¿Qué necesitamos saber sobre manga para leer manga?
Por Diana Romero

Conversamos con Emiliano Maitía, librero de Hotel de las Ideas Tienda, para acercarnos al mundo de la historieta japonesa.

Por Diana Romero


Si sos parte esa minoría que no entra en la estadística de lectores de manga en Argentina, te compartimos algunas claves básicas, para cruzar la barrera cultural y, de acuerdo a tus intereses, acercarte a la historieta japonesa.

Una chica saliendo de un marco tipo Escher, rodeada de una tipografía parecida a un wordart de 1995, color amarillo, me llamó la atención en mi visita a la Tienda de Hotel de las Ideas. Al abrirlo me di cuenta que era un manga: Demencia 21 de Shintaro Kago. Sentí extrañeza y esa desilusión de lo inalcanzable, porque me había enamorado de lo deconocido. Nunca había escrito sobre manga. Emiliano, del otro lado, observó y pacientemente, con esta conversación, me abrió las puertas de la percepción al mundo de la historieta japonesa.

AZ: ¿Qué es un manga?

Emiliano Maitía: Un manga es una historieta hecha en Japón, o sea, no hay no hay mucha más definición que esa. Hace más de 20 años que vos podés conseguirlo, casi sin demasiados problemas. Antes de eso seguramente también se conseguían ediciones españolas y tal, pero era más difícil, era más para el nicho. Desde que Ivrea empezó a editar Ranma 1/2 acá (no sé cuánto tiempo tardó en sacar otra serie), pero ya en ese momento podías conseguir manga en un kiosco. El tema con el manga es que genera la impresión de que es algo ajeno por un par de cuestiones. Una, es el sentido de lectura oriental, o sea, leen espejado a nosotros y eso genera un cierto desconcierto para alguien que nunca se cruzó con eso antes de los 25 años. Capaz responde al acostumbramiento lector, que tiene que ver con algo nuevo o diferente. También hay una cuestión generacional. Toda la gente de abajo de 40 a 45 años, todos, en algún momento se cruzaron con un dibujito animado japonés, entonces de alguna manera eso ya lo conocemos, ese lenguaje visual ya está más o menos cerca. Después lo otro tiene que ver con el público para el que está apuntado. Quizás el 99% del manga es para los adolescentes. No sé exactamente cómo funciona en Japón, porque es una industria muy grande, que está enlazada con muchas cosas que no son solo la historieta; tiene que ver con la tele, con el cine, con el merchandising, con la literatura, con las series, con los videojuegos, etcétera. Acá no es así, pero lo que más viene de allá es el manga orientado a este público.

AZ: ¿Por qué leer un manga?

Emiliano Maitía: Me parece que uno no se va a acercar al leer manga solo porque quiere leer manga. Uno se va a acercar porque le interesa la obra, como te pasó a vos con Demencia 21. O sea, a vos te llamó algo la atención y cuando viste que era manga pensaste “uy, pero yo nunca leí manga”, y lo que yo te dije es que no importa eso, porque lo que te llamó la atención es la obra. Te llamó la atención algo, te transmitió algo que no tenía que ver con si es japonés o no. Me parece que cuando alguien se acerca al manga, está bueno que se acerque a la obra y entender que va a tener sus particularidades. Es decir, no hay que ser tampoco necios en el sentido de que si se hubiera hecho muy popular la historia de Hungría acá (por decir algo), reconoceríamos que tiene particularidades culturales que no tienen que ver con nosotros. Da la casualidad de que pasó justo con Japón. Hay que reconocer que el manga tiene un montón de esas cosas únicas, como pasa con el cómic norteamericano y con el cómic francés. Uno tiene que poder ver que vienen de una cultura diferente a la de uno, que uno naturaliza, a veces más unas que otras. Yo, que tengo 34 y leo manga desde los 15, ponele, a veces digo: “Esto es muy japonés”.

AZ: ¿Qué particularidades tiene el lenguaje del manga?

Emiliano Maitía: No todos los manga están narrados de la misma manera, no tienen necesariamente los mismos códigos. Narrativamente el manga mainstream se parece mucho, pero existen otros estilos que vienen a contradecir o, incluso, a parodiar algo de esa forma narrativa que tiene el manga más de aventura para chicos. El manga puede llamar mucho la atención de los más chiquitos, porque tiene un lenguaje visual que, en general, maneja poco texto muy disperso en la página. Algo muy sensorial, con mucha acción, con mucho ritmo. Eso es atractivo.

Lo que pasa con el manga es que -a diferencia de lo que estamos acostumbrados a leer del cómic norteamericano, del cómic francés, incluso del que hacemos acá- los japoneses ponen a disposición de la narración todos los recursos. Tienen un lenguaje verosímil y que funciona en tono con todo lo que se está narrando. Les permite pegar saltos gráficos. De repente ves algo dibujado de manera muy realista y aparece un personaje con cara de caricatura. Hay muchas onomatopeyas y líneas cinéticas. Y de repente tenés algo que está como más a tierra, más concentrado en los detalles de la situación, en los personajes. Puede ser muy dinámico, puede ser muy estático; y todo eso dentro de la misma obra. El lenguaje del manga muchas veces puede llegar a ser más amplio y más atractivo que otras historietas de otras latitudes.

Y, por ejemplo, al comparar Lady Snowblood, que es recién la década del 70, con cosas de la misma década de acá o en Estados Unidos, vas a encontrar con que hay otra búsqueda allá, en ese momento, hace 50 años. A nivel cultural tiene que ver, quizá, con la desmesura del tamaño que tiene el manga y esa máquina voraz que hay que alimentar de páginas de historieta que tenía Japón, que los obligó a empezar a inventar más cosas, más cosas, más cosas. Estoy invirtiendo la causa y el efecto. Un historiador me diría, “no es así, tenés que preguntarte primero por cómo se van desarrollando las cosas”, pero mi impresión es que hay algo ahí, de esa desmesura que tiene Japón, que tiene que ver un poco con la variedad y con la diversidad de lo que pueden hacer dentro del mismo campo. Por eso, muchas veces logra su cometido mejor que otras formas de la historieta (a veces no tanto cuando hay un exceso de retórica visual).

AZ: ¿Cómo se articulan las onomatopeyas y los sonidos ambientales como elementos cruciales para el desarrollo de la historia en las narrativas japonesas?

Emiliano Maitía: En el manga usan mucho más la onomatopeya, me parece, que nosotros occidentalmente. Por ejemplo, dibujantes más jóvenes, gente de abajo de 25 años que crecieron más leyendo manga, usan mucho la onomatopeya para cositas chiquititas, pequeños movimientos o acciones medio imperceptibles. Creo que también a veces ocurre que la onomatopeya en japonés no se traduce. En ocasiones las editoriales piden que no se traduzca, porque tiene que ver con una cuestión visual. A veces piden que sí. Ivrea en algún momento ha compartido el relato de algunos de los traductores, sobre lo que implica traducir las onomatopeyas, porque muchas veces son sonidos que para nosotros no tienen sentido. De hecho, a finales de los 90, principios de los 2000, desarrollaron algo que se volvió convención acá. No sé si en otros países sea así. A veces la onomatopeya se reemplaza directamente con el verbo: “cierra”, “abre”, “desliza”. Otras veces, cuando no se traduce la onomatopeya del japonés en la página de manga, vos no necesitás ese sonido para entender el ruido, porque visualmente ya es impactante. Ahí, como lector, que todo el tiempo estén poniéndote los soniditos hace que me distraiga de la lectura, y no lo necesito para que se conforme el ambiente que quiere generar la página de historieta. Da la impresión de que eso también es cultural, que quizás para los japoneses leer el signo fonético, que para ellos implica un sonido, no es el mismo ruido visual o no les interrumpe la lectura tanto, como para uno que está leyendo texto por todas partes y esos sonidos ambiente están ahí a un costadito. Por ejemplo, si hay alguien cocinando algo, al lado de la sartén tenés “tss” y salió todo eso al mismo tiempo, mientras estás leyendo el texto de los globitos que acompaña. Tienen que ver con la información visual o con ese tipo de cosas a veces conviven con la lectura.

AZ: ¿Cómo es el panorama de publicaciones de manga en Argentina?

Emiliano Maitía: La verdad es que hay manga para cualquier persona, esa es una otra característica que tiene. Acá se trató de traducir de distintas maneras, principalmente de parte de Ivrea, que es la editorial que saca manga acá. Por más de que haya otros casos, digamos, ahí medio dispersos. Por ejemplo, OVNI saca manga, y tiene como un catálogo mucho más chiquito, pero bastante seleccionado. En algún momento existió la editorial Larp, pero todos esos títulos ahora los tiene Ivrea. Hace unos años, no demasiado, llegan las cosas de Panini. Pero lo que más hay es historieta japonesa para varones de entre 11 y 25 años, por decirte un rango etario de hasta dónde puede llegar a estar apuntado comercialmente el producto. Ahora quizás se igualó un poco el catálogo orientado en términos de género, pero de edad sigue siendo más o menos así.

OVNI, por ejemplo, sacó Dragon Head y Blame, venía sacando Attack On Titan, que está más cerca de lo más mainstream. Dragón Head es un poco más adolescente, como El Señor de las Moscas; y Blame, es una cosa de ciencia ficción, cyber-punk-borde. A veces hay imágenes que parecen cuadros de Dalí. Después, Planeta estuvo sacando cosas de Tezuka, por ejemplo, el autor de Astroboy, que tiene otras cosas que son para público más adulto, como Adolf. Después Distrito Manga, que es como la editorial de Penguin Random House que saca manga, también estuvo sacando cosas de manga más tradicional, no tan conocido, con un perfil un poco más adulto. Ivrea de eso tiene de todo. Sacó Tekkonkinkreet, que se conoce como Black & White, que es de Taiyo Matsumoto. Habían sacado uno de Shintaro Kago, antes del que sacamos con Hotel de la Ideas. OVNI también sacó a Akira, que es un clásico. Panini tiene un par de cosas en ese sentido e Ivrea también sacó todo lo que es de Junji Ito. Y después tenés cosas más raras, pero que llegan acá de España, de editoriales como Gallo Nero o Satori, que sacan cosas de lo que se llama Gekiga. Acá no salió prácticamente nada, que no haya venido de España, de este género de manga que se inventó a finales de la década del 50. Es un manga con autores que quisieron empezar a hacer algo más alternativo, que tenía que ver con el cine y con la literatura, que vivieron esa época de Japón de posguerra. Yoshihiro Tatsumi es como el autor de Gekiga más conocido y después tenés otros como Tsuge, que tiene algunas obras interesantes.

AZ: ¿Cuáles son los principales géneros o demografías que se abordan en el manga?

Emiliano Maitía:  Si vos vas a Japón vas a encontrar manga de todos los géneros literarios, habidos y por haber, algunos muy específicos. Podés ir desde lo porno, hasta cosas súper sofisticadas que tienen que ver con la ciencia y con la historia. También tenés cosas muy surrealistas y cosas también muy under. El manga es en sí mismo, como lo es el cómic en general; un lenguaje donde conviven un montón de expresiones diferentes.

AZ: ¿Qué géneros se pueden encontrar en Argentina?

Emiliano Maitía: Entre todas las editoriales que hay ahora, Ivrea cuenta con bastante variedad. Tiene, por ejemplo, el shonen y shojo, que es para chicos o para chicas adolescentes, digamos, niños-adolescentes. Después tienen Seinen, que es para adultos, porque puede tener algo más sexual, violento o cruzado con el drama, pero la verdad es que los adolescentes también van a leer eso de alguna manera. Ahora se abrió mucho más el campo del terror porque empezaron a publicar la obra de Junji Ito, que es como el autor de terror japonés que mejor funcionó acá. Después tienen cosas más de ciencia ficción, cosas un poquito más raras. Tienen mangas unitarios más de fantasía. Tienen toda la obra de Inio Asano, que es un autor muy particular, que pasa del drama a la fantasía sin problemas.

AZ: ¿Cuál es la recomendación para comprar un manga por primera vez?

Emiliano Maitía: Ir a un lugar especializado, como las comiquerías. En una comiquería especializada van a tener el catálogo más extenso, no solo las novedades, y probablemente tendrán cosas un poco más viejas, un poco más raras y seguramente que el que te atiende conoce un poco más. En las grandes cadenas no va pasar, porque los que te venden en las cadenas de librerías no tienen mucha idea necesariamente. De suerte capaz que te cruzás con uno que sabe. Y también pueden pasar este tipo de cosas: un alumno de nuestro Taller de Guion, que tiene 40-45, ponele, hace un año y pico fue a una comiquería y preguntó qué le recomendaban, y el de la comiquería le recomendó Haikyu y otro que es Spy x family, que son como dos hits, pero no le gustaron porque tiene 40-45 años, porque no son para él. Entonces para entender un poco también qué va a querer un lector X, que recién va a arrancar a leer, el que está ahí vendiendo va a tener que hacer ese laburo de preguntar y escuchar y recomendar 3,4,5 cosas. Por ejemplo, a este alumno le hubiera gustado algo más como Monster o 20th Century Boys, de Naoki Urasawa, que además son obras no demasiado largas, con elementos de thriller y policial, no tanto de “aventura, deporte y peleas”. Una historieta con otro tipo de estructura visual. Por eso depende un poco de quién entra y quién recomienda.

AZ: ¿Qué es lo más difícil de acercarse al manga por primera vez?

Emiliano Maitía: Quizás lo más complicado que tiene, hoy en día, alguien que se acerca al manga por primera vez es que el manga es muy extenso en general. Entonces es difícil encontrar una cosa que empiece y termine. Algunas obras son series y algunos siguen saliendo, pueden tener hasta 20 tomos. Esto de la extensión hace que se pueda sentir un poco distanciado. Sin embargo, hay obras que son de un par de tomos o un tomo, como alguna cosa de Inio Asano, de Taiyo Matsumoto o de Shintaro Kago, entre otros autores. Por ejemplo, las series de Urasawa no son tan largas. Planeta saca cosas como El almanaque de mi padre de Jiro Taniguchi, que también es como una novela gráfica; o algunas cosas de Osamu Tezuka.

AZ: ¿Qué lecturas recomendarías para una persona que quiera acercarse al mundo del manga, de un rango de edad como de 25 a 45?

Emiliano Maitía: Si por primera vez va a leer algo y es una persona que nunca ha leído nada, pero es fanática del cine de terror, le podés dar uno de Junji Ito; si le gustan más los policiales, le podés dar una Urasawa; si es una persona que viene de leer cómic, tipo novela gráfica y le gustan cosas como La casa de Paco Roca, le vas a dar El almanaque de mi padre de Taniguchi. No estoy mencionando muchas de las otras cosas que hay dando vueltas, que son más para adolescentes, porque siento que ese público se acerca como más orgánicamente a eso, porque está de moda, por el lenguaje, porque la onda manga está en muchas otras cosas que no son el manga: están en los dibujos animados, los videojuegos; el lenguaje visual está en otros lados.//∆z

Desde Hotel de las ideas Tienda invitan a los lectores interesados a visitar la librería y conocer el catálogo, de manga y de otros libros.