El nuevo disco de The New Pornographers es un ejemplo de sofisticación y complejidad. Brill Bruisers se diferencia y resalta en un género, el pop-rock, donde se privilegia la fragilidad del éxito inmediato.

Por Pablo Mendez

Una primera afirmación con tono absolutista podría ser: “así se hace pop rock del nuevo milenio”. Complejidad en la composición sin perder el estribillo que garantice rotación en los medios especializados es la característica dominante del nuevo disco de los pornógrafos. Brill Bruisers no se aleja del sonido que ha imperado en todos sus discos, la diferencia está en la potencia de sus canciones. Explosiones de voces y arranques rítmicos, cambios de texturas y un espesor en el volumen caracterizan el vigor de este nuevo trabajo.

Los canadienses han usado de la mejor música pop de todas las épocas para evolucionar en un sonido más desprejuiciado y con la connivencia de las nuevas tendencias musicales de los últimos años. Guitarras y sintetizadores promocionan su protagonismo en cada canción, como si de ese juego saliera una definición que acotara la esencia del disco. A pesar de reconocer en su discografía los guiños retro de distintas épocas del rock y pop, The New Pornographers lamen de la psicodelia de los años sesenta o del new wave de los ochenta para quedarse con el gusto de recetas de autor.

Brill Bruisers transita por la placidez de lo heterogéneo. Comienza con el tema que le da título al disco y del cual se sabe de antemano rascará la cima de los rankings con esas secuencias de épica pop: destello coral que rastrea los himnos playeros de los Beach Boys. Neko Case transmuta su voz en “Champion of Red Wine”, otorgándole la melancolía de las baladas de los ochenta. “War of the East Coast”, uno de los cortes de difusión, suena  a la expectativa dark de Love & Rocket y las guitarras humeantes de distorsión de Placebo. En “Marching Orders” la línea de bajo somete a la canción a un ritmo preciso que se mece en las melodías que nos transportan inevitablemente a ondular nuestras cabezas, así como “Wide Eyes” coquetea en la misma sintonía: una composición alegre no ausente del new romantic que se propagó como respuesta del pop comercial en los años de los One Hit Wonders. Más acorde al sonido naïf propagado por el indie pop del nuevo siglo, “Dancehall Domine” es el otro corte de difusión  que  ha tenido el beneficio de la aclimatación visual de Youtube. “Spidyr” corteja la intención de fraseo testimonial hasta sucumbir en la tormenta instrumental.

Se los ha catalogado de supergrupo ya que todos los integrantes pertenecen a otras bandas en su Canadá natal, particularidad que se debe tener en cuenta a la hora de caracterizar a la banda, una horda de sonidos que nada tienen de simple manufactura descartable. Allan Carl Newman, compositor unánime de la agrupación, así lo entiende y ubica a cada integrante en las coordenadas precisas. “Born With a Sound” no es solo uno de los tracks de Brill Bruisers, también es el concepto de The New Pornographers, han nacido con ese sonido.//z

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