Se le conoce como powerpaola porque ese nombre la encontró en un subte parisino. La vaina ocurrió más o menos así.
Que tu t’appelle power, repitió el africano que se cruzó esa madrugada. Y ella de nuevo, Paola, que je m´appelle Paola. Y entonces él, que la vio llorar y la vio perdida, le entregó un papelito. Y allí, ella leyó power y de pronto no fue más Paola Andrea Gaviria, sino powerpaola.
Siempre en movimiento, como una bicicleta; siempre mudando, como una serpiente. Cuando mi papá se estaba muriendo, comencé a dibujar serpientes, dice, y es como si allí hubiese mudado una piel de tantas. Las ha dejado por todo el camino. Dibujos, pieles como los surcos de las huellas de su bicicleta. Escamas suyas pueden encontrarse en Quito, pero también en Cali o Medellín; en París y San Salvador, pero también en Sydney. Escamas suyas hay por todo Buenos Aires, también se han caído en los dibujos de los borondos que ha dado en su bicicleta amarilla.
En el principio powerpaola era su nombre de dibujante bajo cuerda, el seudónimo que utilizó en su primera publicación para un fanzine peruano. Digamos que Paola Gaviria estudiaba Chopin de día y powerpaola tocaba punk de noche. Sornera, la estudiante de artes plásticas debía esconderse de los censores del buen gusto. Su punk había sido inspirado por el cómic under de Julie Doucet y Aline Kominsky; por esa narrativa de Andrés Caicedo, tan desesperada en habitar la ciudad. No es lo mismo si soy negra o china o si soy hombre o bisexual o lesbiana…no voy a percibir la ciudad, el entorno, la gente, de la misma forma que un blanco heterosexual.
Para dibujar, que sea en una libreta y que sea autobiográfico, porque lo personal es político. Cuando habla, por ejemplo, de esos años del quilombo tropical, Paola dice cuento lo que veo y había una balacera en Cali cuando me dieron un beso y había narcotraficantes y se naturalizaba y hacía parte de la vida. Por eso en sus libros la voz autobiográfica habla a través de un mosaico de fondo que no es tan íntimo. Cuando se fue de Colombia Paola comenzó a dibujar a una guerrillera e imaginó su cotidiano. Porque las guerrilleras también se maquillaban, se enamoraban e iban a tomar birra en una esquina. Al mismo tiempo, dibujar a una guerrillera era no dibujarse más a sí misma, porque el personaje también cansa. Quizá porque de quien se llama powerpaola se espera todo y capaz ocurra que, como afirma, no soy tan poderosa.
De sus libretas surgieron los libros Virus tropical, Por Dentro, Diario, qp, Todo va a estar bien, Espero porque dibujo y Todas las bicicletas que tuve. Las libretas son algo más que un registro de lo cotidiano, tal vez el boceto de un libro que vendrá. El lugar donde surgen símbolos animales y humanos, como las serpientes y su padre. Con Virus tropical, de 2011, comenzó el contagio de su obra. Es su autobiografía gráfica, un relato que empieza con un médico diciéndole a su mamá que no está embarazada, afirmando que Paola es un virus tropical. Es la narración de sus primeros años en Quito y de su mudanza a Cali; el descubrimiento de una ciudad traqueta por una adolescente grunge. La primera de sus migraciones, el movimiento que sus padres ya habían comenzado cuando se mudaron de Colombia a Quito y habitaron un departamento con estética pagana. Lugar en el que papá leía el periódico y le pasaba la sección de historietas. Uno decorado con las artesanías indígenas de una madre que leía el dominó, y las esquelas católicas de un padre que fue cura renegado.
Las mariposas siempre lo han hecho y así es…lo mismo las ballenas que van al Pacífico, hay como una cosa ahí y me imagino que yo cargo también con eso…mis hermanas y mi mamá son iguales, nunca hay una casa fija, así explica cómo ha heredado la pulsión del movimiento. Su último libro, por ejemplo, es un homenaje a sus bicicletas; una colección de recuerdos y borondos; un constante salir a dar una vuelta, a ser atravesada por la ciudad en un paseo constante, en un dejarse ir. Todas las bicicletas que tuve, es su título, y su último capítulo es Buenos Aires; escenario del presente de su migrar urbano.
Paola siempre está dibujando. Así sean las ruedas de una bicicleta que se mueve, las partículas víricas de un virus que se sigue transmitiendo, la serpiente que muda una y otra vez de piel, una libreta que se llena de dibujos y otra nueva que se abre. Todas ellas imágenes de alguien que no se queda quieta. Dibujó incluso cuando se cayó de la bicicleta y se quebró su brazo hábil, aunque en su hombro derecho apriete una placa de metal que le avisa si hace frío.
¿Una serie?
Seinfeld,
¿Signo?
Géminis,
¿Y si es comida?
Que sea india,
¿Y una canción?
Lovers are strangers, de Michelle Gurevich
¿Y si es una película?
Que sea Vagabunda, de Agnés Varda.
¿Y el patriarcado?
Es un león.
powerpaola nació en 1977, se recibió de artista plástica y usa gafas negras, en caso de que esto sea lo importante. //∆z