Un día como hoy pero de 1995 se lanzaba el quinto disco de estudio de la banda liderada por Jarvis Cocker que los llevaría a la consagración internacional. Analizamos cómo sus canciones se volvieron himnos que reflejaron la complejidad de las relaciones humanas y los excesos propios de los años noventa.

Por Gonzalo Penas

La última década del siglo XX tuvo varios géneros musicales en Europa que catapultaron a muchas bandas a lo más alto de sus carreras. Sin lugar a dudas, el britpop alcanzó su auge en aquellos tiempos. Mientras Oasis y Blur —los dos grupos que lideraban los charts— disfrutaban del éxito de sus primeros discos y, de paso, se peleaban con bravuconadas adolescentes, había otra banda que venía pateando pubs y escenarios chicos desde mucho antes que el género existiese como tal.

Pulp se formó en Sheffield en 1978 y comenzó a dar shows por el Reino Unido cuando sus integrantes eran unos adolescentes que buscaban cumplir el sueño de vivir de la música. Si bien publicaron It, su primer disco, recién en 1983, fue cuando cambiaron de discográfica donde el éxito local comenzó a difundirse. Luego de un muy buen segundo disco, Freaks (1987), y del lanzamiento de Separations (1992) Pulp firmó con Island Record y la historia cambió para siempre. Publicaron His ‘n’ Hers en 1994 y con hits como ‘’Babies’’ y ‘’Do you remember the first time?’’ consiguieron ubicarse en el #9 del chart europeo. 

Para octubre de 1995 ya habían salido a la venta nada más ni nada menos que The Bends de Radiohead (en marzo), The Grate Escape de Blur (en septiembre) y What ‘s the story? Morning Glory de Oasis (a comienzos de mes). El 30 apareció en las bateas Different Class, el quinto álbum de estudio de Pulp, disco que no solo llegó a #1 en el Reino Unido sino que también, y contra todos los pronósticos, se llevó el Mercury Music Prize a mejor álbum británico del año.

La banda —con una fina percepción de la cotidianeidad— supo retratar como ninguna a las clases sociales inglesas en todas las historias que narran las canciones: la complejidad de las relaciones humanas, la rutina, las adicciones, las fiestas y la giras por bares sirven para plasmar toda la década del noventa.  El punto de partida para entender el éxito que tuvo este disco está en el primer single, “Common People”, canción que, a su vez, tiene una anécdota particular: la letra cuenta una historia ficticia que escribió Jarvis Cocker producto del recuerdo que tuvo de una compañera griega, de clase alta y bastante adinerada, en el St Martin’s College, que un día le confesó que quería vivir en ese barrio y ser como la “gente común”. La protagonista de la canción es permanentemente ridiculizada en la letra por la visión de la gente común (barrios bajos, quienes menos tienen, quienes escriben esta canción) por su condición pero también por cómo se autopercibe. A partir de la frase que el autor recordó, a lo largo de la letra sostiene con acidez e ironía que la protagonista piensa que quiere vivir en ese barrio porque tiene un padre adinerado, que cuando las cosas salgan mal y todo se ponga oscuro puede rescatarla y sacarla de ahí. El grupo estrenó este tema nada más ni nada menos que en el Reading Festival del 94 (la noche siguiente a que quedó terminada) y en mayo del 95 se publicó en formato single. Pero eso no es todo: llegaba Glastonbury y una de las bandas cabeceras, los legendarios Stone Roses, habían tenido que bajarse del line up porque tenían lesionado a su guitarrista. Ahí ocurre el punto de inflexión como banda. Pulp terminó haciendo delirar a propios y ajenos en el festival más importante de rock británico y se metió en la historia grande del britpop gracias a esta canción que se convirtió en un hit de esos que siguen siendo indestructibles.

Pero para entender por qué esta obra tuvo tanto éxito hay que analizarla en su totalidad. El arranque con “Mis-Shapes” ya da un indicio de hacia dónde apuntan las historias: “the future’s owned by you and me (el futuro es propiedad tuya y mía)” canta Jarvis Cocker quien termina gritando que lo que están organizando es un movimiento que viene por las cosas que siempre les fueron prohibidas: “sin armas, sin bombas, solo con el poder de la mente”. En el punk de los setenta no hay futuro. Veinte años después, en un presente lleno de desigualdades, al futuro hay que ir a buscarlo y tomarlo. Y es nuestro, nos pertenece.

Luego de la ya mencionada “Common People” y de la perturbadora “I Spy” se encuentra el otro gran hit del disco y uno de los más grandes del género: “Disco 2000”. La letra la escribió Jarvis imaginando un reencuentro en el año 2000 con un amor platónico de la infancia llamada Deborah (que es Deborah Bones, amiga de la infancia del autor). Una letra que parece ser escrita desde la inocencia y la nostalgia, donde pasaron muchos años de aquella platónica historia y el protagonista observa a la mujer realizada, casada, con hijos. El contrapunto de esta letra, hermosa y con un ritmo demoledor, se observa en “Live Bed Show”: una canción que nos muestra una relación sumergida en la rutina y nos mete en un escenario que relata el conformismo de la clase media: now every night she plays a sad game / called pretending nothing’s going wrong (ahora todas las noches ella juega el triste juego de pretender que nada anda mal)”.

Incluso es posible encontrar vínculos más perversos como en “Underwear”, donde el protagonista se encuentra fantaseando con la idea de su amor con otra persona pero desde la perspectiva de su amada, dentro de una relación fugaz e insípida, o mismo desde una óptica obsesiva como en “F.E.E.L.I.N.G.C.A.L.L.E.D.L.O.V.E”, otro de los grandes hits que dejó el álbum con el estribillo llegando al clímax deletreando el título de la canción y rematando “what is this thing that is happening to me?’(¿qué es esto que me está pasando?)”.

También hay lugar para una canción hermosa como “Something Change” que muestra un encuentro sin igual que hace cambiar a sus protagonistas para siempre. Aquí Jarvis con “preguntas que no importan’’ —como aparece en la letra— medita sobre si hay alguien del más allá guiando las historias de las personas que se conectan y qué podría haber pasado si ellos — los protagonistas de esta bella canción— no se encontraban. Una canción un tanto más profunda y que, no por estar un poco alejada de la oscuridad o la perversión, deja de lado reflexiones sobre, precisamente, los vínculos personales.

Pero la década no estaría totalmente retratada si no hubiese excesos de drogas y alcohol. La cocaína, la droga más consumida entre las bandas del género, no aparece de forma directa en las canciones pero sí es posible encontrar fiestas con serios excesos que dejan una tremenda resaca como en “Sorted for E’s & Wizz” (“in the middle of the night It feels alright but then tomorrow morning then you come down“). Incluso en el excelente cierre del disco con “Bar Italia” aparece, con la lírica típica de Jarvis, una confusa historia dentro de ese bar de la calle Soho en Londres donde, no se sabe si producto a una fuerte resaca, por alguna pelea o por algún otro motivo, los personajes — gente común, de nuevo— se encuentra en ese reducto al que van las personas rotas.

El álbum salió el 30 de octubre de 1995 y tenía 12 portadas disponibles (que se pueden encontrar en el booklet del CD). La definitiva tiene una historia digna de ser contada: la boda que se ve en la imagen fue real. El fotógrafo de la fiesta era amigo de la banda y terminaron utilizando esa imagen para la portada del disco. Cuenta la leyenda que el matrimonio se enteró de todo esto recién en 2011 cuando Pulp se reunió para dar una serie de shows y les enviaron una invitación para uno de esos conciertos a modo de agradecimiento. 

Hoy, a veinticinco años de su lanzamiento, la gente común está de festejo por este disco que sigue siendo un emblema del género y que, de cierto modo, lo sigue identificando. Quizás por las letras de Jarvis, mezclando sus anécdotas con fantasías de todo tipo. Quizás por las melodías de las canciones, que hicieron que el álbum siga siendo reconocido aún con el paso del tiempo (ocupó el #6 en los 500 mejores discos de toda la historia según la NME). O quizás porque supo retratar a una sociedad que con sus prácticas profundizó ese modelo, superficial, liviano y efímero. Sea el motivo que sea: salud. //∆z