Humo del Cairo y Proyecto Quásar se presentaron el viernes pasado en un Santana Bar, adelantaron temas de sus próximos discos y desplegaron todo su poderío en una noche a puro rock.
Por Agustín Argento
Ya no sorprende a nadie que Humo del Cairo meta 200 personas en un concierto, que suene prolijo o que, finalizado el show, uno sienta que faltaron algunas canciones más para completar el set. Si este trío que ha participado de festivales internacionales y fue soporte de Judas Priest mantiene el nivel y el profesionalismo, puede que esté, todavía, más cerca del piso que del techo de su carrera.
Sin embargo, la sorpresa puede ser escuchar en vivo a Proyecto Quásar. Sin manager, sin sello musical, sin agente de prensa ni padrinos musicales, este sexteto del oeste porteño tiene una precisión y un sonido difícil de encontrar en el under local. Guitarra-voz, batería, dos percusiones (uno de los cuales hace las veces de primera voz), bajo y teclados (con efectos y noise), los Quásar subieron, tocaron y se fueron fuertemente aplaudidos.
Ambos grupos comparten sala de ensayo en el barrio de Flores y será por eso, tal vez, que la totalidad del público ya estaba dentro de Santana para escuchar a los teóricos soportes, quienes subieron a las 12 en punto de la noche. “Estos pibes siempre te sorprenden, nunca sabés para dónde van los temas”, decía un grandote a su amigo, cercano a este cronista, promediando el concierto de Proyecto Quásar. Y esa reflexión es reflejo de una gran verdad.
Con notorias influencias de The Mars Volta, At The Drive-In y Muse, las baterías cambian la rítmica en medio de las canciones, pero manteniendo el tiempo; las guitarras pueden ser rabiosas y dar un giro, de repente, a los arpegios. Todo eso, apoyado por un teclado que cuando su colchón comienza a sentirse como “normal”, desaparece para dar lugar a las melodías. Así, pasaron los 45 minutos por los que hicieron un rápido repaso de sus dos primeras placas (Proyecto Quásar y Prosopagnosia) y adelantaron temas del próximo disco.
Tras 40 minutos de espera, subió a las tablas Humo del Cairo. El inicio del show fue igual al inicio de su discografía: arrancó con “A Tiempo”, el primer tema de su primer disco (Humo del Cairo, 2008). Con una guitarra dura, densa y con cuerpo, los Humo, indefectiblemente, nos hacen acordar a aquellos primeros acordes que Josh Homme supo tirar en Kyuss. Esos graves, que tanto gustan en este estilo de música, sin embargo, jugaron en contra durante el comienzo del show. Ya al tercer tema, el sonidista había arreglado el asunto y las paredes, ahora, no vibraban por la saturación, sino por la potencia que emanaba el pequeño escenario de Santana.
“Si hay pifies, que no se note”, suelen decir los músicos; y como una verdad de perogrullo, los Humo cumplieron al pie de la letra con la máxima. Con precisión de relojero, la batería marcó la interpretación a lo largo de la hora de show (11 temas en total) y el bajo, que al comienzo saturó, terminó imponiéndose por potencia propia.
Humo del Cairo cerrará el año el 20 de diciembre en Niceto. Proyecto Quásar, por su parte, tiene pensadas dos fechas –aún no confirmadas- antes de fin de año.
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