Tres años después de Desayuno de campeones, Rubin y Los Subtitulados regresan con más garra power pop en su tercer disco de estudio, Más.

Por Emmanuel Patrone

Sin siquiera tener una relación personal con el señor Sebastián Rubin –compartir fila en el baño del Espacio BAFICI o codearlo accidentalmente en un recital de Les Mentettes no cuenta- y, arriesgando a caer en reduccionismos absurdos a partir del desconocimiento total, por su accionar uno puede inferir que es un tipo enamorado de la cultura pop. De acuerdo: tampoco estamos haciendo una declaración descabellada, como que en sus tiempos libres le gusta coleccionar luciérnagas embalsamadas o que tiene un tío que le ganó al blackjack a Kennedy. Pero en los últimos años, desde la salida del segundo disco de sus Subtitulados (Desayuno de Campeones, de 2009), a Rubin lo vimos transformarse en el columnista radial “El Profesor Pop”, en el programa “Gente Sexy” (ahora en Rock & Pop) y en una de las tres partes del exitoso menage-a-trois merrittiano conocido como Los Campos Magnéticos, junto a Alvy Singer y Nacho Rodríguez, reinterpretando y argentinizando canciones de The Magnetic Fields, sin duda una de las más grandes bandas pop de los últimos 20 años.

Aún así, llegamos a Más, el tercer disco de estudio de Rubin y Los Subtitulados, en donde la cosa se puso más “subtitulada” que nunca. No porque la música necesite algún tipo de aclaración o traducción en el borde inferior de la pantalla que nos ayude lo que esté pasando en la narración en pantalla. De hecho, nada más alejado a eso. Pero de eso nos vamos a encargar de explicar en el próximo párrafo. De lo que estamos hablando, en un principio, es que Más es, como la propia banda cuenta orgullosamente, un disco 100% Rubin y Los Subtitulados. Aquí no pasaron por el proceso de grabación ni invitados, ni colaboracionistas (recordemos que el dibujante Liniers puso su firma en el tema “Los encerraditos” del disco predecesor) ni se escuchan versiones de canciones de gente alejada al círculo subtitulado.

Y si hablamos de un disco 100% Rubin y Los Subtitulados, también nos estamos refriendo a que no hay que andar leyendo aclaraciones ni notas al margen a la hora de escuchar Más. Es pop guitarrero al que la banda nos tenía acostumbrados, deudor de bandas de la estirpe de Teenage Fanclub o The New Pornographers, de ese que abraza tanto la estructura de verso-estribillo-verso-estribillo como el maridaje entre las guitarras acústicas más amigables y la distorsión jangly. En Más hay canciones que sin duda se transformarán rápidamente en favoritas de sus seguidores, desde el primer single “No me olvides, Margarita”, con su sorpresivo final apoteósico con slide incluido a la Wilco a esas que tan bien fusionan desesperación con ternura, como “Fred Astaire” (¿vieron que decíamos que Rubin era un enamorado de la cultura pop?), la anti-nostálgica y algo pesimista “Relojes” (“Lo que pasó, ya fue, ya no volverá. Lo que vendrá, será y también pasará) y el cierre definitivamente adorable de “Vos y yo y los demás”.

De todos modos, si hablamos de mencionar una canción que merezca llevarse el oro (ahí fue una metáfora oportunista en tiempos de Juegos Olímpicos), esa sería “Más así de lo que vos pensás”. “Soy así, es verdad. Yo soy más así de lo que vos pensás”, canta Rubin, primero con una seriedad con un dejo de sordidez y hacia el final, cuando las guitarras se cruzan y crujen, como gritando desde la cima de una montaña su afirmación, eco incluido. No sabemos si alguien desafió al Profesor Pop con respecto a su identidad, pero Más cumple al servir en bandeja 11 canciones sin fisuras que suenan como si no podrían haber salido de otras manos que las de Rubin y sus subtitulados.//z

AZ recomienda: “Fred Astaire”, “No me olvides, Margarita”, “Relojes”, “Más así de lo que vos pensás”.

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