“Terra Nova”, la serie de ciencia ficción producida por Steven Spielberg, cerró en forma espectacular su primera temporada. Sin embargo, y a pesar de contar con una excelente recepción en términos de audiencia, su futuro resulta incierto debido a sus costos de producción multimillonarios.

Por Luis García Fanlo

En la genial novela de George Orwell, 1984, el lema del Gran Hermano es “Quien controla el pasado controla el futuro, quien controla el presente controla el pasado” y efectivamente lo hacía manipulando la prensa, la literatura y fundamentalmente los medios de comunicación. En la serie de televisión “Terra Nova”, el personaje de Lucas Taylor, el científico-villano, y un grupo de inescrupulosos empresarios capitalistas se apropian de esa misma frase para justificar la manipulación de un portal temporal que comunica el año 2149 con un planeta Tierra alternativo 85 millones de años en el pasado. Ese es el concepto que explora esta megaproducción televisiva producida íntegramente en Australia por Steven Spielberg en la que el pasado, el presente y el futuro se convierten en un campo de batalla entre quienes buscan una “segunda oportunidad” refundacional de la especie humana y quienes quieren utilizarlo para seguir reproduciendo una sociedad altamente desarrollada en términos tecnológicos pero al borde de la extinción por la depredación del ecosistema de nuestro planeta. Este concepto es el que anima lo que se suele llamar la “historia de fondo” de la serie y narrada en episodios auto-conclusivos centrados en Jim Shannon y su familia que, perseguidos en 2149 por haber violado las leyes de control de la natalidad, atraviesan el portal temporal en busca del paraíso que les propone el Comandante Nathaniel Taylor, un líder militar y carismático que intenta hacer realidad una especie de socialismo utópico en el período Cretáceo. Lo mejor de la serie: el episodio piloto y el de final de temporada. Lo peor de la serie: el esquema familiero, al estilo “Perdidos en el espacio”, que estructura la mayoría de lo episodios auto conclusivos.

El dilema entonces se plantea en términos antinómicos entre utopía y distopía en un no-lugar heterotópicoficcional reproducido hasta el último detalle por espectaculares efectos especiales, más de 250 sets de filmación, y un costo de producción de aproximadamente 5 millones de dólares por episodio (solo el episodio piloto costó 20) que convierten a “Terra Nova” en una de las series de televisión de más alto presupuesto de los últimos años superando a Lost. Si a eso le sumamos que tiene como showrunners a Rene Echevarría (Star Trek, Los 4400, Medium) y a Brannon Braga (Star Trek, Flashforward) no queda ninguna duda que la cadena Fox realizó una alta apuesta para poner en el aire una serie de televisión que hiciera historia. Sin embargo, los índices de audiencia rondaron los 9 millones de espectadores por episodio muy por debajo de los 25 millones que hoy ostenta la más económica (2.35 millones por episodio) NCIS de la CBS, una serie sobre militares forenses al estilo CSI, de modo que Fox aún no ha decidido si Terra Nova tendrá su “segunda oportunidad” ordenando una nueva temporada para 2012.//z 

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