Master of None, serie comandada por Aziz Anzari, profundiza en tópicos usualmente abordados pero pocas veces deconstruidos. Con dos temporadas en su haber, su creador y protagonista se mete con el amor, los padres, el racismo y las aplicaciones en la generación hiperconectada.

Por Iván Piroso Soler

El líquido pre-seminal puede dejar embarazada a una mujer, según le cuenta Dev a su compañera en la cama. Ambos con su celular encendido en la oscuridad, intentan averiguar qué riesgos corren tras haber mantenido relaciones con un condón pinchado. Finalmente deciden llamar a un Uber para que los lleve a una farmacia cercana para poder comprar una pastilla anticonceptiva. En el primer acercamiento que tenemos con la serie producida por Netflix y estrenada en el 2015, ya podemos ver a lo que nos enfrentaremos: sexo desprejuiciado pero aún así con contratiempos que se mantienen a lo largo de todas las épocas, redes sociales y aplicaciones que nos facilitan la noche. Anzari puede entenderse como una avenida que cruza todas las generaciones de una metrópolis: hijo de inmigrantes, hiperconectado, progresista atrapado en el Imperio y cómico en proceso de deconstrucción. Tal es el creador de este cóctel políticamente correcto que ya cuenta con seis nominaciones de los premios Emmy.

Escoltado por actores y actrices reconocidísimos del medio (Eric Wareheim como el amigo típicamente blanco, Kelvin Yu como su mejor amigo -taiwanés- y Nöel Wells como su novia caucásica son tan solo tres nombres del ejército que lo acompaña) Anzari compone el personaje de Dev, un actor neoyorkino que va de puerta en puerta buscando papeles que lo saquen a flote en una ciudad que se esfuerza en comprender. Mientras tanto, va de bar en bar y merienda en merienda con sus amigos reflexionando sobre amores, desamores y culpas paternales en esta serie bellamente charlada.

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Según sus propias palabras, Anzari intentó basarse más en relatos como Annie Hall y Shampoo que en Friends o Seinfeld para hablar de su generación habitante del primer mundo. En ese sentido, la serie original de Netflix se da el gusto de dejar con un sabor agridulce a los espectadores episodio tras episodio, hurgando más en el bello vacío de una noche que terminó con la chica linda diciéndote que va a volver con el ex que con la euforia de una buena noche de sexo que quizá nos brinden otras series.

Afianzado como comediante de stand-up luego de un exitoso paso por Parks & Recreations, Anzari se da el lujo de manejarse con comodidad por una diversa cantidad de tópicos. Aún con la inteligencia que transita por temas como la hipercomunicación o los padres, por momentos Master of None no se decide por qué problemática ir a fondo, llevándonos a la angustia o la culpa y dejándonos allí colgados. Sin embargo, también es cierto que apunta todas sus balas al flagelo del estereotipo indio en la ficción -naturalmente, tocando el hombro de otras minorías como la asiática o la negra-, forjando quizá el mejor capítulo como lo es el cuarto de la primera temporada, en la que lucha contra una corporación televisiva para que acepten a dos indios en una misma serie en lugar de uno. Causa difícil si las hay.

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Este año Master of None busca confirmar que se puede ser audaz en la ficción y convencer a la crítica alzándose con alguno de los premios Emmy a los que está nominada, incluyendo Mejor Serie de Comedia y Mejor Actor de Comedia, premio por el cual está nominado el propio Anzari.//∆z

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