En Un beso así, publicado por Musaraña Editora, la historietista colombiana La Watson entrecruza una historia de iniciación con la música y las calles de Bogotá como telón de fondo. Hablamos con ella.
Por Lucía Álvarez
y me encandila tu cielo deslumbrante
es imposible volver a lo de antes
es un sitio perdido
el último sentido
se va
Ella está por embarcar
En Interior Design, el primero de los tres cortos que integran su trilogía Tokyo, el director francés Michel Gondry narra la historia de Hiroko y Akira, que tratan de vivir juntos como pareja en la metrópolis japonesa. Akira es director de cine y está por presentar su primera película. Hiroko es su novia y no sabe bien hacia dónde va su vida. Busca trabajo y hace collages con imágenes que recorta de revistas. Hiroko no pretende tener una vida extraordinaria (su novio dice que no tiene ambición), pero empieza a sentirse desdibujada. Un día se despierta y se descubre un agujero en el pecho, un agujero real, un agujero que puede atravesar. Hiroko sale a la calle, en busca de algo, sigue sin saber qué, y en ese camino errático la metamorfosis continúa hasta que su cuerpo deja de ser humano y termina convirtiéndose en una silla.
Sofía Álvarez Watson nació al pie de un volcán en Pasto, Colombia. Estudió Artes Plásticas en Bogotá y en Argentina descubrió el mundillo de la historieta. Desde el año pasado trabaja en @amordibujado, un proyecto en el que los participantes son retratados a cambio de contar una historia de amor. Sofía hizo 134 retratos y escuchó 134 historias que ahora esperan ser dibujadas.
Watson en primera persona es la heroína de Un beso así, su primera novela gráfica. En trazos simples y bruscos, va delineando su propia historia. La música es el recurso que funciona como flashback instantáneo hacia la adolescencia. Los recitales, los amigos, la primera cita. El amor entre Sofía y Julián. Las alarmas y las pequeñas heridas ante las primeras decepciones.
AZ: ¿Cómo fue, Sofia, que decidiste contar tu historia?
Sofía Álvarez Watson: No fue algo muy premeditado. Empecé a dibujar cómic apenas llegué a Argentina y empecé a experimentar con algunas historias disparatadas, pero no funcionaban muy bien, o eso creía yo. Un día, y un poco a modo de catarsis, empecé a dibujar un episodio que en su momento me había consternado bastante y que fue el inicio del fin de esa “historia de amor” en particular. Ese episodio es en efecto el primer capítulo del libro, el de la paloma muerta, y fue el que me dio pie para seguir dibujando. Después, cada vez que lo sentía, agarraba las hojas y dibujaba, todo de una forma muy natural, por eso me tomó tanto tiempo terminarla.
AZ: ¿Cuáles son tus influencias?
SAW: Los libros Virus Tropical, de Powerpaola, y RIP, de Felipe Almendros fueron los que me mostraron otras formas de narrar que yo no conocía y me abrieron la cabeza. La música colombiana, sobre todo la champeta, también, de alguna manera, se filtra por ahí. La selva, el trópico, las montañas. Sol, brisa, mar y calor todo el año. Andrés Caicedo. El cine coreano, las telenovelas colombianas de los ‘90, Hollywood, dibujantes millenials japoneses y coreanos que hacen cosas sencillas y hermosas y gente que dibuja mal. Me parece extremadamente honesto y fascinante.
Barthes en Fragmentos de un discurso amoroso ya había explicado los vaivenes retorcidos del amor romántico, del enamorado presa de la locura y la perturbación; “el cuerpo todo entero arrastrado, anegado de naturaleza”. En una época en que el feminismo ha deconstruido al amor romántico, la última utopía de la posmodernidad, la protagonista de Un beso así es víctima del malflash premonitorio cada vez que tropieza con una paloma muerta. Y, como la atormentada Sylvia Plath, tal vez también se pregunte:
un alma chiquita y blanca se agita, un gusanito blanco
Las piernas me abandonaron también
¿Quién nos desmembró?
AZ: El género autobiográfico, aunque siempre sea una ficción, puede resultar incómodo al tomar personas de la vida real como personajes. Entonces, pregunta algo chismosa, ¿sabe tu ex novio de la existencia de la novela? ¿Cómo la tomó?
SAW: Sí, sabe que existe, pero aún no la ha leído. Supongo que le preocupa si lo dibujé a él con rabia u odio o algo parecido, pero no, hice todo el libro con mucho amor y agradecimiento hacia la vida.
AZ: A lo largo de la novela vas nombrando lugares de tu país, amigos y música de esa época. ¿Cómo fue el proceso de volver a convivir con todos esos recuerdos para armar la historia?
SAW: La verdad fue hermoso, fue reconstruir una época donde me pasaron un montón de cosas, con gente que quiero mucho. Me hubiese gustado dibujar a más amigos y más situaciones, más calles de Bogotá y más banda sonora tropical. Más canciones locales, sonidos que marcaron esa época, pero si hacía todo eso el libro tendría 500 páginas. Esa frase cliché que dice “recordar es vivir” adquirió todo el sentido del mundo, especialmente ahora que el libro está publicado. Cuando lo veo, ya lo veo como algo externo a mí, como que yo ya salí de esa historia y estoy al otro lado, y cuando lo vuelvo a leer, lo leo como si no fuera yo, entonces es más lindo aún porque conozco a todas las personas que allí salen y me emociono.
En Un Beso así la joven Watson pilotea el viaje iniciático. Donde la heroína rubia de Caicedo se vuelve mito del romanticismo adolescente que corre sin remedio hacia su destino trágico, Watson emprende un viaje más introspectivo y no por eso menos poético. Sofía Álvarez Watson y la Hiroko de Gondry son heroínas en búsqueda de ellas mismas. Entienden que el amor no tiene que ser lastimoso ni sufriente, que tal vez haya formas de amor que todavía no descubrimos. Que todas las canciones de amor pueden reescribirse. She’s got a ticket to ride. And she don’t care.//∆z
Un beso así se consigue en Musaraña libros, Punc librería, Moebius y bananalibros. Para más información sobre proyectos y talleres: Instagram @sofialawatson