La banda punk festejó sus primeros 20 años de trayectoria en el Teatro de Flores con un recital donde repasaron todos sus discos.

Por Gonzalo Penas

Fotos por Emiliano Romero

Cuando una banda cumple 20 años aparecen varias cuestiones para analizar. Los festejos –obviamente- pero también cuestiones vinculadas a los recuerdos. Es imposible no recordar aquellos festi-punks que cerraba Expulsados cerca de las 5 AM, la presentación del segundo disco (Carretera Nocturna, 2001) en Cemento días después de la muerte de Joey Ramone o los recitales en la Whisky a Go-Go o en el Marquee donde teloneaban a la banda tres o cuatro grupos ramoneros. También, ¿por qué no?, los festejos de los 10 años -también en Cemento- con Sebastian (cantante y líder de la banda) con la cabeza rota y con una “enfermera vudú” que subió una torta al escenario. Todo eso, tal vez gran parte de la adolescencia marcada por Ramones y el punk, se sintió al entrar al Teatro de Flores, entre el olor a pegamento de algunos chicos que lo aspiraban, la cerveza en mano de cada persona y la ansiedad para festejar que Expulsados, a pesar de tanto cambio de integrantes, sigue viviendo, grabando discos y tocando en vivo.

El recital empezó pasadas las 21 con “Quiero entrar”, como el primer disco oficial de la banda (Expulsados, 1999). De ahí en adelante, chicas y chicos con flequillo Ramone, algún otro con cresta, camperas de cuero y chupines poguearon –y bailaron- al ritmo de las canciones que ya son más que conocidas por los fans de la banda: “Se fue a Berlin”, “Gisela va a Campana”, “El otro”, “Baile de Graduación” “Fuera de tu hogar” siguieron marcando el festejo de una banda que siempre luchó por no quedar como una “fiel copia de Ramones” pero a la que nunca le importó lo que digan de su estilo. En efecto, varias veces Sebastián, mientras agradecía al público diciendo que ellos también eran unos expulsados, también le agradecía a Ramones como una especie de homenaje a la banda que salvó la vida de varios (¿y la historia del Rock and Roll?) y hacerse cargo de sus influencias. Ni siquiera, “Cerrito y Santa Fe”, la balada de Museo de Cera (2005), pudo frenar la euforia que se vivía en el lugar.

Después de “Nunca te voy a perder” llegó el turno de un tema nuevo llamado “Te estaré esperando”, que se puede escuchar en la web y que es el primer corte de lo que será el sucesor de Retratos de un cazador (2009). Con “Ruido en el sótano” y la bella “Ella entró por la chimenea” siguieron alternando canciones de sus primeros y de sus últimos álbumes y luego fue el turno de la primera sorpresa de la noche: “It’s cold outside” del primero de los dos discos de covers que tiene la banda. No era solo pogo sino también mucho baile entre el público lo que se observaba abajo del escenario. Y si de baile se trata, Expulsados es especialista. Por eso, promediando el set, tocaron de forma ininterrumpida “Alerta Roja”, “Fiebre de Rock and Roll”, “El otro” y así llegaron al primer cover de los Ramones de la noche: “It’s gonna be alright”. El público hacía pogo y mosh no solo adelante sino en todos los rincones de El Teatro.

Con “Inolvidable” se cerró la primera parte del show pero había más sorpresas en la lista de temas. Cuando la banda reapareció en el escenario lo hizo con “Te recuerdo” e hilvanó algunos clásicos como “Sombras Chinas” y “¿Quién soñó en tu almohada? (ambos de Cuarto para espectros, de 2004). Cuando menos se esperaba, Sebastían mencionó que tocarían un tema que fue grabado en un compilado –Invasión 99- y que se lo dedicaban a Ricky Espinosa: “Poción de amor”. Difícil no emocionarse con esa perlita que no sería la única porque después también tocaron “Un mal sueño” –canción incluída en varios compilados- y el éxtasis del público llegó al tope. Con “Enfermera Vudú”, “Something to belive in” (otro cover de Ramones), “Invasores en mi cama” y “Rompe Encantos” comenzaban a despedirse de un festejo que parecía no tener fin. No solo por la energía sino también porque el público no dejaba de festejar los temas interpretados. No existía cansancio ni agotamiento.

Después de “Lo que quiero” vinieron los primeros bises con tres clásicos: “Quiero tenerte acá”, “Nada cambió mi amor” y “Mi novia es una zombie”. Luego de unos segundos, la banda salió de nuevo al escenario para cerrar el recital con el último cover de Ramones (“Oh oh I love her so”) y con “Lo sé, no lo sé” pegada a “Tarde de sol”, que termina repitiendo una frase tan cierta como celebrada: “el verano está cerca”. Así se terminaba la fiesta. De fondo se escuchaba el disco de Generación Zombie, la banda de Ariel, el ex bajista de la banda -¿casualidad o guiño para hacerlo formar parte de la celebración?- y los fans se retiraron, sudorosos, cantando y esperando por el nuevo disco del grupo.