Pablo Malaurie presenta El beat de la cuestión. Doce canciones llenas de sensualidad y mística creativa. Una creación fresca, atractiva e idónea que demuestra que los sonidos están más vivos que nunca.

Por Nayla Madia

Tras un aclamado debut como solista en el año 2010 con El festival del beso, (disco que contó con su edición japonesa a través del sello Low Vol) y luego de participar en un video que forma parte del sitio web La Blogothèque del reconocido cineasta francés Vincent Moon, Pablo Malaurie presenta El beat de la cuestión, su nuevo material discográfico. Un disco que sale a la luz conectando estilos y atravesando “un viaje desde una cabaña destrozada hacia una discoteca”, tal como detalla el propio músico. En esta travesía que se enmarca entre dos vertientes enlazadas entre un ying y yang sonoro, lo acompañan Nacho García (teclados y sintetizadores), Tomás Molina Lera (batería), Adrián Rivoira (bajo) y Nicolás Gullotta (guitarra).

Si en su primer álbum el compositor, incursionaba con el ukelele y los sonidos minimalistas, en El beat de la Cuestiónla metamorfosis se hace presente, a partir de un salto cualitativo. En este nuevo material, Malaurie se abre camino hacia un panorama experimental más amplio y evocativo en el que conjuga instrumentos y fusiona estilos, acrecentando mucho más su espectro sonoro.

“Pasto en la espalda”, el primer tema del disco, nos recibe con un segmento instrumental onírico al que se le suma la particular voz de Malaurie que se extiende con suavidad. Rápidamente, la batería irrumpe con fuerza y da lugar a una melodía que muta, llenándose de resplandor y gran impacto auditivo. Sin dudas, esto permite evidenciar desde el inicio la toda  la fuerza del disco.

La potencia efervescente continua con “Interferencias totales”, canción en la que el rock se mezcla con pinceladas electrónicas para dar lugar a una melodía hipnótica en la que  el músico enciende la pista de baile a través de un recorrido psicodélico, provocador y audaz (“El sonido de la nueva era está creciendo. Cada vez son menos los que están obedeciendo”). A su vez, en “El Beat de la cuestión”, el tercer tema del disco, el músico se inclina hacia una aventura llena de frenesí y tintes futuristas que amplían el abanico de sensaciones que se despliegan a partir de versos que exponen el hecho de no mirar hacia atrás y avanzar en nuestro propio camino.

A continuación, Malaurie establece un clima más pausado y contemplativo. Desde una gran intro a cargo de guitarras texturizadas comienza “Desalineada”: una melodía sensitiva que da lugar a un fragmento musical distinguido. En esa línea también se ubica “Ahá mhm”, compuesto a partir de un exquisito juego sonoro que coloca a esta pieza dentro de uno de los momentos más intimistas, reflexivos y profundos dentro del álbum.

Posteriormente, canciones como “Los míos”, “Lorelei” y “La mía” ofrecen una arrasadora mezcla de  sintetizadores, teclados, bajo y ecos. Luego, la energía expansiva comienza a levitar al sonar “Alas con él”.  Una canción en la cual el compositor va desplegando fotogramas del pasado remarcando (a partir de un lenguaje musical directo y  sumamente expresivo) el hecho de volver al centro de uno mismo.

Párrafo aparte merece “Seymour Cassel”, canción que retoma el encanto y la influencia del flamenco para dar lugar a una melodía colosal en la que las guitarras criollas recrean un segmento musical alegre donde priman los ritmos ascendentes, y las vibraciones positivas dentro de una lirica contemplativa (“creo que no existe lo que hay si no fuera como ha sido”).

Otro de los puntos más emblemáticos del recorrido llega con “No te hagas la leidi”, un tema que se encarga de poner en primer plano tonos altos dentro de un fragmento bailable que se extiende hasta alcanzar falsetes que entran, salen y fluyen entre susurros en “Constelación Abductora”, canción enérgica y envolvente que encandila desde el comienzo y logra sintetizar el final de un trayecto musical brillante.

A través de distintas capas sonoras llenas de sensualidad y mística creativa, el músico ofrece doce canciones que logran gran unidad y cohesión. Con El beat de la cuestión, Pablo Malaurie exhibe una creación fresca, atractiva e idónea que demuestra que los sonidos están más vivos que nunca y gracias a ello, “sigue galopando el corazón” con dinamismo, energía e intensidad.//z

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