Parece haber una ley de hierro en el universo de las secuelas, según la cual todas las sagas coronan su punto más bajo de calidad con una continuación en el espacio exterior.

Por Ale Turdó

El espacio, la frontera final… así empezaba cada uno de los capítulos de la vieja serie televisiva de Star Trek. Casi desde que el cine es cine se concibe al espacio exterior como ese límite último, el lugar más recóndito imaginable para nuestra especie. Desde George Meliès y su Viaje a la Luna pasando por 2001: Una Odisea del Espacio de Stanley Kubrick y llegando hasta la reciente Interstellar de Christopher Nolan, el séptimo arte siempre vio con buenos ojos darse una vuelta más allá de nuestra órbita terrestre.

Claro que cuando hablamos de secuelas, a veces esta artimaña del escape espacial se utiliza como un intento en vano de revitalizar una saga que en la mayoría de los casos ha caído en desgracia hace tiempo, y cuyos responsables parecen no querer darse cuenta.

Ciertos elementos se tornan clave al momento de pensar en aquello que conforma una mala secuela en el espacio. En primer lugar, casi nunca suelen involucrar a protagonistas que supieron formar parte de mejores capítulos de la saga, quienes al mismo tiempo supieron bajarse a tiempo de un tren -o una nave si se prefiere- con destino incierto. Por otro lado, la secuela en el espacio siempre deja ver la pobre calidad de la producción: ¿para qué gastar dinero en caras escenografías cuando podemos llevar la historia a los pasillos de una supuesta nave espacial y apilar un par de monitores y teclados para que hagan las veces de cabina de mando? No gastemos tiempo y dinero en hacer modelos a escala o naves en 3D, ¡utilicemos material de películas anteriores! Eso sí que es pensar como productor. Bajo ninguna circunstancia se suele ser fiel al arco de la historia original de la saga, la mayoría de las veces el origen de la trama para esta excusa espacial es pobremente desarrollado, y su tercer acto suele involucrar una secuencia de auto-destrucción de la nave. Lo peor de todo esto es que muchas veces esta sub-aventura espacial queda relegada al ostracismo al poco tiempo de ser creada, abandonada en un rincón oscuro cuando la saga regresa a patrones más acordes a su estilo y es prácticamente borrada cualquier incidencia que haya podido tener en la línea temporal de dicha saga, práctica mejor conocida como barrer la mugre espacial abajo de la alfombra.

Aquí un breve repaso de algunos de los casos más notables de desaciertos espaciales:

James Bond: Moonraker

Sí, ni siquiera James Bond zafa de esta. Cuando Roger Moore interpretaba al agente secreto que más minas ganó en la historia del cine, le tocó en una ocasión ir al espacio para impedir que un malo muy malo despliegue un gas mortal sobre el planeta Tierra. La épica batalla de lásers debe encarecidamente su existencia a Star Wars Episodio IV, estrenada dos años antes. Muestra clara de que el universo Bond necesitaba revitalizarse, algo que no sucedería hasta mitad de los ’90 con la llegada de Pierce Brosnan.

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Critters 4

Acá se produce algo paradójico: dentro de una saga que tiene como protagonistas a bolas peludas extraterrestres devoradoras, es meritorio que hayan aguantado estoicamente hasta la cuarta entrega -y por el momento última- para llevar la cuestión al espacio exterior. Si bien en esta ocasión se mantienen algunos de los personajes de las secuelas previas, se cumple con esa premisa de llevar la historia varios años más allá del tiempo en que sucedió la original, echando por tierra cualquier chance de ver ciertos personajes centrales de la saga. Angela Basset y Brad Dourif -mejor conocido como la voz de Chucky- forman parte de una producción que seguramente desearían poder borrar de sus curriculums.

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Leprechaun 4: In Space

El título de por sí es bastante auto explicativo. El duendecillo irlandés que siempre pierde su oro y concede deseos engañosos a quienes los piden, en este caso desea casarse con una princesa extraterrestre y ser el rey de su planeta. La trama involucra mal gusto, marines al mejor estilo Aliens de James Cameron, y la clásica secuencia de auto-destrucción de la nave.

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Hellraiser: Bloodline

En cuanto a irse años y años al futuro para plantear el relato lo más alejado posible del original, Hellraiser se saca un 10. La historia tiene lugar en el siglo XXII y sigue los pasos de uno de los descendientes del creador del cubo maldito que abre puertas a otras dimensiones infernales. Al menos en este caso, el personaje principal -Pinhead- es interpretado por el siempre presente Doug Bradley, hombre que supo hacer una carrera de esto de ponerle el cuerpo al cenobita con clavos en la cara.

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Jason X

Dentro de la saga del slasher con máscara de hockey que desata su venganza sobre aquellos adolescentes adeptos a las drogas y el sexo prematrimonial, el hecho de hacer una incursión espacial no suena como algo fuera de lo común, especialmente si pensamos que la misma saga supo agregar a sus secuelas conceptos tales como la usurpación de cuerpos, la telequinésis, un crossover con Freddy Krugger y hasta un viaje estudiantil a Manhattan. Es una suerte de caso paradigmático: una saga cuya idea madre siempre tuvo como lugar de acción un campamento silvestre decide irse al espacio; nada más alejado del concepto original. Jason X es fiel a todos los clichés que toda secuela en el espacio exterior puede ofrecer: una historia planteada en el siglo XXV, un monstruo que resurge sin explicación aparente, el intento científico -siempre fallido- de controlar el mal en cuestión, malos efectos especiales con dudosos diseños futuristas, y ningún actor de la saga original (aunque en el caso de Martes 13 esto es algo engañoso, porque casi ningún personaje suele sobrevivir más de una o dos películas en este universo).

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Leprechaun en Las Vegas

Tal vez lo mejor que tenemos para decirle a cualquier productor que tenga en su cabeza la fantástica idea de llevar historias que ya conocemos al espacio exterior, es recomendarle que lo piense dos veces. No hay ninguna garantía de poder solucionar en la enormidad del cosmos aquello que no podemos resolver acá en nuestra tierra… y no, tampoco se va a resolver llevando la saga a Las Vegas, sino pregúntenle a Leprechaun 3.//z

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