Desde Borges y Proust hasta Mad Men y 50 Sombras de Grey: el amplio espectro en una compilación de cercanos textos críticos, editada por Fiordo.
Por Joel Vargas
“La crítica es una de las formas modernas de la autobiografía” dijo alguna vez Ricardo Piglia, un dios cotidiano de las letras que estaba parafraseando a otro, Oscar Wilde. No importa quién lo dijo si no lo que esa afirmación infiere: todo crítico reconstruye su vida dentro de los textos que lee. De este axioma podemos inferir que Martín Schifino en Páginas Críticas, su primer libro, construye su “autobiografía de la mente”. Una relación indivisible entre sus lecturas, las obras y su vida.
Schifino no escribe ensayos encriptados, llenos de términos académicos y guiños para un círculo ínfimo porque detesta eso: “las jergas son códigos excluyentes”. Eso no quiere decir que sus textos puedan ser leídos sin saberes previos, si no que trata de ser lo menos academicista posible. Produce una crítica apta para todo público que no es aburrida ni solemne, una manera no universitaria de hablar de las obras, pero escapándole al lugar común. “Si alguien quiere convencernos de que vale la pena leer a tal escritor, tendrá que convencernos de que podemos compartir criterios, y la forma más directa de hacerlo será demostrando que compartimos un lenguaje”. Una relación simétrica es la clave.
El libro editado por Fiordo compila textos publicados previamente en medios tan disímiles como Otra Parte, Times Literary Supplement, Revista de Libros y Salonkritik entre los años 2007 y 2013. Está dividido en tres categorías, ejes ordenadores de lecturas. El primero es “Transatlántico”, Schifino analiza: “una ampliación de las fronteras literarias” con Proust, la llegada de Nabokov a Norteamérica y la intransigencia de Thomas Bernhard. El segundo es “Trayectorias” donde a pesar de que también hay un ensayo dedicado a Julio Cortázar, Jorge Luis Borges se roba todo el protagonismo. A saber: Borges en inglés, Borges en castellano, Borges y Bioy, Borges y la compra millonaria de sus derechos, Borges y los editores y sus reincidencias, Borges y todos los libros, el libro. El último ordenador se llama “Pulp fiction”, y como indica su nombre está dedicado a fenómenos populares, los best-sellers, las series de televisión y la última estafa del mundo editorial 50 sombras de Grey. La riqueza de Páginas Criticas está en las preguntas que surgen después de leerlo: ¿La nueva gran novela americana acaso es una serie televisiva? ¿El gran escritor yanqui del siglo XX, “el que inventó Norteamérica”, en realidad es Vladimir Nabokov, un ruso autoexiliado que aprendió inglés a los ponchazos? ¿Quién va a poder cumplir el faraónico proyecto de hacer la mejor edición de la obra completa de Borges?
Formas de leer y narrar de Proust a Mad Men es el subtitulo del libro. En Busca del tiempo perdido, obra clave de Marcel Proust y del siglo XX, fue editada en 1913 y Mad Men, serie creada por Matthew Weiner y una de las más importantes de la Tercera Edad de Oro de la Televisión, comenzó a emitirse en 2007. Las separa casi un siglo de distancia, los avances tecnológicos dieron forma a la creación de diferentes dispositivos técnicos que incidieron en la manera de narrar. El montaje cinematográfico influyó en la construcción de la novela moderna. Series como True Detective de Nic Pizzolatto hoy en día influyen a la hora de escribir diálogos, construir personajes e imaginar una historia. Un siglo de reciprocidad de influencias en la creación de un nuevo lenguaje. Como dijo Barthes cuando “la sociedad inventa sin cesar un nuevo lenguaje (…) inventa al mismo tiempo una nueva crítica.”//∆z