En el Día Mundial de la Poesía compartimos un poema de la autora de Doliente (2016), Maldad: cantidad necesaria (2013), entre otros títulos.
No me enseñaron a quererme
me enseñaron lo que hay que hacer para ser querida
me enseñaron a ser objeto de placer de lo contrario una inútil
me enseñaron a ser deseada
a querer ser partida
me enseñaron a mostrar las piernas
me enseñaron que soy lo que disponga un grito de calle
me enseñaron que la bondad es decir que sí
que es un juego de minita decir que no
que soy la responsable de la voluntad del psicópata
me enseñaron a asumirme culpable de mi primera violación,
que mi trauma es la absolución de la segunda
el hostigamiento no es tanto si el niño es sufrido
el violador es menos violador si el niño ultrajado
que quizás un poco me guste el manoseo de tren
si la violación es colectiva es porque quiero fiesta
soy culpable del estado analfabeto
de la comicidad de algún funcionario virgen que no entiende
del vaciamiento corporal
culpable de la soledad estructural de mi alma
culpable de haber aprehendido la sumisión como respeto
culpable de la vergüenza
de pedir ayuda
quizás deseo sufrir
quizás me merezco el bife
algo habré hecho
la culpable soy yo la culpable soy yo la culpable soy yo
por creer que no va a pasar
nunca más que se va a disculpar
soy habitante de la falocracia
me enseñaron venderme al mejor postor
que por lo menos me pague el café
que me de un techo que invite la cena
que me coja
que me traslade
que me quiera seguir cogiendo
que me quiera solo para él
que me cele, que me grite, que me parta, que me encierre,
me prohíba me sacuda me mate
siempre por pasión.//∆z