Walter Broide y Martín Rodríguez, batería y bajo de Poseidótica, hablan de la segunda edición de Viaje de Agua: un festival de rock psicodélico que tendrá lugar el próximo sábado en el Konex y en el que tocarán junto a Motosierra, Atrás Hay Truenos, Las Diferencias, Morbo y Mambo, Hungría y Güacho.
Por Pablo Díaz Marenghi y Matías Roveta
Fotos de Pablo Díaz Marenghi
Edición fotográfica de Florencia Alborcen
El origen del stoner como subgénero del rock y el metal puede situarse geográficamente en Palm Desert (California, Estados Unidos). Musicalmente, en el rock valvular y de bajas densidades de Kyuss, los cuelgues climáticos de la psicodelia de fines de los sesenta y en la dureza de los riffs filosos del hard rock principios de los setenta. En la escena local, es imposible no citar a Los Natas como principales referentes de una movida que hoy cuenta con un lenguaje propio, un imaginario sólido y reconocible dentro del rock argentino. En los últimos quince años surgieron diferentes grupos, cada uno con una propuesta sonora particular. Poseidótica (banda que cuenta con el ex Natas Walter Broide a cargo de la batería) forma parte de esa camada stoner, pero encasillarlos solo en eso sería un reduccionismo: su música es puramente instrumental y, sin voz ni letras, son los músicos los que hablan entre sí trenzados en un diálogo inspirado que recupera influencias del rock progresivo, la psicodelia y el heavy metal. Su sonido, matizado con teclados envolventes y arreglos de cuerdas, podría ser definido como cinematográfico: entre ataques de rock visceral y pasajes instrumentales de cierta calma, sus discos sugieren escenarios futuristas, batallas lejanas en algún tiempo perdido, ambientes desolados y climas post-apocalípticos.
Al igual que muchas otras bandas independientes, Poseidótica incursionó en la organización de un festival propio que pudiera nuclear bandas que a ellos les resultaran atractivas. Así nació Viaje de Agua, cuya primera edición se realizó en el Teatro Vorterix en febrero de 2016 y tuvo un line up más claramente ligado al stoner: tocaron Dragonauta, Sur Oculto, Gripe y The Dagg. El próximo sábado tendrá lugar en el Konex la segunda entrega: la oferta ahora es más variada e interesante, desde el revival garagero de Las Diferencias al krautrock experimental de Atrás Hay Truenos o el hardcore furioso de Motosierra. ArteZeta dialogó con Walter Broide y Martín Rodríguez (batería y bajo de Poseidótica) acerca de cómo se gestó esta nueva serie del ciclo y respecto a la intimidad de una banda que nunca se detiene, que dota de riqueza visual a su propio universo musical y que ya piensa en un nuevo álbum para 2018.
AZ: Esta será la segunda edición de Viaje de Agua, el festival que ustedes producen y curan. Uno de los atractivos de este Vol. II es que la oferta de bandas es bastante más ecléctica: ¿qué los llevó a organizarlo de ese modo?
Martín Rodríguez: La primera edición la hicimos en Vorterix y estuvo un poco más orientada al stoner y lo progresivo: tocaron Dragonauta, Sur Oculto, Gripe y The Dagg. Nosotros siempre organizamos todos nuestros shows y para esta nueva edición del festival quisimos darle una vuelta de tuerca al asunto. Se nos presentó la oportunidad de armarlo en el Konex, que nos permite tener dos escenarios, y entonces fue ahí que pensamos en este line up bastante más variado. Hasta arriesgado, se podría decir. Porque no tiene nada que ver con el stoner: Motosierra va por un lado más punk y agresivo, Hungría es una banda totalmente experimental, Atrás Hay Truenos es más indie o alternativo y Las Diferencias es una banda más rockera, con blues y cosas de los ‘60 y ‘70. Tal vez Güacho es lo más ligado a la etiqueta stoner, pero en realidad es una banda más cancionera y hitera. La idea fue poder armar un festival que pudiera demostrar que, desde la independencia, se puede hacer algo con contenido interesante, de calidad y convocante.
AZ: Un poco el lema de Viaje de Agua es que se trata de un festival de rock psicodélico. Poseidótica es una banda de rock instrumental: ¿la manera para ustedes de entender la psicodelia es en términos de viaje musical, la búsqueda de poder inducir a un trance a partir de los climas sonoros?
Walter Broide: Sí, en algún punto sí. De todas formas, creo que la psicodelia abarca no solo lo musical sino, además, que nosotros somos bastante psicodélicos en cuanto a la gestión de la banda. Tenemos una visión un tanto alterada de cómo queremos hacer las cosas, y la psicodelia sería también como un pie para proponer nuevas formas de encarar un festival, que ya como evento es algo muy normal. Pero nosotros entendemos que tenemos una oportunidad y una responsabilidad de poder aportar mínimamente algo nuevo desde el concepto de cómo hacer las cosas, de cómo cuidar a la gente, cómo cuidar a las bandas y cómo compartir un lugar que nosotros nos ganamos trabajando: está bueno que eso también lo puedan disfrutar otros grupos. Encaramos todo de un modo bastante psicodélico en el sentido de que es algo genuino que sale de nuestro corazón y de nuestro modo de hacer las cosas. Vamos para adelante con esa forma. Nos trajo bastante resultados en este último tiempo porque la escena creció, nosotros hicimos lo nuestro y un montón de grupos, también.
AZ: La escena stoner nació a partir de Los Natas y luego creció muchísimo con un montón de bandas que se fueron sumando, al punto de lograr un sonido con identidad y peso propio en el rock argentino. ¿Cómo ven hoy la realidad del género?
MR: Se armó una escena que fue cobrando peso alimentada por un montón de gente interesada en esa música y nacieron un montón de bandas del 2012, aproximadamente, para acá. Con Poseidótica arrancamos a fines de los 2000: en esa época íbamos mucho a ver a Los Natas, Massacre, Fun People y muchas otras. La cosa era muy variada y un poco nos fuimos alimentando de todo eso, de la idiosincrasia y la forma de laburar de esos grupos. Por supuesto, hay una escena, lo vemos mucho cuando vamos a tocar a Córdoba, a Neuquén o al Litoral. Se nota que hay una movida. Mucho viene por el lado de lo progresivo, algunas cosas por el lado instrumental: hace poco, por ejemplo, hicimos una fecha con Sur Oculto y Translúcido. Una noche entera de tres bandas instrumentales y la convocatoria fue muy buena. Nos sorprendimos, porque eso hace unos años hubiera sido impensado. Pero creo que hoy se armó una gran escena que va más allá de la idea de “stoner nacional”, lo correcto sería hablar de escena independiente. Hay muchas bandas y estamos todos muy relacionados. Justamente, con respecto al festival, lo que buscamos es romper un poco con esas barreras: se puede ir a ver a Poseidótica y Atrás Hay Truenos tocando juntos, más allá de que los discos suenen diferentes. La escena va más allá de un rótulo, hay un crecimiento y muchas bandas se posicionaron a otro nivel. Ojalá que sea a nivel de estadios, como el caso de Los Espíritus que van a hacer un Malvinas. Ojalá que algún día El Mató pueda llenar un estadio y ojalá que Poseidótica pueda llegar a un Luna Park.
AZ: Justamente, la escena actual independiente tiene como virtud lo diverso y variopinto de las propuestas. Un mérito es que se rompió con la vieja idea de guetos, eso de los punks por un lado y los heavys por otro.
WB: Tal cual. Esa es una de las claves para que se multipliquen exponencialmente las bandas. Ahora hay un montón de gente dispuesta a compartir y un montón de bandas que pueden desarrollarse o tocar sin tener una escena propia. Eso antes no sucedía.
AZ: Ese gesto de ustedes de abrirle las puertas a otras bandas nuevas que empezaron hace algunos años, ¿tiene un poco que ver con eso?
MR: Es parte de lo que también escuchamos. Nosotros escuchamos música muy variada y queremos que eso pueda transformarse en algo común. Que no haya que atarse a ningún género y solo escuchar rock and roll, blues, stoner o indie.
WB: Nosotros tocamos con bandas de metal, con Morbo y Mambo, bandas indie, bandas de tango como Violentango. Y el resultado fue siempre muy bueno.
AZ: El sonido de Poseidótica, de hecho, va en clara sintonía con eso de no encasillarse. Hacen stoner, pero también heavy metal, rock progresivo, psicodelia, usan teclados con mucho clima y arreglos de cuerdas. ¿Creen que reducirlos a una etiqueta hasta sería injusto?
MR: Nosotros nunca nos rotulamos, nunca nos definimos a nosotros mismos como una banda stoner. Tampoco decimos que somos una banda de rock progresivo. No queremos atarnos a eso porque sino vamos a tener que hacer diez discos iguales a King Crimson y el día que hagamos una canción media blandita o popera va a ser mal vista (risas). Justamente lo que buscamos es no atarnos a nada. Creo que muchos músicos dirían lo mismo: el rótulo te ata y, en realidad, lo que uno busca es poder volar un poco más desde la creatividad.
WB: Las etiquetas a veces son necesarias, lo entiendo. Cuando se quiere comunicar algo, es normal usarlas porque son como puntos de partida. Que el stoner haya ocupado ese lugar es como una especie de milagro argentino (risas).
AZ: A veces se habla de stoner por ciertos usos de elementos como las rítmicas o las densidades de los bajos y las guitarras, algo que ya incluso hacía Pappo’s Blues.
WB: Yo, dentro de lo poco que entiendo en el tema, veo que se trata más de un sonido y una actitud. Y quizá hay bandas que congenian en ese sonido y en esa actitud, y caen ahí a la bolsa.
MR: También pasaba con el grunge. Creo que a bandas como Nirvana, Pearl Jam o Alice in Chains, no les gustaba que les dijeran que hacían grunge. Seguramente decían que no, que hacían metal o rock alternativo.
WB: Con el tiempo uno también se relaja. No es un tema tan importante, la verdad. Si el que lo escucha lo siente como stoner, está bien. Si lo siente como alternativo, está bien. Que sea lo que tenga que ser y eso está bien para mí, porque en realidad se trata de lo que cada uno recibe de lo que nosotros hacemos.
MR: Lo único que importa es que la música te emocione. Si esa música te emociona, está todo bien. Después, qué genero es, no importa. Si te atás a la idea de que, porque escuchás stoner, no podés escuchar pop, estás perdido. Es como decir “no, no escucho The Smiths porque es blando”. Y bueno, te lo perdés vos. “No escucho Miles Davis porque es jazz””. Te estarías perdiendo de algo grande.
AZ: Otro de los aspectos interesantes de Poseidótica es lo visual. Al ser una banda instrumental, ¿buscan apelar a lo estético y a las imágenes para poder reforzar las ideas y los conceptos?
MR: Eso es un laburo muy fuerte. El estudio A1 Design (que son nuestros diseñadores estrella permanentes) son parte de la banda. Todo eso que se ve en una gráfica, en el póster final, tiene mucho trabajo detrás. Ellos hacen sus ilustraciones, pero al mismo tiempo nosotros les bajamos data, les sugerimos ideas. En el show de Las Pascuas Profanas había un diablito y un dios. En La Noche Instrumental pasaba algo en las cabezas de los robots. Ahora en Viaje de Agua hay como un Poseidón y unas sirenas. En los tiempos que corren, las imágenes transmiten mucho y las palabras por ahí no tanto. Por ahí alguien ve una foto en Instagram, le pone like y capaz ni lee lo que dice. No lo comparto del todo, pero hoy las cosas son así. Nosotros buscamos sintetizar en una imagen el concepto de la banda.
WB: Hace poco miramos la compilación de todos los trabajos que se hicieron en estos últimos años y es re flashero. Es muy interesante cómo ellos se engancharon, porque no hay una relación económica. Realmente es arte. No nos aceptan dinero. Para ellos también se trata de su banda y para nosotros es un flash. Todo eso se fue sofisticando y creciendo con el tiempo. Ahora tenemos un equipazo. ¡Estamos para comernos la cancha!
AZ: Respecto a cómo se escucha música en estos tiempos y pensando el lado positivo de la cuestión: ¿se podría pensar que, al escucharse música de manera más fragmentada o en segundo plano, lo instrumental puede salir ganando?
MR: Es un trance difícil. Las composiciones que uno encuentra finalmente en el disco llevan mucho laburo previo. Nos exigimos mucho a la hora de componer. Por eso es que no sacamos discos de forma tan seguida. Por otro lado, tenés esto que pasa con la música instrumental: mucha gente me dice que utiliza la música de Poseidótica para estudiar, por ejemplo. Me sigue sorprendiendo aún hoy y está genial. Me encanta que estimule eso. Yo también pongo música para leer y no todo funciona, porque es o muy alborotada o no podés concentrarte. Después, hay que buscar estrategias para captar la atención en la actualidad, más allá de que igual somos fieles a sacar los discos completos. También por nuestro lado difundimos por YouTube videos de los shows en vivo. Tenemos un buen archivo. Pero está difícil mantener esa tensión a lo largo de un disco, porque hay mucha posibilidad de distracción a cada segundo.
AZ: Hablaban del trabajo que les lleva hacer cada disco y el tiempo que le dedican. ¿Están trabajando ya en el sucesor de El Dilema del Origen (2015)?
MR: Hay muchas ideas, conceptos y música. Falta un poco de tiempo. El objetivo es bajar algunos cambios con el tema de fechas, algo que nos alimenta, nos hace bien, nos da adrenalina y nos genera un combustible para la creación. Pero la idea es en 2018 grabar y ver si llegamos a sacar el disco nuevo.
WB: Siempre que nos juntamos a tocar sucede algo nuevo, una zapada. Es como que muy lentamente se va destilando algo que en algún momento toma forma. Ahora tuvimos la complicación de que la banda creció, se puso más demandante y, al ser 100% autogestivos, tenemos otras responsabilidades que nos quitan un poco ese tiempo puro que teníamos para colgarnos tocando. Estamos abordando las cosas con una nueva dinámica, pero ahora estamos concentrados en encontrar ese espacio para plasmar todas estas cosas nuevas que van saliendo.
AZ: Al no haber letras ni melodías de voz, ¿cómo trabajan la composición? ¿Desde una zapada? ¿Desde alguna construcción melódica o riff?
MR: Es un poco de todo. Las canciones a veces han surgido desde que cada uno llevara ideas. “Bueno, tengo este riff, laburemos desde acá”. Muchas otras cosas surgieron de zapadas. Todos aportamos. Siendo una banda instrumental, tenemos nuestra cuota de virtuosismo. La idea es transmitir una melodía, una idea, y a veces esa idea puede ser la batería, en otro momento el bajo. Hay una democracia entre los instrumentos y nos gusta cómo convive eso. Es una convivencia sagrada. A nivel compositivo, muchas veces nos planteamos conceptos que van desde algo más ambient hasta algo más combativo, como dos líneas distintas. Pensamos, de hecho, en dos discos. Por ahora eso quedó ahí, pero medio por ese lado seguramente vamos a ir metiéndonos a ver si sacamos algo de esa doble línea y que de ahí salga también la música.
AZ: ¿Tienen la idea de que haya letras en algún momento?
WB: No está descartado. Realmente no encontramos la necesidad y nos dimos cuenta de que se habla mucho sin hablar. Nos damos el gusto de invitar cantantes y así poder abordar covers de temas que nos gustan, que es una excelente oportunidad para sacarnos las ganas de hacer cosas distintas sin tener que clavar un cuchillo en la línea de lo que venimos haciendo. Martín (Rodríguez) canta muy bien, yo también. En cualquier momento salimos (risas).
-El Festival Viaje de Agua II se realizará el sábado 21 de octubre a partir de las 15 hs en Ciudad Cultural Kónex (Sarmiento 3131, CABA) y se presentarán, además de Poseidótica, Motosierra, Morbo y Mambo, Las Diferencias, Atrás hay truenos, Güacho y Hungría. Entradas disponibles a $250 a través de Ticketek.