La cantautora Romina Péchin nos cuenta de su excelente disco debut Monte, de sus comienzos e influencias y de su próximo show en Casa Brandon.
Por Claudio Kobelt
Su voz, por momentos, se parece al ulular del viento entre los árboles, como algo a medio camino entre lo mágico y lo natural. Por instantes, a esa entonación profunda, se la siente cálida, tímida, de suma fragilidad, a punto de romperse, y otras veces es fría, dura, valiente, inmensa, y cruda. Una combinación de matices sorprendente, diestra y hechicera. La dueña y hacedora de este tono y búsqueda es Romina Péchin, que con Monte –su primer disco solista- realiza un debut más que sorprendente.
“Miles de pájaros negros vuelan/ dentro de mi pecho” canta en “Pájaros Negros”, y algo se crispa en el aire que separa el parlante del oyente. Hay una emoción honda latiendo dentro de cada palabra disparada en su cantar. Su indiscutible talento vocal navega libre entre ritmos electrónicos, secciones de cuerdas, ritmos folclóricos, melodías pop y experimentación sonora. Y en esa mezcla rara y encendida que las canciones de Péchin se destacan, distinguen y cobran un vuelo infinito.
Luego de la presentación oficial de Monte en Café Vinilo, y a días de una nueva serie de shows en Capital, hablamos con Romina acerca de este su primer disco, su búsqueda, sus influencias, referencias y secretos.
ArteZeta: Monte es tu primer disco solista ¿fuiste parte de otros grupos o siempre trabajaste en tu propio proyecto? ¿Hace cuánto que haces música?
Romina Péchin: Cuando empecé la secundaria, en General Pico, La Pampa, tomaba clases de música y guitarra. Me gustaba hacer canciones: escribía letras y luego las musicalizaba. Luego, cuando me vine a estudiar canto y musicoterapia a Buenos Aires, comencé a conocer músicos, formé parte de algunos grupos de distintos estilos musicales: Rock Sinfónico, otro que era una mezcla de Reggae-carnavalito-cumbia, otro de folklore… Más adelante canté tango en dúo, primero con un guitarrista y luego con un pianista y paralelamente a eso siempre componía canciones que las tenía medio guardadas, hasta que empecé a armarlas junto a un músico guitarrista, con el que comenzamos a grabar un disco que al final no se terminó. Hace cuatro años me metí con otros instrumentos más electrónicos, como sintetizadores y programaciones electrónicas, y eso me llevó hacia otro lugar que es por donde ando ahora, con Monte.
AZ: Se pueden percibir tanto detalles folclóricos como de pop electrónico, de experimentación, de canción… ¿Cómo describirías tu música?
RP: Como un montón de elementos unidos formando una imagen. Como algo que late en mí y que necesito materializar; lo armo, lo desarmo, lo escucho, lo pierdo, lo encuentro, y en algún momento quizás se parece a una canción. Es muy difícil definir o describir la música, hay que entregarse a la escucha.
AZ: Las canciones parecen referirse a paisajes, a momentos vividos en ese entorno natural, como si tu Pampa natal hubiese sido una gran influencia al momento de pensar esta música. ¿De qué hablan tus canciones?
RP: Algunos de esos paisajes abiertos y extensos son de mi Pampa natal, otros son el deseo de silencio, y hay algunos que no tengo ni idea de donde son. Mis canciones hablan de estados, de imágenes y de pensamientos que no puedo especificar; son ventanas que pude abrir y que no quiero cerrarle a los que escuchan.
AZ: Hay un tema en particular llamado “Tómbe” ¿Cuál es su significado?
RP: “Tómbe” surgió de la lectura de la poesía de Oliverio Girondo. Luego, en el mundo de Monte, se convirtió en soltar, caer, chocar, separar.
AZ: El disco tiene una infinidad de sonidos involucrados, así como también un especial cuidado en el aspecto sonoro ¿Cómo te presentas en vivo, con qué tipo de formación?
RP: En las presentaciones del disco en La Pampa la formación fue: Octavio Pechin en guitarra de nylon, Diego Marchionatti en guitarra de nylon y pedales, Cássio Carvallo en programaciones electrónicas y guitarra acústica, Eva Hárvez en coros y yo en voz, teclados y programaciones electrónicas. En la presentación de Café Vinilo, en Buenos Aires, se sumó Nicolás Rainone (Productor del disco) con contrabajo y Juan Ignacio Ferreras con violonchelo.
AZ: ¿De dónde viene el nombre del disco? ¿Y ese particular arte de tapa?
RP: Monte es el recorte de un territorio muy amplio en donde nacen las acciones. Un lugar donde los pensamientos se encastran para dar lugar a algo nuevo. También me gusta el sonido de la palabra. El arte de tapa lo hizo Gabriel Rud, un diseñador que hace arte digital que me gusta mucho, le envié algunos temas y algo escrito sobre mi música y él me devolvió esa imagen.
AZ: ¿Qué artistas crees pueden servir de referencia para entender tu sonido? ¿Qué influencias de peso hubo en tu formación y/o al momento de grabar este disco?
RP: Influencias de peso son Ella Fitzgerald, Mónica Salmaso, Erik Satie, Tom Yorke, Björk, Julia Holter, Nils Frahm, jacaszek…por nombrar algunas.
AZ: ¿Cómo ves el panorama de la escena independiente argentina en la actualidad?
RP: Es mi primer trabajo discográfico y la verdad es que estoy aprendiendo muchas cosas nuevas. Lo que se ve en la escena musical son cada vez más músicos autogestivos que editan sus discos de manera independiente, situación que facilitan las plataformas digitales. Esta auto-gestión es mucho trabajo pero te permite tener control y propiedad sobre tu música, y también mayor consciencia del mercado y la escena cultural. Dentro de la escena de acá me gusta mucho Florencia Ruiz y Lucio Balduini, entre otros.
AZ: ¿Cuáles son tus planes en un futuro inmediato y para lo que resta del año?
RP: Tocar con otros músicos. Compartir mi música y que se vaya transformando en ese camino.//∆z
Romina Péchin en vivo
Viernes 26 de Junio – 21:30 Hs
Junto a Diego Marchionatti
En Casa Brandon: Luis María Drago 236 – CABA
Entrada: $50