Mi Nave toma envión desde los entretelones del under rosarino para traer un sonido original y etéreo. Con su segundo LP bajo el brazo, Estela, el quinteto le cuenta a AZ qué los destaca del resto y cuáles son sus mayores deseos en este mundo musical y vertiginoso del cual son parte.

Por Estefanía Lestanquet

Sin limitaciones y con una inquietud creativa admirable, con ustedes… Mi Nave.

 AZ: ¿Cómo perciben la escena musical emergente en su Rosario natal?

MN: Rosario está en Santa Fe, Santa Fe está en Argentina, Argentina está en Sudamérica, Sudamérica está en América, América está en la Tierra, la Tierra está atrapada en la órbita de una bola de fuego gigantesca en una de tantas galaxias que habitan ese gran abismo vasto y desconocido que es el Universo. Dicen que todo comenzó con una gran explosión, desde ese día todo se expande, todo viaja hacia el infinito, todo es universal.

En este momento todos estamos en ese proceso expansivo, tanto en Rosario como en Estocolmo, tanto músicos como deportistas, es cuestión de estar atento a los acontecimientos que hoy marcan nuestra generación y la diferencian de las anteriores, no se trata de ser mejores ni peores, sino de ser perceptivo y permeable a esa información que nos atraviesa y absorber lo esencial. Este flujo de materia puro que se recoge no tiene ni una forma ni un idioma particular, está en cada individuo su interpretación y la de las mil y un versiones que de ella se generen. A veces coinciden, a veces no, es un hecho natural y mientras más honesto sea el acto creativo, más valioso es.

AZ: ¿De qué manera definirían la música que hacen? ¿Qué es lo que los distingue?

 MN: Una ciudad en plena actividad al mediodía, el murmullo de una fiesta lejana, un afilador irrumpiendo una siesta, un benteveo sobre un palo, un malvón creciendo en la cortada.

Es de día cuando empezamos a tocar, está oscuro cuando salimos  y sabemos que es gracias a nosotros. Cada uno lleva dentro de él una caja que carga en silencio con sus miedos y secretos nos juntamos para liberarlos y convertirlos en algo bello. Ya no somos tan jóvenes como para que nos preocupe la tristeza

AZ: En el logo o en las portadas de sus álbumes, encontramos la figura de algún animal. ¿Cuál de ellos creen que es el que mejor define a la banda y por qué?

MN: Cada animal simboliza un deseo, una idea o una necesidad diferente. Todos nos representan en nuestra búsqueda de transportarnos hacia un estado mental donde sea posible olvidar las limitaciones de nuestra condición de ser humanos, ser capaces de volar, ser salvajes, inocentes, instintivos, bellos, fuertes y puros. Como animales podemos hacer que una idea estalle.

estela

AZ: Estela es un disco quizá más introspectivo que Brillante. ¿Cómo fue el proceso compositivo de este nuevo material?

MN: Brillante fue el efecto que produjo la música cuando salió de la cueva en la que estábamos, filosas y primitivas las herramientas con las que nos defendíamos del mundo exterior. Más que un disco fue un acto de supervivencia.

Una vez fuera de esa cueva, una estela nos reveló un nuevo camino, como marineros mirando estrellas nos dejamos guiar hacia la dirección donde apuntaba ese dibujo en el cielo. Con nuevas y mejoradas herramientas forjamos armaduras y vehículos capaces de darnos el valor de adentrarnos en zonas inhóspitas y abandonar la comodidad de nuestra guarida.

Elegimos un páramo desconocido y sobre él edificamos un lugar nuevo para habitar, un lugar donde las cosas que suceden, suceden porque nosotros queremos que sucedan.

AZ: ¿Qué planes tiene para este 2015? ¿Hacia dónde quieren viajar?

MN: El 2015 es un año de elecciones, muchos piensan que hay que tomar una postura, elegir un lado u otro. En un mundo dividido elegimos viajar por la fisura que ese quiebre genera. Hay que conocer los extremos para saber dónde se encuentra el centro, hay que ir y venir y reconocer que el verdadero viaje es el retorno.//z