A través de la mítica historieta El Eternauta, retrató a la ciudad de Buenos Aires como nadie. Durante la última dictadura, perdió a su compañero y guionista Héctor Oesterheld y tuvo que abandonar el país. Un luchador armado con tinta y pincel.
Por Emmanuel Gentile
Durante el 2001, Francisco Solano López retomó el trabajo más importante que hubiera realizado como dibujante de historietas, El Eternauta, con guión del desaparecido Héctor Oesterheld. En la versión original, un grupo de hombres son sorprendidos por una intensa lluvia de copos de una nieve extraterrestre cuyo contacto con el humano resulta fatal. En esa primera edición, estos valientes hombres se unen a un ejército de sobrevivientes para enfrentarse a extrañas criaturas provenientes de un planeta desconocido. Sin embargo, cuarenta años después, ya junto al escritor Pablo Maiztegui, la historia sería otra. Dejando a un lado incluso la continuación de la segunda parte, se adelanta en su imaginario 40 años en el futuro, en una Buenos Aires reconstruida por los invasores, donde masivos lavados cerebrales a los sobrevivientes hicieron a la gente creer que la llegada fue pacífica, y sólo unos pocos resistentes conocen la verdad de la invasión. El trabajo se publicó en 2003 con el nombre de El Eternauta, el regreso, y la intención de los autores fue retratar una forma diferente de dominación, basada no en el poderío militar sino en la manipulación de las masas.
“Estamos echando una mirada sobre la actualidad, basados en una metáfora explícita: el país invadido por extraterrestres, que son en realidad las finanzas internacionales. En esta parte nos interesó mostrar cómo lograron los invasores perpetuar la dominación a través de los mecanismos de la democracia. Tal como pasó en América Latina con Collor de Melo, Alan García o Menem”, explicaba, didáctico, Solano López.
A las 4:15 horas de este viernes 12 de Agosto de 2011, falleció a los 83 años
el dibujante de historietas que inmortalizó el personaje de El Eternauta creado por Héctor Germán Oesterheld, quien formaba parte de la organización peronista de izquierda Montoneros y fue secuestrado y desaparecido en 1977, en plena dictadura militar. Solano López, en cambio, había abandonado el país, y desde España, completaba en el exilio la segunda parte de la mítica historieta.
Estaba internado desde el domingo 7 de agosto en la sala de terapia intensiva del hospital Italiano al cuidado de dos de sus hijas que viven en el país: Marina y Lorena.
Había sufrido un ACV que lo obligó a internarse en una clínica de recuperación. Pero el domingo 7 de agosto su voluntad de pelearle a la enfermedad le jugó en contra. Intentó levantarse de la cama solo y se cayó golpeando su cabeza en el piso, lo que provocó una hemorragia cerebral. Estuvo en coma desde entonces.
Pocos días atrás pudo ver los resultados del dibujo animado de “Esa Mujer”, la película de María Seoane sobre la vida de Evita según el texto de Rodolfo Walsh. Y se mostró conforme con el resultado de su trabajo, ya que había asesorado a la directora sobre los dibujos.
Su última obra la realizó para Télam, ya que ilustró una “sitcom” escrita por Teodoro Boot llamada “La Sección Imposible”, cuya publicación, en capítulos, seguirá sorprendiéndonos.