La cantautora chilena celebró su concierto más grande en Argentina el pasado 4 de noviembre, en un Movistar Arena agotado. Cantó al amor y al desamor en todos sus ritmos, con una dramática puesta en escena.
Por Juan Carlos Figueroa
Ya nadie ignora la avasallante voz de Mon Laferte, pero es extraordinario descubrir lo mucho que se crece en vivo. Que les pregunten a las más de 16 mil personas que tuvieron la oportunidad de escucharla el pasado 4 de noviembre, en un Movistar Arena agotado. Mon conmovió y se fue conmovida de Buenos Aires, luego de ofrecer el que ha sido su concierto más grande en Argentina.
Voz avasallante, sí, pero además una presencia dramática estallada desde el principio. ¿Qué tan dramática? Pues las pantallas mostraban una rosa roja encendida en fuego y, de fondo, la voz de Raphael -el “rey de la balada romántica”- cantando Yo soy aquel. Apenas terminó el último alarido de “¡amor!” de Raphael, apareció Mon en medio del escenario, vestida con un abrigo negro, largo y acolchado. Después de semejante introducción, tenía que golpear duro. Y lo hizo: lo que sonó fue Aunque te mueras por volver.
“¡No puedo creerlo! Les extrañaba mucho. Espero que gocen, que canten, que lloren”, dijo en su saludo. Y se gozó, se cantó y lloró mucho. Mon, ganadora de cuatro Grammys latinos, se las ingenió para resumir su ecléctica carrera en casi dos horas de show. Cantó al amor y al desamor en todos sus ritmos: pop, ska, cumbia, boleros, rancheras, incluso salsa. Su voz lo pudo todo: en todas sus versiones fue oportuna y brillante.
En ese juego de los cantantes de callar para ver si su público corea sus canciones, siempre se corre el riesgo del silencio. A Mon le ocurrió todo lo contrario. Cuando intentaba retomar el verso de alguna canción, debía detenerse una vez más, sorprendida y complacida por el compromiso del público argentino que lo cantó todo. Y ella lo celebró feliz: “¡Siempre digo que el público de Buenos Aires es el mejor!”.
Repertorio en cuatro actos
Mon se armó una obra en cuatro partes, que le sirvió para brindar cierta unidad al espectáculo y recorrer toda su carrera. Los dos primeros los llamó “El presagio” y “Y el miedo nos ha entrenado”. Sirvieron para presentar algunos de los temas de Carmen 1940 -su último álbum de estudio-, entre ellos Supermercado y Placer Hollywood.
Justo con Placer Hollywood sorprendió invitando al escenario a Mateo Sujatovich, líder de Conociendo a Rusia. “Este tema lo escribí un Día de la Madre… Necesito que me ayuden con los coros, que son como un gran orgasmo”, dijo Mon, graciosa. Y así, llegado el momento indicado, logró un “orgasmo colectivo” de 16 mil personas.
El plato fuerte de este intervalo fue, de todas formas, Amor completo y Antes de ti. El primero porque es uno de sus grandes éxitos, extracto de su tercer álbum Mon Laferte Vol. 1. El segundo, por las acrobacias vocales de la cantante. Siempre en un escenario sobrio, sin mayor despliegue de luces y sin el confeti acostumbrado en la mayoría de los recitales de estos días. Únicamente tenía una pequeña tarima adicional, en el centro del escenario, a la que Mon se subía justo para llamar la atención en esos momentos de gran destreza vocal. No le hacía falta nada más.
La mexicana
Pero siempre puede más. Uno de los grandes momentos de la noche ocurrió en la tercera parte del show, a la que llamó “Se me quema el corazón”. Vestida de traje, sin corbata y con la camisa abierta, advirtió: “Vamos a hacer llorar esa guitarra”. ¿Y cómo puede ser esto mejor? Pues resultó en una Mon casi a capella -acompañada solo por un guitarrista- que se despedazó cantando, precisamente, Se me va a quemar el corazón.
Este tema forma parte de Seis, álbum que lanzó también en 2021, tan solo unos meses antes de publicar 1940 Carmen. Mientras este último es un trabajo en clave de pop/rock, Seis es un homenaje al folklore mexicano. Para esta grabación contó con la colaboración de artistas como Alejandro Fernandez y Gloria Trevi. Pasa que Mon nació en Viña del Mar, en la costa de Chile, pero también es mexicana. En junio pasado anunció que le concedieron la doble nacionalidad luego de 15 años viviendo en México. Además, su hija y su esposo son mexicanos.
“¡Matenme las ganas! ¡Quiero del amor desaprender!”, cantó con toda la pasión charra. De este álbum también entonó arropada en trompetas Una mujer y Calaveras. El homenaje a México estuvo completo con la versión que hizo de Invéntame, del cantante Marco Antonio Solis. Un lujo.
El gran final
Y llegó el último acto: “Éxtasis”. Y acá se dejó ver la más divertida y desenfadada de las Mon, para cantarle a la marihuana –No te fumes mi mariguana-, al amor sado –Amárrame- y también a la lucha en las calles –Plata ta tá-. Es la misma Mon que pintó murales contestatarios en Valparaíso, la que hizo toples en la alfombra roja de los Grammys Latinos para denunciar la violencia policial de Sebastián Piñera y la gran aliada del colectivo LGBTI+.
Encantó con un traje acampanado, de vinilo rojo vibrante y con guantes largos con larguísimas uñas postizas. Era la invitación a la fiesta y todo el Movistar Arena se levantó a bailar. Para esto, Mon contó con ayuda: presentó como segunda invitada sorpresa a Cazzu, la rapera y compositora argentina. Juntas cantaron Fuiste de Gilda. Nada más y nada menos. Allí se terminó de ganar hasta el último de los presentes.
El gran final fue reservado para Mi buen amor y Tu falta de querer. El tiro perfecto. Todos, finalmente, satisfechos. Ya Mon visitó Colombia, Ecuador y Chile con esta gira. Después de Buenos Aires seguirá Lima, para luego cerrar el año con varias fechas en todo México.
“Gracias por escuchar mi música”, dijo en su despedida, como si el regalo se lo hubiese hecho el público a ella, y no a la inversa, regalándole a todos semejante noche de emoción.