Reunimos a Martín Rodriguez, Santiago Rua, Hernán Miceli y Walter Broide para reconstruir la historia del primer disco de la banda que este año tuvo una nueva edición en vinilo.
Por Carlos Noro
Foto de Nacho Lunadei
Cualquiera que haya asistido a los Festivales Viaje de Agua en el Konex sabe de Poseidótica, el cuarteto instrumental que propone uno de los viajes más desafiantes que se pueden encontrar en el rock argentino. Hace quince años Poseidótica daba un paso que sería fundamental en la historia de la banda: la edición de Intramundo (2005), un disco que sirvió para que el cuarteto instrumental encontrara muchas de las bases musicales e ideológicas que hoy definen al grupo.
Entre otras cosas, una de sus canciones, “Aquatalan Records” es el nombre del sello que gestiona ediciones discográficas propias y de colegas de manera autogestiva. “La palabra clave en Intramundo es agua, porque lo acuático remite a las profundidades. En este caso, enlaza con las características de la imaginación y el pensamiento”, escribía Martín Rodriguez, bajista de la banda y una especie de “ideólogo” del grupo, en el booklet del disco para inaugurar una costumbre que se repetiría a lo largo del tiempo en su discografía: generar una dimensión conceptual que acompañe una música sin palabras, pero que propone intensos viajes introspectivos por caminos tan ambiciosos como intensos. En Intramundo conviven la psicodelia, el rock pesado, el post rock y hasta Piazzolla con un objetivo bien claro: generar climas y atmósferas que van desde la sutileza hasta la velocidad adrenalínica sin preguntarse demasiado por géneros, estructuras o estilos. Poseidótica empezó a construir con este disco debut su propio relato y, con él, una historia que aún hoy los sitúa como referencia ineludible de la psicodelia pesada argentina.
Primeras experiencias
Para cualquier banda la primera experiencia en estudio es definitoria. Si las cosas salen bien se abre la posibilidad de un crecimiento a largo plazo. Si las cosas fallan, es poco probable que un proyecto continúe. En algún punto, para Poseidótica encontrarse por primera vez en un estudio fue la posibilidad para terminar de definirse como banda, definir el sonido propio de cada integrante y darle más profundidad a la propias búsquedas musicales.
Hernán Miceli, uno de los dos guitarristas de la banda, lo recuerda de esa manera: “Para mí fue la primera experiencia en estudio. Aprendí los tiempos, etapas y procesos de grabación de un disco. Llegamos al estudio con un puñado de temas que sonaban bien en los ensayos y comenzamos a trabajarlos por capas. Fue muy interesante porque encontramos que podíamos ampliar el espectro sonoro y agregarle más detalles. Eso fue una gran diferencia”. Martín Rodríguez también recuerda lo que implicó pasar de la instancia de ensayo a la grabación con una situación para nada menor: mientras se gestaba la idea de grabar el disco, Ignacio Belej, primer baterista de la banda y compositor junto al grupo de las canciones de Intramundo, decidió dejar la banda abriendo un interrogante que afortunadamente sería resuelto de manera inmediata con el ingreso como músico de estudio de Walter Broide, en aquel momento baterista de Los Natas. “En aquellos años todo era fascinación y descubrimiento”, cuenta Martín: “Alquilábamos sala propia en Avenida Córdoba y, aunque éramos más pibes, estaba muy clara nuestra búsqueda musical, sin estar súper equipados para lograr eso que queríamos” recuerda, y menciona el impacto que en su momento fue para ellos concretar la posibilidad de que Broide accediera a grabar un conjunto de canciones ya listas para el estudio: “En ese momento de transición se nos presentó la oportunidad de grabar con Waldo, que era un ídolo y una especie de padrino de Poseidótica. Fue increíble”. Luego, el entonces baterista de Los Natas, luego de que estos se separaran, terminaría siendo el baterista oficial del grupo.
La relación entre Poseidótica y Los Natas no es casual. Primero como fans y luego desde el trabajo de Santiago Rua, el otro guitarrista de Poseidótica y plomo de Los Natas, poco a poco la música y los intereses lo acercaron a Walter Broide. “A principios del 2000 estudiaba sonido y quería especializarme en eso. Me la jugué en mandarles un mail a Los Natas y al toque ya estaba trabajando con ellos como asistente, lo que fue un gran aprendizaje para mí. En esa época lo invité a Waldo a uno de los primeros shows de Poseidótica y le encantó. Así que cada tanto venía a los shows y, obviamente, charlábamos de cuestiones relacionadas con la banda. Cuando Nacho Belej decide irse, fuimos a pedirle un consejo y medio a proponerle si quería grabar el disco, principalmente porque ya lo teníamos prácticamente armado. Solo faltaba entrar al estudio y meterle”. Walter Broide lo recuerda así: “Me propusieron si nos les daba una mano para grabar el disco y les dije que sí. Las canciones estaban compuestas y me gustaban mucho. De hecho, traté de respetar el color y la onda que ya tenían, porque a mí me gustaba el encare de las baterías, lógicamente nunca alguien toca igual a otro, aunque traté de respetar lo que ya habían armado”.
Grabar dos veces, ¿es mejor?
A finales del 2004 la nueva formación de Poseidótica ingresó al estudio Ambassador de Capital Federal junto a Pablo Catania y Marcelo Prive para grabar el disco con la producción conjunta entre Catania y la banda. La banda tenía en claro sus objetivos musicales, por lo que los encargados de la grabación realizaron solamente algunos aportes para unificar los aspectos sonoros. Insólitamente, el problema surgió a la hora de la mezcla: “Un día llegamos al estudio y Pablo Catania nos dijo literalmente que el disco había desaparecido de la computadora. A partir de ahí aprendimos que siempre hay que hacer un back up de lo que uno hace. La incertidumbre total porque no sabíamos si Waldo iba a querer o poder grabarlo de nuevo”. Sin embargo, hubo final feliz: “Por suerte pudo y la verdad que, para todos, la sensación fue que esta segunda versión fue mucho mejor que la primera”.
Santiago Rua recuerda todo lo sucedido como algo positivo: “Me pasa algo muy loco, casi que no me acuerdo de la primera versión fallida que grabamos. En vez de eso, recuerdo que en la nueva grabación Walter estrenaba batería, una mítica Tama Master Rock 80s, que después vimos mil veces en muchísimos escenarios y que, al mismo tiempo, yo había conseguido un equipo valvular nacional que en ese momento era un despelote sónico. Si sumamos que estábamos más ensayados, generó que todo el sonido general del disco mejorara”. Walter Broide aporta un punto de vista similar: “En una situación así hay que seguir adelante. Se grabó todo de nuevo y fue una buena experiencia. El sonido en general del disco también mejoró y la manera de tocarlo. No existe la oportunidad de tener un disco terminado de repente tener la chance de grabarlo todo de nuevo y mejorar aspectos. Fue algo único”.
Intramundo canción por canción por sus protagonistas.
“Hidrofobia”
Martín Rodríguez: Un clásico, el primer tema que compusimos en nuestra historia, sella esa identidad dinámica de mezclar momentos fuertes y progresivos con otros más climáticos.
Walter Broide: Es un tema que no me canso de tocarlo, tiene muchas cosas que me gustan: unas violas tremendas, sangre y amor.
“Paralexis”
Santiago Rua: Este tema me acuerdo que era muy difícil. Había que concentrarse mucho y tocarlo y tocarlo para que suene. Es una canción donde se nota el esfuerzo que hicimos para laburar bien las armonías de las guitarras. Todo re intuitivo e inocente. El dato de color es que el nombre es en homenaje a un amigo que venía siempre a la sala y se clavaba el ensayo entero sin chistar y se llamaba Alexis. Al final del track hay un insert de unos cantos que sugieren una profundidad y atmósfera acuática para darle entrada a “Acuático”.
“Acuático”
Hernán Miceli: Fue de los primeros temas que compusimos, define bastante el concepto del disco. Cuando estaba con nosotros Ignacio Belej, solía decir que esto era música acuática por lo que tenía que sonar a agua, a burbujas, profundidades. Es un tema inmersivo, con cierta melancolía y una liberación hacia la superficie sobre el final.
“Superastor”
Hernán Miceli: Surge directamente del momento piazzollezco que vivíamos en ese momento. Es una especie de tributo a Ástor, su magia y su sensibilidad compositiva. En los inicios de la banda tuvimos un momento de mucho intercambio musical y escucha en conjunto y Piazzolla estaba junto a tantas otras músicas.
“Las Cuatro Estaciones”
Martín Rodríguez: Nuestra versión libre del jazz. El título remite a las cuatro partes del tema, ligadas a las cuatro estaciones del año. También funciona como un guiño mantra, porque es un tema largo, que tiene varios estados y me emociona tocarlo.
Walter Broide: Tema gen de Poseidótica. Ahí está el carácter, el vuelo y las ganas de romper todo con sutileza.
“Aquatalan”
Santiago Rua: Salió casi entero en la primera juntada, zapada, ensayo que hicimos los cuatro Poseidótica. Creo que hay una versión del tema grabada en un cassette con un micrófono colgando del techo, o algo así. Fue la piedra fundamental. Al final del tema enganchamos con un preludio en plan ciencia ficción que le da la bienvenida a “La Nave Nodriza”.
“La Nave Nodriza”
Hernán Miceli: Nuestros intercambios no solo eran musicales. El material visual también hizo lo suyo, y lo utilizamos para armar desde siempre el universo Poseidótica con películas y series. Íbamos desde Darío Argento a series de cuando éramos chicos como V Invasión Extraterrestre. De ahí surge el nombre de este tema. Algo constante en nosotros es que los nombres de los temas aparecían porque nos parecían que sonaban a tal o cual otra cosa. En este caso sonaba a alienígenas, escenas de tensión y naves. Es un tema bastante hipnótico, te mete en viaje visual, dispara imágenes y cambios de escenas.
“Tantra”
Santiago Rua: Hermosa canción. Acá me doy cuenta de que estábamos a pleno investigando diferentes caminos. Creo que entendimos que también se podía jugar con la dinámica, ir bien abajo y quedarse ahí abajo. Entonces, el abanico se abre.
“Mantra”
Martin Rodríguez: En esa época era inseparable con Tantra, luego Mantra se estableció como un clásico para cerrar shows.
Walter Broide: Es un tema largo, que tiene varios estados y me emociona cada vez que lo toco.
Ediciones y reediciones
Intramundo es el disco de Poseidótica que tiene más ediciones. La original fue editada por la banda con el arte de tapa realizado por Hernán Miceli y el mastering por Gonzalo Villagra. La del 2013 fue realizada en conjunto por Aquatalan Records y OuiOui Records, con mastering de Rama Nogueiras y un nuevo arte de tapa hecho por A1 Design, que suele ser el encargado de la gráfica de la banda hasta el día de hoy. La del 2016, también en CD, fue en formato digipack con la misma estética del 2013. Y, finalmente, a principios de este año, se lanzó la primera versión en vinilo del disco, nuevamente con el mastering de Gonzalo Villagra sobre la versión original y una edición conjunta entre Aquatalan Records y Manicomio Discos. A lo largo del tiempo, Intramundo mantiene protagonismo en el universo de Poseidótica.
A la hora de elegir cuál versión es la que mejor refleja el espíritu de disco, Martín Rodríguez se juega por el vinilo: “Aunque el disco fue pensado para CD, la versión en vinilo quedó espectacular. Principalmente, porque retocamos el arte y volvimos a masterizar el primer audio con Gonzalo Villagra, que le dio una profundidad hermosa. Creo que es la mejor versión”. Precisamente, Villagra coincide: “El aporte fue trabajar los volúmenes para que el verdadero volumen sea el amplificador de la casa de quien lo escucha. Eso permite que haya más dinámica y que no sea una competencia”, y menciona cómo ciertas sutilezas lograron una mejora en el sonido final: “Más que nada, lo que hice fue meterme muy fino en cuanto a sonido, porque que algo suene fuerte no implica necesariamente que suene mejor”.
Desde el punto de vista el arte del disco, tanto Hernán Miceli desde adentro como A1 Design trabajaron una línea conceptual que se sostuvo a través del tiempo: “La tapa habla de un mundo desconocido, es Intramundo, lo interior, lo profundo. Ese interior puede ser muy distinto para todos. Quería que haya un criterio estético de los mismos generadores de la música”. Para Poseidótica respetar el criterio estético es tan importante como construir universos musicales: “La idea era tratar de reproducir un poco la paleta de la primera edición y el ambiente de esa foto”, dicen los diseñadores. “La toma casi en detalle de un tentáculo era una idea que se mencionó desde un comienzo, por lo que la utilizamos para representar un momento específico de su historia. Quisimos reflejar eso”, confirman a la hora de reflexionar sobre cómo fue el trabajo realizado a partir de la propuesta original.
Hace 15 años Poseidótica lanzaba Intramundo. Hernán Miceli concluye: “Es un disco que tiene la frescura de una banda que graba su trabajo debut. Si grabáramos el mismo disco hoy, con seguridad sonaría distinto porque nuestra manera de tocar, de arreglar y de pensar son distintas”, reflexiona. “Si bien los títulos de los temas sugieren cosas, si escuchamos el disco de principio a fin sin ser influenciados por esos títulos, toda la música del disco tiene un relato musical, incluso contiene algunos atmosferas más climáticas o cinematográficas que empezamos a usar en aquella época”. Paradójicamente, ese viaje al interior del mundo que propuso la banda, fue la mejor manera de salir a una superficie musical que hoy tiene quince años de vida.//∆z