De nuevo bajo el foco de las luces, Marilyn Manson presenta al sucesor de The High End of Low, Born Villain.

Por Gabriel Feldman

Manson es un provocador y en BornVillain no escapa de su esencia.  Desde su mirada quiere  atentar contra las buenas costumbres; contra el estilo de vida americano. Por eso ver  “Overneath the Path of Misery”, un film a modo de adelanto dirigido por Shia Labeouf –el actor de Transformers- , resulta predecible. Que más se podría esperar más que escenas de sexo explícito y violencia por violencia. Y no escapa de eso: en medio de una catarata imágenes al mejor estilo gore,  lo que más se destaca es un homenaje a la “Montaña Sagrada” de Alejandro Jorodowsky en la apertura del clip.

Aún con un titulo alusivo, “Nacido Villano”, es pretenciosa la idea de querer ser el mismo artista que impactó al mundo con Antichrist Superstar. Ahora el mundo es otro. Los chicos se siguen matando en la escuela, pero escuchan otras cosas. Manson se pone una etiqueta de malvado, y hay que reservarse el derecho de creer.  Hoy en día el excéntrico cantante no impresiona. Su personaje se ha gastado. Lady Gaga es más transgresora con todos esos disfraces que usa (y que parece que nunca termina de agotar). El hombre sigue sumergido en su propia fábula y se erige como Marilyn Manson, provocador y degenerado. Y al ser todo tan explícito, tan obvio, tan pornográfico, las cosas aparecen como una confirmación pura. No hay nada que descubrir, y Manson sigue siendo esa figura que tiene que ser: el supuesto villano. “I’m not man enough to be human, but I’m trying to fit in, and I’m learning to fake it” (no soy suficientemente hombre para ser humano, pero estoy intentando encajar y estoy aprendiendo a fingirlo), va a repetir en “The Gardener”. Pero el mito del demonio o anticristo ya no le sienta bien. No incomoda, no perturba, nada. Se resguarda en su rincón esperando a ser llamado como la causa de todos los males cuando la situación lo amerite.

En lo estrictamente musical con el bajista Twiggy Ramirez como mano derecha y máximo colaborador, la música de Manson alcanza buenos horizontes. No es el regreso esperado, pero es un buen augurio después de una seguidilla de discos en los que no logró hacer pie. Se codea con el metal, pero lo suyo es otra cosa. Siempre le sentaron bien las texturas industriales y acá lo intensifica, llevándolo a ritmos más gentiles e incluso bailables. “Hey, Cruel World…”, “No Reflection” o “Pistol Whipped” bien podrían estar incluidos en el soundtrack de las películas de Blade, donde vampiros de éxtasis se la pasan de discoteca en discoteca hasta que el cazavampiros los ajusticia. A la larga el sonido más endulzado recubre las interpretaciones del Reverendo. Canciones reiterativas y predecibles nos invitan a una fiesta electro-dance. Finalmente en “Murderers Are Getting Prettier Every Day”,Manson se rencuentra con el death metal de sus raíces para cortar con la fiesta aunque sea sólo por un rato, pero sumergido en su propio ecosistema de maldad, Manson muestra sus dientes y no muerde.

Como curiosidad de color, en el bonus-track del disco, a modo de post-data, salta una versión muy interesante de “You’re so vain” de Carly Simon con Johnny Deep colaborando en guitarra y batería. Manson no tiene problemas cuando se mueve en territorios ajenos y logra hacer buenas interpretaciones. El pop ahora no le queda tan lejano. Ya había hecho lo propio con “Sweet Dreams (are made of this)” y en esta oportunidad no decepciona. Así Johnny Deep cumplió con sus fantasías de rock-star y Manson le agrega a su disco otra arista para que hablen de él.