Volvió Perdedores Pop con un tremendo show en el Salón Pueyrredon. Los 107 faunos fueron los encargados de calentar el escenario.“El hambre y las ganas de comer” juntos por primera vez.
Por Joel Vargas
Fotos de Candela Gallo
“Otra vez volvió a pasar” dijo uno de los pibes de la barra del Salón Pueyrredon al cortarse la luz repentinamente cuando el lugar estaba semivacío. Ese corte de luz fue un presagio, esa noche no iba a ser una más. Perdedores Pop, una de esas bandas de las que te enamoras en una ráfaga de segundo, volvía a los escenarios luego de muchos años de ausencia. Se separaron en los noventa de manera fugaz y ahora para el deleite de todos estaban de nuevo en los escenarios argentos.
Los encargados de abrir la noche fueron los 107 Faunos. “El hambre y las ganas de comer”, así se promocionó el show. Una frase que explica una parte del imaginario fauno, las huellas de los Perdedores se encuentran en varias de las melodías de la banda platense. Quizás si esta banda de culto de los noventa no hubiera existido, los faunos serían distintos.
La celebración fauna arrancó movidita con “El imán de los nuevo”, “El Tigre de las facultades” y “Scottie Pippen y yo”. De repente el bar de Palermo se convirtió en una pileta grande. Todos chapoteaban con “El Jefe de los Malos”. Los abrazos se convertían en agua y las sonrisas salpicaban. Javier Sisti Ripoll era el guardavidas del Salón. Pero justito cuando “Pequeña Honduras” hacia de las suyas, con un Juan Pablo Bava en llamas, se cortó la luz. “Pequeña Honduras espera, donde el cielo es azul y te amo”, fue el grito de guerra en la oscuridad.
La luz volvió, los Faunos arrasaron con “Pecho Pardo”, “La Luz de las Antenas” y “John Henry”. Pero uno de los momentos más intensos fue con “Incertidumbre”, un viaje hacia al interior de Sisti Ripoll, aunque otra vez se cortó la luz y alguien gritó: “las maracas están en corto”. La oscuridad no hizo callar al público y todos se convirtieron en una única voz que cantaba: “y la idea de que me dejes me asusta como las fotografías con personas recortadas en la calle, al lado de un poste de luz.”.
El show siguió con varios hits como “Muchacho Lobo”, donde varios se tiraron como bombas a la pileta del Salón, y “Pretemporada”. El gran final fue con “Los amigos del Mal” con agradecimiento a Perdedores Pop por la invitación. El telón se cerró, todos se quedaron con ganas de más. Fue un show accidentado por los constantes cortes de luz pero como dicen ellos: “y ahora estoy mejor, ahora estoy con vos.”
El descanso entre banda y banda permitió refrescarse un poco con cerveza y vino mientras sonaba Oasis en el Salón. Casualmente otra banda de hermanos de los noventa.
Se abrió el telón, Perdedores Pop estaba nuevamente sobre un escenario con tres de sus miembros originales Los hermanos Rial, Esteban y Santiago en guitarras y voces; Charly Piesco rompiendo la bata y el nuevo bajista Mauro Salerno. Paso mucho tiempo desde aquella tarde noventosa donde anunciaban la defunción de la banda, con la edición en casette de Tiempo de Jovenes, su segundo álbum. En la lista de temas mecharon clásicos inoxidables de sus dos discos como “Los Perdedores Usan Drogas”, “Grandes estrellas”, “Colombia” y “Brincan”, entre otros.
Los Perdedores tienen ese fuego sagrado que no se consigue fácilmente, el dialogo de violas entre Esteban y Santiago es pura química. El público estaba ansioso y pedía a gritos “1000 higos” y “Mujeres”, dos canciones que te dan un shot en el bocho. Pero como dijeron ellos “lamentamos decirles que esta noche no vamos a tocar esas canciones, será para la próxima”. Es así, volvieron para quedarse y una muestra de ello fue la presentación en sociedad de dos nuevas perlitas: “Lujuria Asiática” y “Mejor que vos”. Canciones que tienen ese pulso punk y nervio sónico. Violas envolventes y finamente desprolijas, bien directas. Tampoco faltaron los covers: “Luz de amor” de T.Rex, “Parece que no serás mía” de The Seeds y Rocky de “los legendarios Morfi &Vinacho”.
La vuelta de esta banda emblemática de los noventa terminó con “Planes” y “Desearía encontrar otra forma de comunicarme”. Esperemos que esta vez se queden mucho tiempo, así nos regalen muchos más himnos a nosotros, los perdedores hermosos.