiones en la versión de “Ameba” de Soda Stereo, canción del disco que más creyeron que representaba la década en que nacieron, el indispensable Dynamo: si acaso hay una influencia notoria en la puesta de García son sus tics heredados del ex Soda a la hora de tocar la guitarra. Una poderosa versión de la aun más psicodélica “La princesa dorada”, de puño y letra del mítico Pipo Lernoud y grabada por Tanguito en 1968, reactualizaron una canción indispensable bajo unas líneas de distorsiones cósmicas y una voz que tuvo picos dramáticos. Si hay un intérprete que versiona como nadie al rock argentino seminal, ese es Leo García.
Momentos mid tempos en la Ceratiana “Ultramar” del inédito Boutique (con la confesión de cómo su productor e influencia pidió llamarla: “Color de ultramar”) y de oscuridad en “Te veo”, sin falta el clásico de clásicos “Cibersirena” coreada por ese puñado de nostálgicos y curiosos, una canción tremenda que fue creciendo aun más con el correr de links de la era del online.
Como si el tiempo no hubiese pasado, el poderoso final llegó con el track inicial del disco de estudio, el britpop fundamental y adictivo de “Quiero”. Si hay algo de lo que habla el nuevo Avant Press es de cómo el tiempo pone las cosas en su lugar. “Hay que nivelar las cosas y todo vuelve a empezar”, se autocita Leo García, a la vez que deja la puerta abierta para un nuevo capítulo de la retromanía local.//∆z